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Espejo y brújula: el discípulo y el heredero

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Espejo y brújula: el discípulo y el heredero

CONSUELO SÁIZAR DE LA FUENTE

En 1938, Manuel Gómez Morin convocó a un grupo de jóvenes universitarios a fundar la revista Jus, que se transformó en una editorial.

En 1939, convocó a estudiantes, académicos e intelectuales a fundar una Acción Nacional, para educar cívica y democráticamente a los ciudadanos de un país que surgía de las cenizas de la revolución mexicana para aprender a ir a votar. (Rectores)

En el 2000, con votos depositados en las urnas, se alcanzó la presidencia de la república.

El 18 de octubre de este 2025, Jorge Romero Herrera convoca a una nueva era del Partido Acción Nacional, y acompañado de intelectuales y académicos, propone a la sociedad TODA, un partido basado en los valores de patria, familia y libertad, una asociación política basada en la libre adhesión a un ideal compartido.

El 29 de noviembre, es decir ayer, convoca a una asamblea nacional para fijar la ruta política del PAN para los próximos años,

Y formula las acciones cívicas para trabajar en una alternativa que devuelva el equilibro democrático a México.

El 30 de noviembre, es decir hoy, acude a la Feria Internacional del Libro -el principal foro del pensamiento y las ideas de nuestro idioma- para presentar dos libros que son espejo y brújula de esta renovación: un díptico político que ofrece la doble exigencia de su tiempo: un espejo para mirarse sin indulgencia y una brújula para trazar un rumbo que nos incluya a todos.

Acude, acompañado del heredero y del discípulo, los autores de los dos libros que hoy nos reúnen.

De Julio Castillo López, el digno heredero intelectual de su padre, el inmenso Carlos Castillo Peraza, figura capital del pensamiento político mexicano; y de Fernando Rodríguez Doval, el discípulo de Alonso Lujambio, uno de los destacados artífices de la ejemplar transición política mexicana del año 2000, de injusta muerte temprana.

Y, para dejar claro el compromiso del PAN con la cultura y el pensamiento, está aquí también la doctora Kenia López Rabadán, diputada presidenta de la actual sexagésima sexta legislatura, y con quien -siendo presidenta de la Comisión de Cultura de la sexagésima primera legislatura- gestionamos y logramos el mayor presupuesto para Cultura de la historia de nuestro país, esto durante la presidencia de Felipe Calderón Hinojosa.

Se presentan, pues, dos libros que, sin duda alguna, devuelven al PAN su linaje intelectual: "El poder desmedido: cómo se desmanteló la democracia en México y qué hacer para recuperarla", de Fernando Rodríguez Doval, y "27 reglas del líder humanista: una guía para encabezar con propósito e integridad", de Julio Castillo López.

Ambos textos son, simultáneamente, un manifiesto y una confesión. Representan el esfuerzo de dos demócratas que saben formular que la democracia se basa en el lenguaje, en saber usar el lenguaje.

Bajo esa premisa, Fernando Rodríguez Doval escribe con la precisión del politólogo y la memoria del discípulo.

En «El poder desmedido: cómo se desmanteló la democracia en México y qué hacer para recuperarla» deja claro que toda democracia se pierde primero en el lenguaje del poder y después en sus instituciones. Recuperarla exige subvertir ese orden.

El texto contiene una disección precisa y sobria de la regresión democrática mexicana. No hubo golpe de Estado, sostiene Rodríguez Doval, sino un desmantelamiento metódico del sistema republicano desde dentro: una lenta colonización de las instituciones por un liderazgo que instrumentalizó la legitimidad electoral para anular los contrapesos.

Rodríguez Doval identifica tres síntomas de la enfermedad. El primero es la captura del juicio: la pretensión de someter a ministros y jueces a elección popular, destruyendo la imparcialidad técnica en nombre de una legitimidad plebiscitaria.

El segundo, el ejercicio del desprecio: la retórica del enemigo, la polarización como método, la cancelación del adversario como interlocutor legítimo.

Y el tercero, la expansión militar: la transferencia de funciones civiles al mando castrense, la disolución de la república civil bajo la lógica de la obediencia.

El diagnóstico es implacable, quirúrgico, inobjetable.

Pero su mérito más profundo es ético: Rodríguez Doval no se refugia en la denuncia del adversario, sino que reconoce la deuda misma del panismo con la historia. Advierte que el populismo no habría prosperado sin la fractura moral de la primera alternancia.

El PAN no supo traducir la racionalidad económica en justicia social; la pobreza persistente fue su mayor derrota moral. Ese abandono del alma colectiva fue el terreno fértil para el resentimiento y la revancha.

La batalla cultural que alguna vez dio sentido al partido -la defensa de la ley, de la razón, de la mesura republicana-, y que fue -sin duda alguna- una victoria cultural, en palabras de Carlos Castillo Peraza, se diluyó y es preciso recuperarla.

II. Julio Castillo López escribe desde otro registro: el del catecismo cívico. «27 reglas del líder humanista: una guía para encabezar con propósitos e integridad» es un recordatorio de que la política, antes que administración de recursos o conquista de cargos, es una escuela de carácter.

Formula reglas que parecen evidentes, pero que son hoy revolucionarias:

- Persigue causas, no sillas.

- El ejemplo no es lo principal: es lo único.

- La honestidad es una disciplina, no una pose.

- La palabra es un contrato moral, no un sonido.

- El líder se prueba en sus renuncias, no en sus victorias.

Julio hereda, sin imitar, la voz moral de su padre, Carlos Castillo Peraza: la política es pedagogía del carácter; un pueblo sin carácter se vuelve rehén del ruido.

Las 27 reglas son "faros éticos que orientan una forma de ser y estar en la política y en la vida" , su propósito es proveer principios para orientar las decisiones y fomentar la integridad y la coherencia en el liderazgo, priorizando la verdad y el servicio por encima del cálculo y el oportunismo.

Sus reglas son la gramática de una política moral. "Adversarios, no enemigos": el principio de la convivencia.

"La honestidad, la más difícil": la virtud que no se negocia.

"Saber marcharse": la conciencia de que el poder es prestado y la institución, permanente.

Pero las reglas se juzgan por la vida de quienes las enuncian. ¿Cómo hablar de honestidad sin una autopsia del pasado? No bastan las condenas ajenas; se necesita el reconocimiento del propio fracaso, señala Castillo López, que además, proclama la necesidad de un liderazgo humanista, y formula un texto apoyado en bases filosóficas y teológicas profundas (Aristóteles, Kant, San Agustín, Maquiavelo, Maritain, Weber) para cada regla, lo que le da un carácter de doctrina o enseñanza formal. Esta base justifica las reglas como principios innegociables, no como meras opiniones.

Estos dos libros, publicados por Editorial Panorama (felicito a Mauricio Volpi por la colección de pensamiento político que está armando, y por la bellísima edición), ofrecen una lección de época:

México no necesita salvadores; necesita instituciones.

No necesita unanimidad; reclama contrapesos.

No necesita liturgia; exige pensamiento.

Ayer escuché con atención el discurso de Jorge Romero Herrera en donde convocó a dar la batalla cultural para imponer la agenda del PAN en la conversación pública, como partido de protesta y propuesta; de oposición y opción de gobierno.

Escuché también las declaraciones de la Senadora López Rabadán: «Estamos listos para abrir el partido, ganar y refrendar nuestras prioridades: patria, familia y libertad».

Leí la carta de Felipe Calderón, deseando que en la nueva era del PAN que el partido emprende cumpla su objetivo de impulsar y fortalecer su identidad. En su tiempo, dice Calderón, Carlos Castillo Peraza llamó a eso "apostar por nosotros mismos".

Ayer también, en la inauguración de esta feria, el ganador del premio FIL Guadalajara -en uno de los mejores discursos que se han pronunciado en este recinto, y vaya que los ha habido espléndidos- Amín Malouf afirmó: "Cuando una sociedad pasa de la dictadura a la democracia, nunca se puede estar completamente seguro de que no volverá algún día a la dictadura."

Y concluyó diciendo: «convencido de que la literatura es hoy más indispensable que nunca en la historia humana. Porque es a ella -es decir, a todos nosotros- a quien le corresponde reparar el presente e imaginar el futuro".»

Me permito refrasear sus palabras para expresar que estoy convencida de que el pensamiento es hoy más indispensable que nunca para la sociedad mexicana, que libra una encarnizada batalla cultural.

Porque es al pensamiento a quien le corresponde reparar el pasado y proponer un futuro, un futuro que nos incluya a todos.

Agradezco, por lo tanto, que me hayan incluido en esta presentación.

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