
Espero que me alcance la vida para encontrar a mi hija: Carmen Martínez, madre buscadora
Durante 14 años Carmen durmió a un lado de la puerta de su casa, ya que esperaba que, en cualquier momento su hija tocaría para entrar a la casa y pensaba que si se iba a descansar a la recamara no escucharía cuando su hija llegara para pedirle que le abriera.
En diciembre se cumplieron 18 años de la desaparición de Ofelia Ramírez Martínez, en el municipio de San Pedro de las Colonias Coahuila.
Ella radicaba en Houston, Texas, pero como muchos llegan a sus lugares de origen para pasar las fiestas de Fin de Año con sus familias, pero justo antes de la celebración de Navidad, ya no supo del paradero de su hija.
Carmen Martínez Gómez es una de las integrantes del colectivo Voz que Clama Justicia por Nuestros Desaparecidos y que forma parte de la Búsqueda Nacional en Vida de Personas Desaparecidas, la cual conforman grupos de varios puntos del país.
Durante esta semana llevan a cabo distintas actividades en la Región Laguna de Coahuila, entre ellas visitas a los Centros Penitenciarios, Centros de Rehabilitación o Semefo, con la intención de buscar indicios que las lleven a la localización de sus familiares.
La señora cuenta que Ofelia había cumplido 25 año en octubre, era madre soltera, tenía una niña de 6 años, la cual estaba a su cuidado, pues repite que su hija decidió migrar a los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades, incluso logró construir su casa, la cual dice llegó para “inaugurarla” y comenta que ha llegado a pensar que se la llevaron porque “los malos” pensaban que tenía dinero.
“No sé si fue eso (dinero) lo que se prestó para que se la llevaran, no sé, pero coincidió, porque ella acababa de inaugurar su casa y desapareció con todo y carro. Hasta ahorita no sabemos dónde está y su carro no apareció nunca, pero a ella se la llevaron un día que se hizo una balacera muy fea, en la entrada de San Pedro, fue en 2007”.
Carmen cuenta que, todos los días su hija se comunicada, “mañana, tarde y noche” con ella y el día en que desapareció, le marcó al medio día para pedirle que le cuidara a la niña, quien se encontraba en el colegio, pero como siempre estuvo a su cargo, ella le contestó que para qué se la encargaba, si ella la cuidaba mucho, incluso mejor.
Dice que pasaron dos días y al no tener comunicación con Ofelia, al tercer día fue a buscarla a la casa, pero estaba todo cerrado, por lo que quebró un vidrio para meterse al domicilio y observó que todo estaba intacto. Ahí fue cuando empezó su martirio, el cual se ha prolongado por 18 años.
Ante la difícil situación de inseguridad que en esos años se vivía en la Región Lagunera, Carmen cuenta que, hubo muchas familias que, como ella no volvieron a saber de sus hijos o esposos y tenían temor a denunciar, ya que se decía que la Fiscalía del Estado estaba “tomada por los malos”, por lo que pensaban que en cuanto alguien acudiera a formalizar la denuncia posiblemente se enterarían y los buscarían para “acabarlos”.
En su caso tardó dos años en formalizar la denuncia de la desaparición de Ofelia, pero reconoce que a lo que ella le ayudó fue que, “siempre ha andado apoyando en la política”, por lo que se acercó con funcionarios estatales, incluso con el mismo gobernador de ese entonces; Humberto Moreira para pedirle el apoyo.
Pero años después se dio cuenta que su denuncia no tenía un número de expediente y fue como si no la hubiera puesto. Por lo que no se formalizó hasta que se formaron los colectivos de búsqueda que empezaron a visibilizar la crisis de desapariciones que había en la región y empezaron a presionar a las autoridades para que hicieran su trabajo.
UNA LUZ DE ESPERANZA
Para Carmen las actividades que se están haciendo en la Búsqueda Nacional de Desaparecidos, es una luz de esperanza, pues en la jornada que hicieron en Centro Penitenciario de San Pedro, si obtuvieron algunos indicios para la posible localización de sus familiares.
“A nosotros todo esto que estamos haciendo nos da una esperanza, porque es vivir uno un infierno durante todos estos años, ahorita mi hija ya es abuela, su niña ya tiene una niña de 3 años y siempre queda el sentimiento de que si la viera su mamá, siempre queda esa pregunta. Yo he batallado mucho he trabajado mucho, soy mamá sola, soy hipertensa, diabética, vivo al día, pero eso no ha impedido que yo ande aquí, míreme aún sigo buscándola. Me atropellaron y ahorita ando toda chueca de mis piernas, me he caído y así ando haciendo por la vida”.
Carmen dice que tiene la esperanza que la vida le alcance para saber el paradero de su hija, vive con la ilusión de saber dónde está, qué pasó, aunque también dice que ya son muchos de vivir con angustia, ya se siente muy cansada, por lo que todo se lo deja a Dios.
“Todos estos años han pasado tantas cosas y ya me he quitado muchas cosas de mi cabeza, porque mi alma y mi cuerpo me dicen que ya, pero nunca he perdido la esperanza de saber en dónde quedó mi hija, tengo mi fe y esperanza en Dios, así como todas las que andamos en el grupo, ya nos hemos vuelto en una familia, tengo una vecina que pasa por lo mismo, ella vive espaldas de mi casa y mírenos aquí andamos juntas”.