Fragata portuguesa: el mayor grado de en el reino animal
El poema, como un lugar para vivir, no es una casa con las paredes y los muebles erguidos y en la posición correcta, ni siquiera el techo y la cama. Habitarlo puede ser invadir una habitación en la que alguien se encuentra dormido, o pagar el alquiler de una caverna en la que nada se oye. Si la poesía es el punto de encuentro del que había hablado Paz, Fragata portuguesa, de Laura Elena González, es una forma particular y alterna de ir a ese sitio, de atender a ese llamado en el que se explica algo sobre la condición líquida de la vida y sobre ese amor que nos hunde en el otro.
Publicado en 2025 por Mantis Editores, es un libro en el que se navega por la fascinación de las imágenes y sonidos que ocurren en el agua. La autora aprovecha los rasgos biológicos y el hábitat de la fragata portuguesa, también llamada agua mala, para evocar las múltiples y complejas sensaciones que nos deja la vida en pareja, el reconocimiento, la sensibilidad y la pérdida, así como una serie de emociones que, para el caso del poemario, son tentáculos que se cruzan y hacen nudos.
Laura Elena González nació en la ciudad de San Luis Potosí. Es poeta y maestra en Historia del Arte Moderno y Contemporáneo, así como gestora de proyectos editoriales y culturales. También ha practicado el periodismo y la docencia. Ha publicado cinco volúmenes de poesía: Ciudad sin puertas (Boldó i Climent Editores, 1992), La llanura despierta (libro colectivo, UNAM, 1998), Arena en las manos (Juan Pablos Editor y Ediciones Sin Nombre, 1999), Paredes de polvo (Conaculta, 2000) y Consolaciones de luz (Ediciones Sin Nombre, 2005).

ABRAZO EN RE
La primera parte del libro trata de las formaciones, no sólo de ríos, piedras y montañas, sino también de las estructuras que delimitan la experiencia humana. A la par, el agua toma su cauce en las líneas de cada estrofa, al igual que la espera, el deseo, el pensamiento y la capacidad de reconocerse. En “Abrázame en caso de incendio” es importante la inclusión de un “tú” al que se dirige la voz poética, porque es a partir de esta segunda persona que se gestiona un rasgo de comunicación con el que la vida puede tomar sentido y volumen. El texto propone dos entidades que se afirman en el principio de las cosas; intuye que la manerade estar en el mundo es a través de la compañía.
Es necesario destacar las posibilidades e imágenes que forman estos dos seres que se encuentran. Aunque la naturaleza de los versos es amorosa, también se percibe que este emparejamiento traslada la lectura a otras condiciones, como nuevas alternativaspara concebir la existencia y nuevas maneras de coexistir con un lado salvaje:
“Al amanecer nos descubrimos brillantes/ éramos materia luminosa/ animales sumergidos en el río”.
Para el último tramo de esta sección, aparece “Indistintos”, que de inmediato llama la atención por su apropiación del espacio en blanco, por esa disposición del verso en columnas que ofrece lecturas abiertas, diversificadas y de consistencia húmeda. El poemaaborda el concepto del cuerpo, o más bien, de dos cuerpos que se mezclan en el lenguaje del arrecife, que enredan sus mareas y que se entregan a la orquesta del oleaje y el naufragio. Toman como signo musical la nota de Re, la repetición y el retorno.
La segunda parte del libro comienza con “Recuerdo magia” que, dividido en nueve estancias, reproduce la naturaleza del jazz. El texto, al igual que el género musical al que alude, destaca por su intuición continua, su capacidad de explorar el sonido y de aproximarse a imágenes o referencias imprevistas que se ecualizan y retumban en la presencia del otro. Laura Elena escribe las vibraciones. Desde la palabra, crea la partitura de los misterios, las revelaciones de un entorno suscrito al cambio:
“(avisos):/ se reporta la caída de aerolitos en el área/ y algunas sonoras colisiones/ de instrumentos”. Así, la autora nos ofrece una apreciación del jazz hecha desde un oído que, a la vez de sentirse mitológico, puede ser terrenal y sensorial.
ESCENARIOS INCIERTOS
En el siguiente corte, titulado “En un circuito”, los poemas adoptan un registro más experimental en el que pierden cierta aspiración de comunicar para favorecer una búsqueda más provocativa. Esta sección plantea objetos irreales y complejos y, quizá, uno de sus propósitos sea disponer de tales objetos en un espacio emocional e interpretativo.
Para este punto, las formas, las texturas y las consistencias son algunas de las fijaciones más notables de la voz poética. El verso, entonces, adquiere un estado físico: traslada estos elementos y los conjuga con la sensibilidad y el pensamiento de un lector que ahora habita el cosmos marino.
También aparece una tanda de textos identificados por escenas, en los que la obra se inclina hacia una estética de lo performático que nos mantiene aguardando lo impredecible, que nos muestra diálogos inconexos, abstractos, pero sugerentes. Voces que pronuncian el enigma. La autora recurre otra vez a distintos cuerpos que, al ser acomodados sobre el escenario, configuran un mensaje, una estampa única que renueva el símbolo y la alegoría:
“Nos desdoblamos, se escapan nuestras sombras, aparece un reloj como una luna llena, el látigo del segundero atrapa nuestras miradas.”
La experiencia del libro se ha convertido en un evento teatral e íntimo que se extiende y concluye en un plano profundo e individual.

AGUA MALA
Para la última sección, se conserva el registro experimental, pero comienza a alternarse con poemas que se recargan en una claridad necesaria y estremecedora. La fragata se hace mucho más presente y su manifestación es la de un cuerpo que contempla y que se deja ser al salir del mar y tocar la playa.
“Alguien debe buscar afinidad con el mar/ aprender a vagar al ritmo de las olas/ golpear una y otra vez la orilla/ salir al aire// Me disuelvo y soy sal”
A partir de aquí surge una fragmentación: los textos funcionan como piezas que conservan una correspondencia íntima entre sus distintas figuras y sus posibilidades en el lenguaje. Un poema en el que esto se presenta claramente es “Fragmento desagregado del tiempo”, una composición que recrea la nostalgia de quien está frente al mar, al lado de alguien, tomando varios pedazos del recuerdo, de las palabras y de la agitación.
El libro concluye desvaneciéndose. Esta agua mala viene de una región profunda y se eleva, se da a la fuga entre la música. Una especie extraña que es memoria y olvido al mismo tiempo.

Fragata portuguesa es una obra que demanda una lectura atenta y dispuesta al cambio, a lo subversivo, y que ofrece una experiencia diferida e intensa; un desafío en el que es necesario ablandar las ideas de lo que entendemos por realidad, para entregarse con gozo al delirio.
La fragata es un cuerpo del agua que avanza en el océano abierto de la poesía y la experiencia del amor, y sus tentáculos comprenderán nuestra travesía hacia el infinito.
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