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Giulio Cesare y Julius Caesar

J. SALVADOR GARCÍA CUÉLLAR

Cayo Julio César fue un escritor notable, sus obras llamadas De Bello Galico y De Bello Civile presentan la historia de Roma en momentos de encrucijada para la república y el imperio. Pero además, fue un fiero guerrero, un tierno amante y un gobernante ambicioso. Pretendió sin éxito anexar Egipto a la república, que después él convertiría en imperio según sus frustrados planes, para lo cual sus dotes de conquistador amoroso le ayudaron a seducir y ser seducido por otra ambiciosa gobernante, Cleopatra, con quien contrajo matrimonio luego de incontables intrigas. Su ambición por el poder lo llevó a ser asesinado por un grupo de conspiradores en el que se encontraba su favorecido político Marco Junio Bruto, conocido solamente por el último de estos nombres.

Georg Friedrich Händel, compositor alemán después nacionalizado británico, nos deleitó con la entrega, en 1724, de la historia de los amores de César con Cleopatra. Se trata de una de las obras operísticas mejor elaboradas, y se llama Giulio Cesare in Egitto, en italiano, como sucede con casi todas las óperas.

En esta fabulosa ópera, cuyo libretista fue el italiano Nicola Francesco Haym, César derrota a su enemigo Pompeyo, cuya esposa, Cornelia, pide piedad para el marido, pero las intrigas son de tal magnitud, que Tolomeo, hermano y cogobernante de Cleopatra, le entrega a César la cabeza de su enemigo como el mejor regalo político que estaba a su alcance. Como vemos, las maquinaciones cortesanas son de muy alto nivel. Luego Cleopatra usa sus habilidades femeninas para seducir a César y ganar el trono de Egipto, aunque posteriormente se implica totalmente en su amor con César. En esta parte (segundo acto) Händel nos regala arias de inmensa intensidad dramática, por ejemplo, en la que Cleopatra, disfrazada de Lidia, aparece ante César rodeada por las musas del Parnaso. Los papeles de César y Cleopatra, escritas originalmente para el castrato Senesino y la famosa soprano Francesca Cuzzoni respectivamente, agotaban por completo las capacidades vocales de los cantantes, y en la actualidad nadie o muy pocos podrían interpretarlas con ese nivel de exigencia, por lo que los papeles del castrato ahora se transponen para barítono, tenor o bajo.

En una lucha entre Tolomeo y Sesto, -un personaje secundario- el primero se entera que César ha muerto al caer de una ventana luego de que intentaba huir de sus enemigos.

Después aparece una lucha por el poder entre Cleopatra y Tolomeo, y cuando este se cree triunfante por la muerte de César, de pronto ve que está en un error. Cleopatra sale triunfante y, victoriosa, entra en la ciudad de Alejandría junto con Julio, su nueva pareja. César proclama a Cleopatra como reina de Egipto y promete ayudar a su reino. Se declaran su amor y la gente aclama su felicidad y la llegada de la paz a Egipto.

Por su parte, Shakespeare nos presenta el asesinato de César por un grupo de intrigantes, entre ellos el personaje principal de la obra, Marco Junio Bruto, quien está en la conspiración por amor a la patria, pues considera una traición el hecho de que César busque suprimir la república y convertirla en imperio. En cambio, los otros conspiradores tienen motivaciones oscuras, como la ambición por el poder. Al final, César es asesinado y profiere la muy conocida frase: "Tu quoque, Brute fili mi?" (¿Tú también, Bruto, hijo mío?)

Shakespeare, con la fuerza de su verso y la profundidad de sus personajes, nos presenta un drama político intenso donde la ambición, la lealtad, la traición y el destino se entrelazan de manera magistral. Su César es una figura imponente, cuya sombra proyecta tanto admiración como temor, y cuyo asesinato desata una vorágine de violencia y guerra civil. Los discursos de Bruto y Marco Antonio resuenan con una elocuencia que ha perdurado por siglos, pues exploran las complejas motivaciones detrás del acto y las devastadoras consecuencias que le siguen.

En definitiva, tanto Giulio Cesare como Julius Caesar nos invitan a reflexionar sobre la naturaleza del poder, la fragilidad de la vida y la perdurabilidad de las pasiones humanas. Estas obras maestras nos recuerdan que la historia, cuando se encuentra con el arte, adquiere nuevas dimensiones y sigue resonando con fuerza a través del tiempo.

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