El escándalo mediático de la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmedo de Baja California y su esposo Carlos Torres Torres, es una muestra más del paupérrimo nivel profesional y ético de la nueva generación de políticos mexicanos.
Esta camada ha llegado al poder gracias a su oportunismo y arribismo, sin contar con la preparación y experiencia necesarias para ocupar puestos políticos de relevancia.
Pero vayamos por partes.
En días pasados el político mexicalense Carlos Torres, quien ocupa el rimbombante cargo de Coordinador de Proyectos de Regeneración de Espacios Públicos en la administración de su esposa Marina, le fue retirada la visa para ingresar a Estados Unidos cuando cruzaba de Tijuana a San Diego por la garita de San Ysidro.
Dos días después su esposa y gobernadora recibió por correo un escrito donde el gobierno estadounidense también le retiraba la visa migratoria.
Según ambos informaron no recibieron explicación alguna sobre el motivo de tal medida por parte del Departamento de Seguridad Interna de la administración que preside Donald Trump.
Efectivamente el gobierno vecino otorga las visas a su criterio y puede retirarlas en cualquier momento sin mediar explicación alguna.
Estas acciones ocurren de manera esporádica con motivos muy diversos: desde el simple hecho de no haber pagado una infracción de tránsito hasta estar relacionado con alguna investigación de lavado de dinero, crimen organizado o tráfico de indocumentados.
Suele suceder también que el afectado es confundido con una persona del mismo nombre que enfrenta algún proceso judicial. El retiro de visas se hace comúnmente extensivo a toda la familia como medida de seguridad tal como podría haber ocurrido en el caso de Marina del Pilar.
Sus dos hijos no fueron afectados porque ambos son nacidas en California, es decir son norteamericanos de nacimiento. Otra prueba de la doble moral morenista: trabajan y cobran en México, pero confían el futuro de sus hijos a los Estados Unidos.
La falta administrativa o posible delito en el que podrían haber incurrido Carlos Torres y Marina del Pilar no parece ser grave, de lo contrario el tijuanense habría sido arrestado al ingresar a suelo norteamericano como ocurre en muchos casos.
Recordará usted que el ex secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, fue detenido en octubre del 2020 al arribar a Los Ángeles, California, acusado por narcotráfico y lavado de dinero, aunque meses después fue extraditado a México sin cargos.
Sin embargo, en el caso de los bajacalifornianos, se trata de un asunto personal que puede calificarse de grave porque involucra a dos altos servidores públicos en funciones.
Que le retiren la visa estadounidense a un ciudadano común y corriente no es noticia, pero que sea a una gobernadora y a su esposo es más que suficiente como para advertir que algo no anda bien en cuanto a su desempeño como personas y funcionarios.
Lo curioso es que Pilar Ávila ha respondido como si se tratara de un hecho político al grado de convocar a una conferencia de prensa con su gabinete para defender su honra y la de su marido, quien por cierto ha sido muy cuestionado desde tiempo atrás.
Carlos Torres inició su carrera política en el PAN, se cobijó en la sombra del presidente Felipe Calderón quien asistió a la boda con su primera esposa Vanessa Morrison, celebrada en Ensenada en julio del 2009.
En abril del 2020, Torres fue impulsado por la alta jerarquía panista para la candidatura a la alcaldía de Tijuana, pero Carlos Bustamante del PRI lo derrotó en las urnas. En el 2006 fue diputado federal plurinominal y años después diputado local de Baja California.
En el 2019 fue expulsado del Partido Acción Nacional, acusado de promover en el congreso estatal una maniobra para extender de 2 a 5 años el período del gobernador morenista Jaime Bonilla que finalmente invalidó la Suprema Corte de Justicia.
Torres se casó en el 2019 con Marina del Pilar cuando ella tenía 34 años de edad y estaba a punto de asumir la alcaldía de Mexicali. Desde entonces juntos han labrado su vida política en Morena que ha sido por demás exitosa y vertiginosa, especialmente en el caso de Ávila Olmedo.
Ambos contaron con el apoyo de López Obrador y han gastado fortunas en imagen y publicidad política.
Hasta el momento pocos se explican porque Torres fue colocado por su esposa en un puesto, según Marina es un cargo honorario, no obstante maneja recursos y proyectos onerosos de la cuenta estatal.
La mexicalense llegó a la gubernatura a los 36 años y hoy a sus 39 enfrenta su primera gran crisis política, toda vez que el retiro de su visa y la de su esposo se ha convertido en un enorme escándalo mediático a nivel nacional y en la región fronteriza de Estados Unidos.
Recientemente dijo que la visa no es necesaria para gobernar y que millones de mexicanos no cuentan con ese documento y no pasa nada. Habría que aclararle que tampoco es común que Estados Unidos retire de golpe las visas a una gobernadora mexicana y a su esposo.
El escándalo ha sido aprovechado por los opositores de Marina para criticar su gobierno y el estado de inseguridad de Baja California que sigue ubicada entre las cinco entidades más violentas. Según México Evalúa, en el 2023 se registró un aumento del 10.3 por ciento de los delitos mientras en el 2024 se registraron en Tijuana 1,807 asesinatos.
Este sábado cientos de bajacalifornianos realizarán en el centro cívico de Mexicali una carne asada para protestar por la actuación de la gobernadora Ávila Olmedo. Así las cosas en el norte del país.
AHORA EN JALISCO
Una influencer más fue ultimada en México, en esta ocasión se trata de Valeria Márquez acribillada el pasado martes por un pistolero solitario al interior de una estética en Zapopan, propiedad de la víctima. ¿No hay manera de poner un alto a tanto feminicidio?