Muere Horacio Carreón, el librero ambulante de Torreón
Se le solía ver en la avenida Morelos o en la calzada Colón ofreciendo libros a la venta. Siempre con su maletín cruzando su camisa o suéter. Era asistente asiduo a las actividades culturales. No había presentación editorial, exposición de pintura o charla que se perdiera. Si el evento no contaba con su presencia, hay incluso quien lo consideraba un fracaso.
Se llamaba Horacio, como el poeta romano, como el amigo de Hamlet. Además de librero ambulante, José Horacio Carreón Chávez era escritor y aseguraba haber redactado más de cuarenta obras. Él mismo imprimía sus poemas y confeccionaba plaquetes con fotocopias grapadas. Escribía sobre situaciones cotidianas, sobre personajes comunes y corrientes provenientes de su inventiva.
Los libros que vendía los extraía de su biblioteca familiar o los conseguía de otros lugares. Por las noches asistía a los eventos de cultura, como un residente entre vinos y canapés. Este miércoles su misa luctuosa se celebró al mediodía en una funeraria de la avenida Allende. “El terror coawila está de luto. Se murió Horacio, ¿y ya qué nos queda?”, acuñó el martes la popular cuenta de Instagram Torreón Gacho en una publicación.

Miembros de la comunidad cultural de Torreón también lamentaron su pérdida. La artista plástica Patricia G. Santiago escribió que Horacio siempre le consultaba por la cartelera del IMCE cuando ella encabezaba la coordinación de Artes Visuales.
“Era coqueto, a su modo, y siempre sonriente; dicen por ahí que fue más culto que mucha gente de cultura. Yo digo que él y sus colegas de las mesas de canapés sabían más de cultura local que muchos de nosotros que nos dedicamos a eso. Él vio mucho, quizá también bebió demasiado. Los puristas literatos y conservadores negarán su legado”.
Por su parte, el fotógrafo Jesús Flores invitó a no caer en la banalización de lo viral ni convertir a Horacio en un personaje, pues antes que eso fue un ser humano, un “hijo, hermano, sobrino y un amigo para muy pocos”.
MISA DE DESPEDIDA
A la misa de despedida de Horacio asistieron varios miembros del gremio cultural, entre ellos los gestores culturales Aldo Valdés y Elías Agüero, la artista Anahí García y David Boardman. Una noche anterior, durante el velorio, otros artistas y escritores acudieron a la funeraria para darle el último adiós.

Tras las honras fúnebres, Aldo Valdés resaltó el papel que desde el anonimato tuvo Horacio en los eventos culturales.
“Horacio fue una persona que siempre estuvo presente en las actividades culturales de Torreón. Si hiciéramos una lista de las personas que más han acudido a eventos artísticos y culturales, él estaría ahí. Era una persona que estaba empapada y relacionada con muchos temas del área de la cultura”.
Horacio partió a su última morada en medio de aplausos y con el féretro cubierto por una manta verde. Dicen que era muy bueno vendiendo libros, que era más culto que muchos eruditos del gremio cultural local. Dicen que él seguirá paseando en las calles y asistiendo a los eventos, por lo menos en forma de recuerdo o anécdota de quienes alguna vez coincidieron en su camino.