Cuando estamos a 50 días del nuevo año, es decir en la recta final del 2025, México muestra un panorama por demás desalentador y poco optimista.
De acuerdo a distintas firmas financieras, el Producto Interno Bruto crecerá apenas 0.5 por ciento luego de la caída del 0.3 por ciento en el tercer trimestre en comparación con el año anterior.
En materia de inversión extranjera directa el gobierno federal anunció una cifra récord de 34,265 millones de dólares al cierre del segundo trimestre del presente año.
Sin embargo, 28,914 fueron por reinversión de utilidades y solo 3,149 correspondieron a nuevas inversiones. Un tercer rubro clasificado como cuentas entre compañías sumó 2,202 millones de dólares.
En el segundo trimestre del 2024 se registraron 31,096 millones de dólares de inversión extranjera directa casi 10 por ciento menos que este año en buena medida por el periodo electoral.
Las mayores inversiones extranjeras procedieron de Estados Unidos, España, Canadá, Japón y Alemania, en porcentajes que van desde el 42.9 por ciento hasta el 3.7 por ciento.
En materia de inversión privada nacional el panorama es preocupante. A principios del año se anunciaron inversiones por 25,856 millones de dólares para todo el 2025, pero la realidad ha sido distinta.
En el primer trimestre la inversión se contrajo un 4 por ciento con respecto al trimestre anterior y un 6.8 por ciento en comparación al año pasado.
En el segundo trimestre la inversión privada disminuyó un 4.3 por ciento en comparación al año anterior lo que motivó que la revista Forbes México estimara para el 2025 una caída en todo el año de la inversión privada del 7.8 por ciento.
Así las cosas en el periodo enero a octubre se reportó la creación de 550,794 empleos formales en el país, no obstante, representan alrededor de 43 mil empleos menos que los del 2024 en el período similar.
Los motivos de este evidente estancamiento son variados, entre ellos varios externos y otros más de origen interno.
Entre las causas externas podemos mencionar la política de aranceles de Donald Trump, la desaceleración de la economía mundial y la campaña contra los inmigrantes en Estados Unidos que ha generado caída de las remesas y la inversión en México por parte de nuestros paisanos.
A nivel interno suman varias más: la reforma del poder judicial, la inseguridad galopante, la ausencia de políticas sólidas y apoyos fiscales para las nuevas inversiones. El supuesto milagro del "nearshoring" se convirtió en México en un mero fantasma.
A lo anterior hay que agregar rezagos deplorables en materia de educación, investigación científica y la falta de impulsos para la creación de empresas y de proyectos innovadores.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, pasa más tiempo desatando nudos en la política internacional que promoviendo nuevas inversiones en el país. A su vez al secretario de Educación, Mario Delgado, no se le conocen iniciativas de peso a favor de la niñez y de la juventud mexicanas, ávidas de conocimientos y formación humana.
La violencia, impunidad y la falta de un estado de derecho son quizás las razones más importantes para que México no despegue en este sexenio. De nada sirve que los homicidios se reduzcan mientras sigan asesinado a líderes agrícolas y a alcaldes.
El reciente Plan Michoacán para llevar la paz es sólo un conjunto de buenas intenciones y una inyección gigantesca de dinero que buena parte irá a parar a manos de los extorsionadores y criminales.
¿De qué han servido los programa sociales y económicos para jóvenes cuando un mozalbete de 17 años es contratado para ejecutar con precisión y destreza al alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, quien era custodiado por unos 14 guardias?
La presidenta Claudia Sheinbaum anuncia diariamente planes, acciones e inversiones en su conferencia "la mañanera del pueblo", pero pareciera que sus colaboradores no captan bien sus órdenes o simplemente el plan trazado no funciona.
De hecho ya estamos en el segundo año de gestión del régimen de Sheinbaum, se requieren cambios y ajustes firmes para que México enderece su rumbo y emprenda el crecimiento tan esperado.
SALINAS TIENE LA PALABRA…
En días pasados el empresario Ricardo Salinas anunció que está esperando que el gobierno le comunique el adeudo total en materia de impuestos para proceder a su pago. La Suprema Corte rechazó esta semana las impugnaciones del Grupo Salinas ante el pago de 33,477 millones de pesos, ahora toca al SAT realizar los cálculos finales y ya veremos si el magnate regiomontano cumple su palabra.