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Felicidad Mexicana: composición de fiesta y tragedia

DRA. ZAIDE SEÁÑEZ MARTÍNEZ

Cada año el Centro de Investigación del Bienestar (Universidad de Oxford) prepara el Reporte Mundial de la Felicidad. A través de la encuestadora Gallup se recaban las opiniones de más de 100 mil personas en 147 países. El instrumento solicita a los respondientes que califiquen su vida actual del 0 al 10. Este año el informe destaca que cuanto más comparten y "se" comparten con otros el resultado es un incremento en los niveles de felicidad que reportan. La pandemia del COVID-19 mostró mayores niveles de caridad y benevolencia, pues se evidenció cuán frágiles somos, sin importar raza, género, clase social o región del mundo.

Los factores a partir de los que se mide la felicidad en el Reporte son: ingreso per cápita, apoyo social, expectativa de vida saludable, libertad para tomar decisiones, generosidad y percepción sobre la corrupción. Aún persisten desafíos que atentan contra el bienestar de las personas, como el abuso de estupefacientes, el suicido, la corrupción, los estilos de gobernanza, los desastres ecológicos o la pobreza extrema.

El ranking de la felicidad, que promedia las respuestas de las evaluaciones de vida de los encuestados, ubica como los diez países "más felices" a Finlandia, Dinamarca, Islandia, Suecia, Holanda, Costa Rica, Noruega, Israel, Luxemburgo y México. Si, ha leído bien: México ocupa el lugar 10. Al observarlo se me ocurre pensar que las costumbres de convivencia familiar y con amigos contribuyen a que aparezcamos en un buen sitio de la clasificación, pues es sabido que los mexicanos buscamos y construimos importantes redes de apoyo, es decir, no se nos dificulta pedir ayuda para mejorar nuestras condiciones de vida. En contraste, Afganistán obtuvo bajas calificaciones en los factores de libertad para la toma de decisiones, generosidad y percepción sobre la corrupción, situándose en el lugar 147.

Octavio Paz y Claudio Lomnitz afirmaban que para quienes somos de nuestro país la felicidad es un constructo cultural ligado a la convivencia, al humor y a la resiliencia colectiva. Lomnitz menciona que combinamos tragedia y fiesta. Ejemplo de ello es celebrar a la muerte de manera creativamente colorida o bien, mofarnos de los fracasos de los políticos con memes para no pensar en lo negativo de nuestra situación. Sabemos ser resilientes en la adversidad, adaptarnos y sostener la esperanza. Cierto es que la fe en la Guadalupana influye en esto. Reímos para no llorar, como medio de defensa ante el sufrimiento y la incertidumbre. Nuestra risa es una forma de inteligencia social, de rebelión contra lo establecido. Reímos para y porque estamos juntos.

En resumen, las personas mexicanas creemos que ser feliz es que nos sintamos queridas, acompañadas y útiles para otras y otros. Valoramos lo que tenemos como sociedad, no en lo individual, y priorizamos los afectos sobre las posesiones materiales. Y si no me creen, ahí están los resultados del Reporte Mundial de la Felicidad.

DRA. ZAIDE SEÁÑEZ MARTÍNEZ

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