Hacer deporte aporta diversos beneficios para la salud física y mental, fomenta valores como la responsabilidad y la disciplina, así como habilidades para el trabajo en equipo, la comunicación y el respeto. Yo me declaro fan del voleibol desde hace más de 40 años, por lo que he atestiguado el aumento de su popularidad hasta convertirse en uno de los deportes más practicados del mundo.
El voleibol nació en 1895 en la ciudad de Holyoke, Massachusetts (Estados Unidos), gracias a la creatividad de William George Morgan, un profesor de educación física de la YMCA, quien buscaba un deporte que evitara el contacto violento y así ofrecer una opción adecuada a los adultos mayores que no podían practicar el recién creado baloncesto de James Naismith. Inicialmente Morgan lo llamó mintonette y elaboró sus primeras reglas tomando elementos del tenis, el balonmano y el baloncesto. Asimismo, encargó el diseño del balón a la firma A. G. Spalding & Bros., ubicada también en Massachusetts. Ya con estos elementos, el primer partido oficial tuvo lugar en julio de 1896 en el Springfield College y para 1952 cambió su nombre a volleyball, debido a la acción constante de "volear" el balón.
Gracias a la red de gimnasios de la YMCA y a soldados estadounidenses que participaron en la Primera Guerra Mundial, el voleibol tuvo una rápida expansión y en 1916 llegó a Filipinas, donde los jugadores introdujeron el spike o remate, técnica ofensiva que transformó el juego y lo hizo más espectacular. En 1948 se celebró el primer Campeonato Mundial masculino y en 1952 el femenino, consolidando así el carácter global del deporte. Su inclusión como disciplina olímpica ocurrió en los Juegos de Tokio en 1964, lo que detonó su profesionalización y la creación de ligas nacionales en numerosos países. Otra muestra de su popularidad es el surgimiento de la modalidad de playa en las costas de California en los años veinte y debuta oficialmente en los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996.
Más allá de sus reglas, el voleibol es un deporte en el que la comunicación, la confianza y la sincronía son esenciales. Cada punto es resultado de una cadena de acciones coordinadas, donde todos dependen de todos. De esta forma nos enseña que la verdadera victoria no se logra en solitario, sino con la fuerza de todo el equipo.
Claudia.rivera@iberotorreon.mx