Identifican los restos de Mario Alberto, 13 años después de su desaparición
El trabajo coordinado entre el Centro Regional de Identificación Humana (CRIH), el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y la Fiscalía de Personas Desaparecidas de la Fiscalía General del Estado (FGE) logró la identificación de los restos humanos de quien en vida llevó el nombre de Mario Alberto Torres Juárez, desaparecido el 11 de junio de 2012 en Monclova.
Su desaparición se dio en la época en la que el crimen organizado asoló a la mayor parte del Estado de Coahuila y dejó como saldo cientos de desapariciones y fosas clandestinas en parias parte de la entidad.
La identificación plena de los restos de Mario Alberto, brindó finalmente tranquilidad a su familia luego de años de incertidumbre, confirmó Miguel Ángel Medina Torres, delegado de la FGE en la Región Centro-Desierto, durante una entrevista reciente.
El funcionario explicó que el hallazgo fue validado mediante el trabajo conjunto del equipo de científicos del CRIH, de antropólogos forenses argentinos del EAAF y de la FGE de Coahuila.
Medina Torres destacó que el proceso fue altamente especializado debido al deterioro natural del material biológico y la complejidad técnica requerida, elementos que demandan equipos forenses certificados y personal con formación avanzada en antropología y criminología.
Recordó que el caso de Torres Juárez correspondía al periodo más crítico de violencia registrada entre 2009 y 2012, años marcados por desapariciones ligadas al crimen organizado, particularmente en diversas regiones de Coahuila.
El entrevistado afirmó que la administración estatal no ha detenido los trabajos de identificación y seguimiento de restos humanos en procesos abiertos, subrayando que otro expediente continúa en análisis: el correspondiente al cráneo y fragmentos óseos localizados en Cuatro Ciénegas meses atrás.
Estos restos fueron enviados al Servicio Médico Forense en Saltillo para análisis comparativos, con la finalidad de establecer si corresponden a dos personas reportadas como desaparecidas, una presuntamente de origen extranjero y otra originaria de la región, de acuerdo con estimaciones preliminares.
Señaló que este tipo de investigaciones requieren tiempo, precisión y una coordinación meticulosa entre instituciones, por lo que insistió en que no pueden ser abordadas por cualquier profesional sin la certificación y experiencia necesarias.
Aseguró que las autoridades estatales se mantienen comprometidas con la identificación de personas desaparecidas, enfatizando que cada avance representa esperanza para quienes buscan a sus familiares desaparecidos desde hace más de una década.
Medina Torres reiteró que debido al tiempo transcurrido en el caso de Torres Juárez, no fue posible determinar las causas exactas de la muerte, ya que el nivel de degradación ósea superaba los parámetros que permiten establecer un origen concluyente del deceso.
Reiteró que el Estado continuará impulsando la cooperación con organismos para fortalecer los procesos científicos aplicados en casos de desaparición, especialmente los relacionados con los años de mayor violencia en la región.
Subrayó que la prioridad es brindar certeza a las familias que enfrentan la desaparición de un ser querido, un proceso que consideró doloroso y prolongado, pero en el que cada identificación representa un avance significativo para las víctimas y sus comunidades.