Incapacidad por estrés laboral: Así determina el IMSS quién puede acceder a ella
El estrés dejó de ser una sensación pasajera para convertirse en una de las consultas más recurrentes en las Unidades de Medicina Familiar del IMSS. Aunque muchos lo ignoran, el instituto puede otorgar incapacidades cuando las exigencias del empleo han rebasado la estabilidad emocional o física de un trabajador. Pero lejos de ser un trámite inmediato, se trata de un proceso clínico que obliga a comprobar que el desgaste proviene directamente del ambiente laboral.
De acuerdo con especialistas del seguro social, el estrés laboral se manifiesta cuando la presión cotidiana —objetivos imposibles de cumplir, jornadas extendidas, ambientes hostiles— provoca una saturación que impacta no solo en el cuerpo, sino también en la vida personal. En consulta, los médicos suelen detectar señales claras: dificultades para concentrarse, agotamiento persistente, irritabilidad, dolores de cabeza, problemas de sueño y una sensación constante de ansiedad. Muchas veces, explican, estos síntomas se confunden con otros padecimientos, por lo que una evaluación detallada es indispensable.
Cuando un trabajador acude por primera vez a revisión, el médico familiar determina si es necesario enviarlo a Medicina del Trabajo. Ahí, equipos especializados indagan si el origen del malestar está vinculado a las condiciones del empleo. Solo entonces se define si procede una incapacidad y por cuántos días, un periodo en el que el IMSS cubre parte del salario del trabajador mientras se recupera.
El instituto advierte que, cuando no se atiende a tiempo, el estrés laboral puede deteriorar el rendimiento, afectar relaciones personales y desencadenar trastornos más serios como depresión o ansiedad crónica. Por ello, desde el marco legal, la Ley Federal del Trabajo reconoce las enfermedades derivadas del entorno laboral y respalda este tipo de incapacidades.
El creciente número de casos, señalan médicos del IMSS, evidencia que la salud mental en el trabajo dejó de ser un tema secundario. Identificar los signos y buscar ayuda oportuna puede evitar que el desgaste avance hacia un problema mayor, tanto para los empleados como para los centros laborales que dependen de ellos.