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¿Independientes?

YAMIL DARWICH

De nuevo festejaremos la Independencia de México, esa lucha que nos han contado en la historia oficial, con héroes nacionales que no lo fueron y malvados que son exhibidos como los causantes de nuestras desgracias.

Representa un proceso de mitificación, que es necesario para construir lo que llaman idiosincrasia -como somos- y supone crearnos sentido de identidad nacional uniéndonos en el único propósito: engrandecer a México.

¿Cree que hemos logrado nuestros objetivos?

Entre los héroes, semidioses independentistas, sobresale Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mondarte y Villaseñor, personaje presentado como casi santo, que en 1810, lanzó una arenga acompañado de Ignacio Allende y Juan Aldama, desde las escalinatas de la parroquia de Dolores Hidalgo, animando al pueblo a tomar las armas -palos y machetes- contra el Virrey, durante la madrugada del 16 de septiembre de 1810.

Empecemos por reconocer que Hidalgo, no era la "perita en dulce" que nos han inculcado; sus detractores afirman que se trataba de un párroco bien parecido, que gustaba de la fiesta, organizaba saraos invitando a damas de la sociedad, en los que se leía poesía y se bailaba, lo que le generaba repetidas amonestaciones de sus superiores eclesiásticos.

La descripción de su persona tampoco es clara: ¿era un viejo ligeramente obeso o un delgaducho y pálido personaje?; según la única escultura de su persona, exhibida en la Alhóndiga de Granaditas, representa un delgado y afligido personaje de cara larga.

Sobre la arenga no existe un texto completo, aunque se citan frases que quizá jamás fueron pronunciadas, como "mueran los gachupines", evitando el remate final: "viva Fernando VII".

La proclama "viva México", que el obispo Manuel Abad y Queipo, de Valladolid, negó en la Gaceta Extraordinaria del Gobierno: "...E insultando á la religión y á nuestro soberano D. Fernando VII, pintó en su estandarte la imagen de nuestra patrona nuestra Señora de Guadalupe, y le puso la inscripción siguiente: Viva nuestra Madre Santísima de Guadalupe. Viva Fernando VII. Viva la América. Y muera el mal gobierno..."… ¿entonces?

Distintos historiadores coinciden citando el remate "Viva Fernando VII"; por cierto, deshabilitado por el hermano mayor de Napoleón Bonaparte, que fue impuesto rey en España, desde 1808, hasta la firma del Tratado de Valençay en 1813. Si no cuadran las fechas, menos aún que Hidalgo deseara, al menos de inicio, la independencia, aunque sí buscaba acabar con el abusivo gobierno de Juan O'Donojú, último virrey español.

Tampoco era un gran guerrero como nos lo describen; tan solo duró unos meses al frente de un ejército de civiles, sin adiestramiento y mal armados. Hidalgo, tenía su fortaleza en la capacidad militar de Allende, con quien se diferenció, separándose para luego enfrentar su peor derrota en Puente de Calderón.

Ciertamente mostraba un marcado interés por los indígenas y pobres en general, lo que le generó gran aceptación popular y respuesta de apoyo ante su llamado a la rebelión.

Sus diferencias, con el alto clero, no fue solamente por su comportamiento, considerado inaceptable y causa de su descenso en la jerarquía de la Iglesia Católica: influyó su crítica contra el abuso indígena.

Desde rector del seminario mayor, transitó de parroquias de mayor a menor importancia, hasta ubicarlo en Dolores Hidalgo.

Como defensor de la libertad, igualdad y derechos del pueblo, ante los abusos de los poderosos, promovió la lucha por México y su Independencia, misma que, por cierto, fue alcanzada por Agustín de Iturbide, el 28 de septiembre de 1821 y redactada por Juan José Espinosa de los Monteros, secretario de la Suprema Junta Provisional Gubernativa.

La culpa de Iturbide fue formar parte de los conservadores, lo que provocó que sus opositores deformaran su historicidad. Los nuevos historiadores, develan al personaje como el exitoso verdadero independentista.

Dicen que, en México, terminamos por matar a nuestros héroes y villanos, caso de Hidalgo, a quien la Iglesia deshonró con castigos crueles, incluidos los raspados de los dedos de sus manos -hasta entonces "consagrados"- y luego entregado a las autoridades civiles; ellos hicieron su parte fusilándolo en Chihuahua.

Narran que antes de morir, Hidalgo, se arrepintió de sus "pecados" y recibió la comunión, previamente a su fusilamiento; lo cierto es que el mural de José Clemente Orozco, realizado en 1937, ubicado en la bóveda de la escalera del Palacio de Gobierno de Jalisco, en la ciudad de Guadalajara, aunque no representa al real personaje, sí muestra la ira incendiaria que vivieron muchos nacionales por su realidad, en medio de pobreza y abuso.

El título de la entrega está encerrado en interrogaciones y le pido reflexione y se pregunte: Ya hemos padecido guerras, pérdidas de territorio, sufrimientos y penas para alcanzar nuestra verdadera libertad, hasta caer en la neo dictadura disfrazada; siempre robados y ultrajados por los politiqueros. ¿Piensa que tenemos mucho que festejar?

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