"Mamá, ¿ese es Diosito de verdad?", preguntó un niño a su mamá, mientras Jesús de Nazaret, que interpreta José Julio Olivares, aseguró que había un traidor entre sus 12 discípulos, que esta misma noche lo entregaría para ser arrestado.
Durante la Última Cena, en la 182 Representación de la Pasión de Cristo, después de que cada uno le preguntó si se trataba de ellos, Jesús señaló que era aquel que pusiera su mano dentro de un plato: fue Judas Iscariote, interpretado por Israel Domínguez.
Alrededor de la explanada del Jardín Cuitláhuac, cientos de personas entre turistas e iztapalapenses, con sus teléfonos grabando, presenciaron la escena, mientras se hacía un silencio que únicamente se rompía con el llanto de la Virgen María y María Magdalena.
La tensión se vivió porque momentos antes Judas vendió a Jesús a los jueces y sacerdotes del Sinedrio, pues aseguró que "él no es el Mesías, que desciende de David, como dice".
"Yo me comprometo a entregar su persona. La entrega será esta noche para evitar alboroto y resistencias y será fuera de la ciudad, en el campo, para más seguro", señaló.
Para esto, los maestros ya habían acordado que matar al que decía ser Hijo de Dios era la mejor opción, pues "ninguno es más digno de muerte que este hombre, conviene quitar a este hombre del medio, su sagacidad, y hechizos puede resultarnos un daño y para evitar esto debemos darle la muerte".
Estaba pactado: Jesús será entregado por uno de sus discípulos y él lo supo antes de que se lo dijeran. Por eso, dejó como último encargo hacer el bien y lavar los pies a sus hermanos, como él lo hizo con Pedro.
Al término de esta Representación, Julián, el niño que se preguntó si Cristo era Dios, indicó a su mamá que le gustaría ser romano, porque "ellos van en sus caballos y no tienen que caminar mucho, ¿verdad?".
"Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre: venga a nosotros tu reino, hágase Señor tu voluntad, así en la tierra como en el cielo...", oró José Julio Olivares como lo hizo Jesucristo antes de ser entregado a los sacerdotes del Sinedrio.
Iztapalapa celebra la 182 Pasión de Cristo
