EDITORIAL Columnas Editorial Kemchs Caricatura editorial Enríquez

Columnas

Jaque Mate

El Club de Scrooge

SERGIO SARMIENTO

“Yo no disfruto la Navidad. Yo la padezco y la he padecido toda mi vida”. GERMÁN DEHESA, 5.12.2002

Varias noches de diciembre de años ya archivados las pasé con Germán Dehesa en su casa barrocamente decorada para la Navidad. Nos sentábamos en un sillón, de esos tan mullidos que no permiten fácil escapatoria, él con un whisky, yo con una copa de vino. Compartíamos nuestras quejas de la Navidad mientras a nuestro alrededor sonaban los villancicos más empalagosos y su esposa, la entrañable Adriana Landeros, se convertía en maestra de ceremonias de un circo de tres pistas.

Germán no ocultaba su aversión por la Navidad. Una vez escribió: “Algo hay en el ambiente navideño que me irrita de drástica manera.

Abomino los villancicos, no me gusta el pavo, detesto que me abracen los que todo el año me han odiado y la bella ceremonia de poner el árbol la tomo como un insulto personal” (5.12.2002). No en balde creó el Club de Scrooge, que yo tímidamente he pretendido continuar en Facebook.

En otra ocasión quiso explicar su actitud a unos lectores enamorados de las fiestas: “Que quede claro que la bronca no es con la Navidad en sí, ni con la conmemoración del Nacimiento y la resurrección de la esperanza. No. Lo que nos encebolla el hígado son los villancicos, los comerciales, el fruit cake, las borracheras y la antinatural obligación de abrazar a esos parientes que con tanto cuidado hemos logrado evitar a lo largo del año” (18.12.97).

Mi propia incomodidad con la Navidad llegó sin darme cuenta.

Como a todos los niños, me gustaba la celebración cuando consistía en recibir regalos. En la adolescencia me hice rebelde y rechacé los festejos que mis padres consideraban importantes. Me fui de casa joven y pronto dejé el país. Aprendí a pasar las Navidades solo, con un libro o alguna película, aunque no dejé de escoger a veces historias de temporada, como el Cuento de Navidad de Charles Dickens, con su inolvidable Ebenezer Scrooge, o El regalo de los magos, de O. Henry, sobre aquella joven pareja que se esfuerza en darse regalos navideños pese a la estrechez económica: Jim le compra a Della unas peinetas de concha para su largo y hermoso cabello, pero ella vende su cabello para comprarle una leontina para su reloj de oro, heredado de su abuelo y de su padre, que él ha vendido para comprar las peinetas.

Años después adquirí una casa junto a la de mi madre, Violeta, quien lamentaba que yo no pusiera árbol ni decoraciones navideñas. Poco caso hizo de mis “Pamplinas” y desprecio por la fiesta, y varios años, cuando yo no estaba, ponía series de foquitos navideños en un frondoso pino de mi casa que iluminaba por las noches para recibirme al llegar del trabajo.

En un principio mi madre celebraba la Nochebuena con una cena, como es habitual en México, pero dejó de hacerla porque sus hijos pasaban la velada en casa de las familias de sus parejas. Empezó a hacer una comida el día de Navidad, el 25, a la que todos acudíamos. Cuando las fuerzas empezaron a fallarle, yo asumí la responsabilidad. El 25 de diciembre de 2020 tuvimos la comida en mi casa, pero ella se quedó en la suya por primera vez porque se encontraba mal. Pasamos todos, uno a uno, a verla y a darle un beso. Supongo que decidió que, como ya se había despedido de todos, era tiempo de irse y lo hizo esa misma noche.

Sigo sin encontrar el espíritu navideño, pero la comida la hago todavía, ahora en la casa que fue de ella. Vienen mi esposa y mis hijos, mis hermanos, algunos sobrinos y amigos, la gente que más quiero.

No somos religiosos, pero el festejo se ha vuelto indispensable. A veces me asomo y veo ese pino que mi madre adornaba con foquitos de colores para su hijo Scrooge. Debo confesar que a veces se me mete alguna basurita en el ojo. y se me llena de lágrimas.

EN EL RITZ

Mientras aquí lo están buscando, Raúl Rocha Cantú andaba ayer en el Bar Vendôme del Hotel de Ritz, uno de los más caros de París. No se la pasan mal los acusados de delitos en México.

www.sergiosarmiento.com

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en: Jaque Mate columnas Editorial Sergio Sarmiento

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2438920

elsiglo.mx