Imagen: El Colegio Mexiquense A.C.
El presidente de Estados Unidos Donald Trump, concretó el viernes 10 de octubre un histórico acuerdo para un aparente cese al fuego prolongado en la Franja de Gaza. En la firma del documento participaron el propio mandatario estadounidense y su homólogo egipcio Abdel Fattah El-Sisi, así como el ejecutivo turco Recep Tayyip Erdogan y el emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani.
Esta entrevista fue realizada poco después del Acuerdo de Paz en Gaza, sin embargo, la última pregunta se añadió luego de que se registraran ataques armados en el área tan solo días posteriores al cese al fuego.
Dicho acuerdo es el más importante desde el Tratado de Abraham, que supuso el establecimiento de relaciones diplomáticas entre dos naciones del Golfo — Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Baréin— e Israel, en septiembre de 2020.
El pacto de cese al fuego, en cuya firma no es tuvieron presentes el presidente de Israel, Isaac Herzog, el primer ministro Benjamín Netanyahu ni autoridades palestinas o milicianos de Hamás, deja una serie de interrogantes sobre cuáles serán los próximos pasos a seguir tras el cumplimiento de la primera etapa del frágil acuerdo, la cual consiste en la liberación de los rehenes vivos —misma que se concretó el lunes 13 de octubre— y la entrega de los cuerpos de los israelíes secuestrados por Hamás.
Para el embajador Jorge Álvarez Fuentes, quien fungió como representante diplomático de México en Egipto en el periodo de 2013 a 2016, la implantación de la primera etapa del plan de paz de Trump es significativa, pues logró que tanto Israel como Hamás coincidieran en términos para frenar momentáneamente más de dos años de guerra, misma que ha dejado un estimado de 65 mil personas asesinadas —menos de mil soldados israelíes y el resto civiles palestinos, además de periodistas y personal médico o de ayuda humanitaria— tan sólo en la Franja de Gaza.
En esta ocasión, el presidente Donald Trump consiguió algo que muchos de sus predecesores no habían logrado, ¿Cómo ve el inicio de esta primera fase del acuerdo de paz que fue implementado por Trump y copresidido por el presidente de Egipto?
Yo creo que el acuerdo de cese al fuego que se ha con seguido es muy significativo porque, por primera vez, se logra que Israel acepte y que una de las facciones de Palestina, como es Hamás, acepte. Hay que destacar, sobre todo, después de dos años de guerra, y después de lo que el mundo ha visto que ha ocurrido en Gaza — unas 68 mil personas muertas y la destrucción de este enclave—, la necesidad de avanzar hacia un proceso de diálogo, de negociaciones.
Eso se logró al haber establecido una primera fase que era fundamental, que era la liberación de los rehenes israelíes a cambio de un intercambio de prisioneros palestinos. Esto se llevó a cabo en tiempo y forma, claro, no sin algunas de las complejidades que ello entraña, porque, por un lado, de los rehenes solamente sobrevivieron 20 y del resto han sido entregados únicamente los restos mortales de cuatro de ellos. Eso obviamente ha generado mucho malestar al interior de Israel, donde había ya un clamor para que los rehenes que seguía reteniendo Hamás fueran liberados.
Pero, por el otro lado, los prisioneros palestinos, que fueron liberados en un gran número, sobre todo los que tenían cadenas perpetuas, no van a poder residir en los territorios palestinos ocupados; van a ser deportados o ya fueron deportados a terceros países.
Lo que hay que subrayar es que la guerra en Gaza ha llegado a su fin, por lo menos en esta primera etapa, pero el conflicto no, el conflicto persiste y es muy importante en ese sentido ver los otros componentes del acuerdo.
¿Estos componentes podrían permitir avanzar en las negociaciones?
Bueno, por un lado, el que el ejército de Israel se retire parcialmente de la Franja de Gaza, que haya entrada masiva de ayuda humanitaria, pero sobre todo que se establezca un proceso en donde se conduzca a que Ha más deje de ser la autoridad y ponga sus armas en Gaza —pero también se tenga que atender el conflicto que se ha exacerbado en Cisjordania— podría ser beneficioso.
Si eso ocurre, efectivamente, no estamos al final de un proceso, vamos al inicio de un proceso, y ese pro ceso de paz inevitablemente tendría que desembocar en el establecimiento de un Estado palestino, y eso es lo que también le dio mucho impulso a este esfuerzo, que no debe sólo limitarse a los esfuerzos de Estados Unidos, sin minimizar su importancia, sino también a la participación y al interés de países como Qatar, Egipto, Jordania, Turquía, y entonces vamos a ver por qué hay, por un lado, mucho optimismo y, por el otro lado, mucho escepticismo.

Lo que queda de manifiesto es que el único país que puede ejercer presión y coacción en el Medio Oriente es Estados Unidos, y lo acabamos de ver en la cumbre de Sharm el-Sheij, en donde Estados Unidos comprometió a todos, a los árabes, los musulmanes, los europeos y a todos los actores que tienen relevancia en este conflicto.
Es un momento muy importante en medio de un escenario internacional muy incierto, muy confuso, muy complicado, pero yo creo que no sólo hay una luz de esperanza, sino que se ve hoy muy difícil que Israel rompa este cese al fuego, como ya ocurrió en marzo de este año, porque la opinión pública mundial tiene hoy a Israel sumamente aislado.
En la Cumbre en Egipto, Trump proclamó la paz en Oriente Medio, pero yo me quedo con una frase del presidente Abdel Fattah El-Sisi de Egipto, que dijo: “Es la última oportunidad que tiene Medio Oriente para tener una paz verdadera”. Y yo pregunto: ¿Es efectivamente la última oportunidad este plan que deja muchas interrogantes?
Lo expresado por el presidente de Egipto describe bien lo que se ve hoy en la región después de dos años. Esta no ha sido una guerra que se ha limitado a la Franja de Gaza, los territorios palestinos ocupados, sino que se ha extendido a otros frentes: a Líbano, Siria, Irak, Yemen, Irán. Entonces, cuando se señala que es la última oportunidad, yo creo que se pone el énfasis en que ha llegado el momento de cambiar el curso de la historia presente en el Medio Oriente.
Nadie pone en duda que Israel es el país más poderoso de la región, con el ejército más poderoso, con una economía de vanguardia, digital en gran parte, pero al mismo tiempo están ahí algunos de los países que tienen todavía un papel muy importante en este cambio de época. Mencionabas los Acuerdos de Abraham. Varios países —Arabia Saudita, Baréin, Marruecos— ya habían establecido o normalizado relaciones con Israel.
El plan de veinte puntos presentado por Trump tuvo que ser aceptado por Netanyahu. A veces se pregunta uno: ¿Quién es el que tiene más acciones ascendientes sobre el otro? Si Netanyahu sobre Trump o Trump sobre Netanyahu, pero, de la manera que sea, el programa de veinte puntos contempla algunos asuntos que son fundamentales.
¿Qué va a pasar con la Autoridad Nacional Palestina? Esa autoridad que se crea a partir del otro gran esfuerzo en los años noventa y que terminó por fracasar tras los Acuerdos de Oslo. ¿Qué va a pasar con la Autoridad Nacional Palestina, que es la entidad responsable de los territorios ocupados en Cisjordania y en Jerusalén, junto con la potencia ocupante que es Israel? En el plan se dice, con todas sus palabras, que la Autoridad Nacional Palestina se tiene que reformar, que tiene que cambiar el liderazgo.
Es evidente que se necesita un nuevo liderazgo, mucho más joven. ¿Será Hamás o algunos simpatizantes de Hamás quienes formen parte de esta nueva Autoridad Nacional Palestina? Eso sólo le corresponde a los palestinos decidir, pero hoy hay muchas interrogantes. Segundo, ¿Cómo va a ser posible el retiro gradual de las fuerzas armadas de Israel? Israel ocupa hoy el 85 por ciento del territorio de la Franja de Gaza. Si bien se ha retirado a una línea acordada para permitir que la población que ha tenido muchos desplazamientos forzados..., lo cual constituye un crimen colectivo, ¿Cómo va a ser que esa población pueda efectivamente recuperar las mínimas condiciones de vida? Porque la Franja de Gaza está reducida a escombros y ese es el otro gran tema: ¿Cómo va a ser la reconstrucción? ¿Quién va a pagar por la reconstrucción? ¿Quién va a hacerse cargo también de esas responsabilidades?
Esta guerra en Gaza ha implicado que Netanyahu y otros miembros de su gobierno estén acusados ante instancias internacionales y se tendrá que rendir cuentas, como también tendrán que rendir cuentas los líderes de Hamás y la Autoridad Nacional Palestina, pero yo creo que lo que es aquí importante es que se puedan ofrecer garantías de seguridad para todas las partes, si no la llamada “solución de dos Estados” es una quimera, es un sueño que no se va a cumplir.
La paz no es un asunto sólo de los gobernantes, la paz es un asunto de todos, de los ciudadanos del mundo, y en ese sentido, creo que los jóvenes que participaron en la flotilla global dieron una demostración. Yo podré simpatizar o no con algunas de sus expresiones, pero lograron algo muy importante, que era crear una conciencia, entre amplios sectores de la juventud a nivel global, de que esto tenía que terminar. Y eso me parece extremadamente importante porque no es simbólico, es un compromiso con un cambio que el mundo requiere.

El compromiso de la reconstrucción de la Franja de Gaza está en el acuerdo bajo una administración liderada por Trump y el ex primer ministro de Reino Unido, Tony Blair, esto pese a que países árabes y musulmanes han llamado a que sean ellos mismos quienes la encabecen, ¿realmente es una administración occidental la adecuada para la reconstrucción de Gaza?
Creo que la reconstrucción tiene que venir inmediatamente después de estabilizar lo que ha ocurrido y la catástrofe en la Franja de Gaza. Lo que se contempla es que sea una entidad que no tenga afiliación con ninguna de las facciones palestinas, pero que esté integrada por tecnócratas palestinos. O sea, que sea una administración responsable de sacar adelante un periodo de transición después del cese al fuego y que se establezca como una medida permanente que pue da restablecer, con ayuda internacional, los servicios y los medios de vida básicos y fundamentales en Gaza. Esto tendrá que ser apoyado, sin duda, por los países árabes, y los países árabes, a su vez, secundados por los países musulmanes. Tienes toda la razón, podría ser un camino que en vez de conducir a una solución duradera conduzca a uno fallido.
Estados Unidos está poniendo todo su peso geopolítico detrás. Ahora, la figura del ex primer ministro del Reino Unido levanta muchísima polémica porque recordemos que Tony Blair fue un actor cuando la invasión de Irak en 2003 y no goza precisamente de prestigio ni de fama pública en el mundo árabe.
El plan se tuvo que formular y se dejaron muchas pistas y muchas avenidas abiertas porque tiene que haber un proceso, y va a seguir seguramente el papel crucial de los mediadores de Egipto, Qatar, Turquía y Estados Unidos, pero al cual también se tienen que sumar países como Francia, Jordania, Alemania, con distintas participaciones, pero todos con el objetivo de que el conflicto y todo el escenario que desató tras los ataques del 7 de octubre quede atrás.
Seguimos hablando demasiado de guerra y no de paz. Yo por eso en las últimas columnas que he publicado en El Siglo de Torreón he insistido en que llegó la hora de la paz. No podemos defraudar a la paz porque muchas veces perdemos el foco, el verdadero trasfondo del asunto, que es cómo brindarle oportunidad a los países que durante tanto tiempo han estado viviendo en situaciones de conflicto. Estados Unidos, que por un momento parecía que se retraía, que le dejaba a Israel que hiciera lo que quisiera, lo vemos hoy —quizá por la ambición del Premio Nobel de la Paz— que está de regreso en ese papel, en un momento en donde sin Washington es muy difícil pensar en los cambios, esto pese a que el propio Esta dos Unidos está enfrascado en una guerra de aranceles, en una competencia abierta con China.
Tras la liberación de los rehenes vivos israelíes y los presos palestinos, ¿Qué va a pasar con los sobrevivientes? ¿Tendrán un papel clave?
Es muy importante que se vea la oportunidad que hay hoy de recuperar el carácter moral de las relaciones internacionales; que nos importe el destino, el futuro, el bienestar de miles de niños y niñas palestinas, de miles de mujeres que han estado y que están todavía hoy sin un techo, sin agua, sin alimentos, y que han inclusive sufrido el hambre como un arma de guerra. Tenemos, en ese sentido, una oportunidad para recuperar la motivación más fundamental en la búsqueda de la paz, que es recuperar nuestra condición y nuestra dignidad humana pensando en ellos.
Es el momento de no polarizar. Yo por eso he sido muy cuidadoso, pero soy claro. Yo sí considero, como está formulado en las demandas ante las instancias internacionales, que las acciones llevadas por el gobierno de Israel —en el caso de la guerra en Gaza— han tenido una naturaleza o un carácter genocida, pero no somos nosotros los que tenemos que decidir eso, para eso tenemos instituciones como la Corte Internacional de Justicia, la Corte Penal Internacional.
Tiene razón la relatora especial para los derechos humanos de las comunidades palestinas, Francesca Albanese, de que tiene que lograrse también el derecho a la autonomía, que el derecho a una vida digna sea parte central, y en ese sentido yo creo que ellos sí juegan parte del proceso de paz. Esto no va a pasar solo en la cumbre entre los grandes dignatarios. La paz es un asunto de todos, la paz se construye todos los días en este mundo porque no tenemos más que este mundo, un solo mundo en el que podemos hacer que las cosas cambien. Ojalá y así sea, para que la so lución de dos Estados sea una realidad, no solamente una utopía ni una quimera.
Tiene que haber una coexistencia pacífica, hay que evitar las visiones polarizantes y maniqueas de pensar que los palestinos son todos terroristas o quedar atrapados en la trampa de que quien critica la acción o la conducta del gobierno de Israel es antisemita. Es una trampa de la que tenemos que salir.
En Líbano, las violaciones al alto al fuego han perdurado un año desde que se concretó el fin de los combates, ¿Qué tan probable ve que Israel actúe de igual forma ante una Franja de Gaza que ya se ha visto sometida a los bombardeos pese a los acuerdos de no agresión?
Desde el principio, el cese al fuego acordado el 10 de octubre presentaba varias dificultades, porque la primera fase estaba centrada en el cambio de rehenes por prisioneros. Además, que Hamás no estuviera en condiciones de entregar los cuerpos de los fallecidos ha generado que Israel frene la ayuda, sobre todo porque, también hay que tomar nota, una vez que el Ejército se replegó a la línea acordada, hubo también ataques muy violentos de milicianos de Hamás contra supuestos colaboradores de Israel.
El hecho es que se ha complicado enormemente el cese al fuego; se habla de más de 80 violaciones, entonces es lógico cuestionarse si Israel seguirá con las acciones (bélicas) como es en el caso contra Líbano.
Creo que es muy probable que en Gaza, mientras siga el tema de la entrega de los restos mortales de los rehenes, pero sobre todo mientras no se tenga certeza o claridad en el desarme de Hamás —que es un tema medular para Israel y Estados Unidos—, sí van a continuar los ataques, ciertos bombardeos — quizá quirúrgicos—, pero la actuación de Israel se va a basar en eso.

El tema es que Israel tiene muchos recursos para poder ejercer presión, y uno de los más importantes es frenar la ayuda que entre a la Franja de Gaza. Se sabe, hoy por hoy, que podían ingresar diariamente 400 camiones por tres puntos de la frontera, pero el hecho es que no han entrado más de mil camiones con ayuda humanitaria para los palestinos.
Las cosas se ven complicadas. La falta de ingreso de ayuda humanitaria incrementa los reproches, y sectores como Naciones Unidas exigen que eso no sea factor para el ingreso de los camiones. Y bueno, conociendo a Trump, amagó con desatar el infierno si Ha más no se desarma, mientras que países como Egipto o Jordania exigen que se abran más pasos fronterizos para la entrada de ayuda. Es un escenario muy complicado en que si no se entregan todos los cuerpos de los rehenes y no queda claro el desarme de Hamás, podría naufragar esta primera etapa del acuerdo de paz.
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