CÓMO ACTUAMOS ANTE UNA ENFERMEDAD
La carrera entre una enfermedad y el personal médico que combate siempre será difícil y desigual.
Hay una teoría que nos dice que las enfermedades y las guerras son reguladoras de la sobrepoblación de personas y de animales.
Y siguen existiendo enfermedades muy antiguas, para las cuales no existe cura… si bien las expectativas de vida, en cuanto a años se refieren, son mayores ahora que hace veinte años. También es cierto que el último tercio de la vida que en años ha aumentado, estos se vivirán con algún tipo de enfermedad y siempre también con algún tipo de tratamiento, dependiendo por tanto de algún o algunos medicamentos que se habrán de tomar a diario por el resto de la vida.
Y es que tenemos que entender que la naturaleza "nos dará para siempre alguna cosa" y "nos quitará otra a cambio", es decir, "nos dará más años", pero será "a cambio de una menor calidad de vida".
Por supuesto que, para mejorar esta calidad de vida, tendremos que poner nosotros de nuestra parte, es decir, mantener en la medida de lo posible una actitud positiva ante cualquier circunstancia que se nos vaya presentando. Actitud que no es fácil para el ser humano tener, pues en automático tendemos a dejarnos caer anímicamente, a no prestarnos a algún tratamiento o en darnos por vencidos si no tenemos una respuesta positiva a algún o algunos tratamientos, sobre todo si son tardados o si no nos dan una cura definitiva.
De por sí las enfermedades están en constante cambio, pues los "virus" o "bacterias" mutan con frecuencia, siendo muy difícil para el hombre hacer vacunas altamente efectivas para prevenirnos contra ellas, así como la resistencia cada vez mayor y más frecuente de las infecciones a los antibióticos.
En el caso de los animales existe una ventaja, pues cuando estos sufren de alguna enfermedad, toda su energía está enfocada a resistirla y, en la medida de lo posible, superarla. No se detienen a pensar: ¿por qué yo?, ¿por qué a mí?... No pensar esto ayuda bastante, sin duda, al mejoramiento del paciente.
Ojalá algún día esta eterna lucha entre el médico y las enfermedades se pusiera más pareja y así poder brindarle al paciente una vida más larga y con mejor calidad.
Y ahora, para terminar, una gota de filosofía:
DALE PODER A UN RESENTIDO Y CONOCERÁS A UN MISERABLE.