El pasado jueves 6 de noviembre se llevó a cabo, en la ciudad de Monterrey, la entronización de siete nuevos miembros del Salón de la Fama del beisbol mexicano. A saber: Oscar Robles oriundo de Tijuana (1976), uno de los mejores bateadores mexicanos; Francisco Campos, conocido como “Pancho Ponches”, originario de Guaymas (1972) exitoso lanzador, quien logró un récord con cinco lideratos de ponches, de ahí su sobrenombre; Roberto “Metralleta” Ramírez, nativo de Laurel, Veracruz (1971), notable lanzador zurdo, quien jugó dos temporadas en Grandes Ligas.
Jorge de la Rosa, nacido en Monterrey (1981), lanzador zurdo, quien hizo una larga carrera de quince años en la Gran Carpa; Roberto Saucedo, oriundo de Monterrey (1975), buen bat, jonronero, rubro en el que ocupa la séptima posición de todos los tiempos y por ello se le aplicó el mote de “El Cañón Regio”, e Ismael “El Rocket” Valdez, nativo de Ciudad Victoria (1973), lanzador derecho, quien acumuló once temporadas en Grandes Ligas.
Asimismo, fue electo con el carácter de Directivo el ingeniero Enrique Mazón Rubio, quien desde 1987 se hizo cargo del equipo Naranjeros, de Hermosillo, el club con más banderines, diecisiete, en la Liga Mexicana del Pacífico. Todos ellos, los siete, merecidamente integran la nueva generación o Clase 2025 del Templo de los Inmortales del beisbol de nuestro país. Enhorabuena.
La ceremonia de entronización, celebrada el pasado jueves 6, según ya se dijo, como siempre emotiva, alegre, festiva y muy bien organizada por el Salón de la Fama que dirige el ingeniero Francisco Padilla, magnífico anfitrión, atento y siempre cordial con los numerosos invitados. Entre éstos, lo fuimos por la Peña Beisbolera de La Laguna los colegas Martín Infante y de la Riva, el licenciado Alberto Barboza y quien esto escribe.
Tuvimos la oportunidad de saludar y conversar durante la parte del convivio de ese acto con el licenciado Guillermo Murra Marroquín, presidente del Club Unión Laguna, quien también encabeza el Consejo Directivo de la Liga Mexicana de Beisbol, LMB, y tuvo el indudable acierto de convocar a la asamblea de dueños de clubes para que se efectuase ese día y el siguiente, y de esta manera dar mayor realce a esta importante ceremonia de entronización anual del beisbol mexicano.
El Salón de la Fama de nuestro país, surgido en 1939 a propuesta del periodista deportivo y gran cronista del beisbol Alejandro Aguilar Reyes, mejor conocido como “Fray Nano”, existe y funciona tomando como modelo el de las Grandes Ligas, como los hay también en varios otros países. Tienen por objeto establecer una especie de santuario para tributar homenaje permanente a quienes han sobresalido como peloteros; pero también como ampayers, cronistas y directivos.
Hasta antes de la entronización de la Clase 2025 (como se identifica a quienes son incorporados al Salón de la Fama de acuerdo a su año de ingreso), es decir, hasta el año anterior, eran 223. Con los siete nuevos miembros, ahora suman 230. Una felicitación a ellos, y al Salón de la Fama y a quienes lo dirigen y lo mantienen en espléndido funcionamiento.
Allá en Monterrey, aprovechando la visita al Salón de la Fama, animada y muy interesante resultó la plática que sostuvimos Martín Infante, el licenciado Barboza y yo con los estimados colegas Jesús Alberto Rubio y Guillermo Gastélum, de Hermosillo y Culiacán, respectivamente, apasionados y grandes conocedores del Deporte Rey, con quienes comentamos un importante proyecto, para el cual por fortuna ofreció su apoyo el ingeniero Francisco Padilla, director del Salón de la Fama. Proyecto del cual informaremos a los demás integrantes de nuestra Peña, en la reunión que al efecto llevaremos a cabo el próximo lunes 17 de noviembre.