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La Peña Beisbolera | UNA SERIE MUNDIAL INOLVIDABLE

JUAN ANTONIO GARCÍA VILLA

De manera trepidante, con emociones a raudales y tensión electrizante al máximo, vividas y aun sufridas por millones de aficionados al Deporte Rey alrededor del planeta, muchos de los cuales expresaban a través de sus redes: “no soporto más los nervios”, “estoy a punto de que me dé un infarto”, el sábado anterior concluyó la Serie Mundial de beisbol 2025, en Toronto, Canadá, entre Dodgers de Los Ángeles y los Azulejos. La Serie se fue a siete juegos. El dato anterior es importante, pero vale la pena ponerlo en perspectiva, porque no todas, ni siquiera la mayoría de las Series, se van a ese número de juegos.

Su numeralia es la siguiente: la primera SM se efectuó en el año 1903. Lo cual significa que hasta el año que corre debieron haberse celebrado 123 de estas competencias anuales –llamados Clásico de Otoño— entre los campeones de la Liga Nacional y los de la Liga Americana.

Sin embargo, ocurrió (por las razones expuestas aquí anteriormente) que no se efectuaron las correspondientes a 1904 y 1994. Además de que en cuatro ocasiones (años 1903, 1919, 1920 y 1921) el formato fue a ganar 5 de 9 juegos posibles.

En consecuencia, en la modalidad de hasta siete juegos a ganar cuatro para coronarse campeón, han sido en total 117 las SM. De este número, únicamente en 41 ocasiones la serie se ha ido a siete juegos, cifra que representa el 35 por ciento del total. Lo cual da a entender, obviamente, que los dos equipos contendientes están muy parejos y por ello la competencia resulta muy reñida.

Como sucedió este año.

En un espléndido artículo publicado la víspera del arranque de la SM 2025, el estimado amigo Eduardo Almada hizo notar las cifras similares, muy parecidas, que durante la temporada regular de 162 juegos registraron tanto a la ofensiva como a la defensiva los Dodgers y los Azulejos. Compara al efecto los números en cuanto a bateo (hits sencillos, dobles y triples conectados, bases por bolas recibidas, carreras anotadas y carreras limpias producidas; bases robadas), y en cuanto al pitcheo, los mismos conceptos (hits sencillos, dobles, triples y cuadrangulares recibidos, ponches recetados y bases por bolas otorgadas y carreras limpias admitidas).

Sólo encontró Almada un par de diferencias más o menos notables en cuanto a cuadrangulares conectados, que fue de 19 por ciento entre uno y otro equipo, así como en ponches recibidos, que resultó en un 23 por ciento de más en uno en comparación con el otro conjunto.

“Tocante al valiosísimo fildeo –escribió el autor— fueron 68 vs 86 los errores (cometidos por uno y otro equipo) pero cada vez que tomamos en cuenta la combinación con carreras sucias admitidas, que al final de cuentas son lo más costoso: 50 vs 52, ¿qué tal?”.

A la luz de los datos presentados y comparados por Eduardo Almada, era de esperarse una competencia muy cerrada entre ambos equipos y que la Serie finalmente se fuera a siete juegos, como sucedió.

Salvo quizá por ahí alguna excepción, que de momento ni siquiera se recuerda, después de cada Clásico de Otoño solemos decir que la Serie fue estupenda, que vimos grandes jugadas y lances espectaculares. Sí, pero en esta ocasión sencillamente fue grandiosa, verdaderamente una Serie Mundial inolvidable.

Uno de los juegos se fue a 18 innings y terminó de manera dramática. El séptimo y definitivo, que llegó a once episodios, sólo pudo terminar después de tres entradas extras. Los Dodgers se fueron a Toronto como quien iba al paredón y terminaron ganando los dos juegos que les faltaban para coronarse campeones, incluso en el último yendo siempre abajo en la pizarra. La labor monticular de Yamamoto, tan impresionante como increíble, por eso fue nombrado el MVP de Serie; la sensacional atrapada de Andy Pages en el noveno episodio en el jardín central-derecho para evitar que Los Ángeles se quedaran tendidos en el terreno; el cuadrangular del veterano Miguel Rojas en la novena entrada en cuenta de 3 y 2, cuando los Azulejos estaban a un out y un strike de llevarse el banderín. En fin, una vez más tuvo vigencia lo dicho por el gran Yogui Berra: “Esto no se acaba hasta que se termina”. Por eso es tan grande el beisbol.

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