Putin acaba de anunciar que Rusia había probado con éxito un arma capaz de provocar un tsunami. Poco después, y justo antes de su reunión con Xi Jinping, Trump declaró que, ante los ensayos con misiles de otras potencias, instruía a su "Departamento de Guerra" a reanudar de inmediato las pruebas nucleares de EUA. ¿Significa esto que está creciendo la probabilidad de una confrontación entre las superpotencias? ¿Cómo operan la guerra disuasiva y la guerra de nervios?
1. Sabemos que, desde hace años, y especialmente desde 2022, Rusia ha recurrido de manera sistemática a las amenazas y a la retórica nuclear cada vez que lo considera necesario. Esto no sólo responde a la intención de recordarle al mundo que -como dice Putin- una superpotencia nuclear no puede ser derrotada, sino también a una táctica de guerra de nervios que ha resultado altamente eficaz.
2. También sabemos que, frente a las nuevas sanciones impuestas por EUA y Europa, Rusia respondió con tres anuncios de ensayos nucleares.
3. Sabemos además que, justo antes de la visita de Trump a Corea del Sur, Pyongyang llevó a cabo una nueva prueba con misiles.
4. Y sabemos que China lleva años expandiendo su arsenal nuclear, realizando pruebas con misiles balísticos intercontinentales.
5. Por consiguiente, si se entiende bien a Trump-pero sobre todo si se comprende la lógica que sustenta su doctrina de "paz mediante la fuerza"-, no deberían sorprender sus anuncios sobre las pruebas nucleares.
6. Un poco de contexto: El retorno de la rivalidad entre las superpotencias no inicia con Ucrania, sino desde varios años atrás. Pero la interpretación en Occidente es que se desaprovechó la ventana de oportunidad que existía para realmente disuadir a Putin desde que Rusia invade y anexa Crimea en 2014.
7. Sin embargo, Moscú ha sido altamente eficaz en persuadir al mundo de que, si algún país de la OTAN hubiese entrado a Ucrania para defenderle, ello haría al conflicto escalar velozmente hacia una guerra nuclear.
8. La cuestión es que este pensamiento no se limita a Europa. Un ejercicio de simulación conducido por el Centro para una Nueva Seguridad Americana reveló que, si Washington buscase defender a Taiwán en caso de una invasión china, el conflicto podría rápidamente tornarse nuclear.
9. Aun así, en teoría, una guerra entre potencias nucleares es altamente improbable. El atacar a quien tiene capacidad de destruirme es una decisión no racional puesto que el resultado no sería la victoria sino el suicidio. El objetivo de tener armamento nuclear es, entonces, meramente disuasivo. Sin embargo, eso debe cuestionarse. Primero, por la vasta investigación (desde la economía del comportamiento hasta la neurología) que existe acerca de la irracionalidad en la toma de decisiones. Segundo, por la posibilidad de que alguien encontrara motivos como para que un primer ataque nuclear sí tuviese justificaciones racionales.
10. De ahí la relevancia de la guerra de nervios, el miedo y la disuasión. Al incrementar su retórica nuclear y mostrar su músculo, las superpotencias no solo pretenden demostrar su tecnología, sino que buscan convencer a sus adversarios de que, dado el caso, están realmente determinadas a emplear ese armamento incluso a pesar de los costos.
El tema es que un modelo de estabilidad que descansa en decisiones racionales de los frágiles, vulnerables e irracionales seres humanos que somos, pende de un hilo. Por tanto, los actores interesados en la paz y estabilidad globales deben seguir impulsando, incluso conociendo sus retos, un modelo alternativo, basado en instituciones, arreglos y estructuras como durante décadas lo han sido el desarme y los tratados internacionales que le sostienen.
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