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La última buena obra

El planteamiento temático queda expuesto: un viejo habla de su muerte próxima; su hija, acostumbrada al asunto, no le da importancia y el narrador hace al lector preguntarse qué significará su sibilina afirmación.

La última buena obra

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SAÚL ROSALES

En el cuento “El último ruego”, del escritor siberiano Alexandr Vampílov, el protagonista, un viejo “sin fuerzas para nada”, se propone facilitar el reencuentro de dos jóvenes enamorados que se han distanciado al principio de la primavera. Lo sabemos, la primaveraviene colmada de vida nueva y renacimiento.

Alexandr Vampílov nació en 1937 en un pueblito de Siberia. Escribió cuentos y fue exitoso como dramaturgo. Murió ahogado en el lago Baikal, en 1972. “El último ruego” lo escribió cuando andaba en los 20 años de edad. Su relato lo leí en la revista Literatura Soviética de enero de 1977 y lo releí porque tengo más o menos la edad y la inquietud de su protagonista. Lo pienso y lo escriboen la inminencia de mis primeros 85.

Al principio de la narración, Nikolái Nikoláevich (NN) afligido comenta con su hija que lo cuida, Lidia Nikoláevna, la cercanía de su muerte. Ella, en una respuesta de amable tono familiar le ordena: “Vive hasta cien años”. Por su parte, el narrador advierte intrigantee irónico, quizá premonitorio: “Hasta los cien años no faltaba mucho”.

El planteamiento temático queda expuesto: un viejo habla de su muerte próxima; su hija, acostumbrada al asunto, no le da importancia y el narrador hace al lector preguntarse qué significará su sibilina afirmación. El autor ha descrito a su protagonista: “Hecho un carcamal y sin fuerzas para nada”. Sin embargo, NN “quería vivir hasta la primavera”.

Lo malo es que aún no termina el otoño y el paso de los días trae el invierno siberiano. Vampílov describe así ese tránsito de estaciones: “Pero los abedules ardieron con la pálida llama del ocaso otoñal y no tardó en llegar, poniéndose furioso en seguida, el crudo mes invernal de diciembre. Aullaron las alocadas ventiscas como alma en pena despertando en el corazón la añoranza de losacariciadores días primaverales”.

No sólo es notable la habilidad de Vampílov para la descripción; la estructura de su cuento es sólida y su personaje principal es bastante verosímil con su actitud compungida y su interés chantajista mezclados con su decisión de esperar la primavera. Enemigo de simulaciones, le decía al médico: “Usted sabe, y yo también lo sé, que la vejez es incurable”.

En español castizo se dice que enero y febrero desviejadero.

Nikolái Nikoláevich, seguramente como muchos que somos viejos, “aborrecía el invierno porque el invierno es bueno sólo para los sanos y fuertes, porque en el invierno no se puede abrir la ventana y, finalmente, porque el invierno es tan largo”.

De todos modos llega la primavera y NN pide que le instalen un sillón para ver a través de la ventana. De esa manera miró que bajo un abedul “grande y viejo”, se daban citas idílicas una muchacha y un joven. Pero la situación cambió. Ahora cada uno llegaba allugar de sus citas a diferentes horas. “Todo hacía suponer que habían reñido”.

La primavera avanzaba y un día de calor asfixiante el protagonista se siente mal: “El primer día sofocante, poco antes de la primera tempestad, la vejez y los achaques asediaron el lecho de Nikolái Nikoláevich tendiendo hacia él sus manos esqueléticas”.

Le pide a Lidia que llame a Serguéi. Luego que pasan la tormenta y su crisis, NN se siente rejuvenecido. Pide ser reinstalado en la ventana. Mira al joven de la pareja en el lugar de las citas. En eso Serguéi llega sobresaltado, pero encuentra a su padre restablecido. NN le pide que vaya a decirle al joven que espere allí. Al regresar, Serguéi encuentra al padre muerto.

No se sabe si los jóvenes se reconciliaron, pero Nikolái Nikoláevich intentó hacer el bien hasta el final de su vida. Con su mensaje de que el joven espere a la amada, NN, como extraño cupido, probablemente restableció el amor y probablemente losjóvenes se casaron y probablemente tuvieron hijos y la vida se reprodujo.

rocas_1419@hotmail.com

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