
Labor. Basada en la novela de Jorge Ibargüengoitia, Las muertas ficciona el ascenso y la caída de 'Arcángela' y 'Serafina Baladro'.
Las hermanas Delfina, María de Jesús, María del Carmen y Eva González, que mantenían una red de prostitución en Guanajuato hace décadas . Eran apodadas como “Las Poaquianchis”.
Por medio de engaños, reclutaban jovencitas para convertirlas en sexoservidoras. No fue sino hasta que se hallaron los cadáveres de éstas, ya que cuando dejaban de servirles les quitaban la vida, que descubrieron a las perversas mujeres en 1964.
Su caso fue tan famoso y estremecedor que se volvió el argumento de obras de teatro, una película de 1976 dirigida por Felipe Cazals y libros de algunos connotados literatos como Las muertas, novela de Jorge Ibargüengoitia.
Y justo del trabajo de Jorge, Luis Estrada decidió realizar una serie llamada Las muertas que estrena Netflix este miércoles.
Se trata del debut de Estrada en este formato, ya que su carrera había destacado en el cine con proyectos como La dictadura perfecta.
En seis capítulos, dirigidos por Luis, se cuenta la historia de dos hermanas ambiciosas que convirtieron una red de burdeles en un imperio. Lo que siguió fue una historia tan grotesca que solo podía ser contada como una sátira mexicana, al estilo de Estrada.
Basada en la novela de Jorge Ibargüengoitia, Las muertas ficciona el ascenso y la caída de "Arcángela" y "Serafina Baladro", quienes construyeron un imperio de burdeles en el México de los años 60, quedando marcadas en la historia como las asesinas seriales más despiadadas y temidas del país.
Filmada en los Estudios Churubusco y en los estados de Veracruz, San Luis Potosí y Guanajuato, dicho proyecto cuenta con un gran elenco que incluye a Paulina Gaitán, Arcelia Ramírez, Joaquín Cosío, Alfonso Herrera, Mauricio Isaac, Leticia Huijara, Enrique Arreola, Fernando Bonilla, Salvador Sánchez y Tenoch Huerta.
CONEXIÓN
"La ventaja aquí es que esta historia no tiene spoilers. Todo el mundo conoce el destino que tuvieron 'Las Poquianchis'. Los jóvenes no tienen idea, pero con esto seguro va a revivir el morbo y la curiosidad", explica.
Informa el cineasta de qué manera investigó el caso de "Las Poquianchis". Le costó más de 30 años poder llevar a cabo la adaptación del libro de Jorge. Se trataba de un sueño muy ambicioso que por fin logró concretar.
"¡Me leí todos los Alarma! habidos y por haber, todo lo que se publicó en México. En 2011 o 2012, haciendo un fraccionamiento en San Francisco del Rincón (Guanajuato) se encontraron unas fosas, y dijeron: 'Estas eran de las 'Poquianchis' y ahora hay que sumarles a los 200 que están consignados en la historia…', y resulta que era un cementerio del Siglo XVIII, pero se los achacaron a las hermanas.
"Entonces, va a revivir el tema y va a resurgir el morbo y la curiosidad que, Dios quiera -en quien no creo, porque soy ateo-, se convierta en el fenómeno que se merece, porque creo que se ha hecho un trabajo como no se ha hecho en México. Qué nivel de ego y vanidad tengo, pero decidimos en este tiempo en los que reina la Inteligencia Artificial (IA), la digitalización, los robots y las computadoras, hacerla como en los viejos tiempos. Cada fotograma se hizo artesanalmente, al igual que cada sonido, cada letrero, cada set y decorado", agrega.
Reconoce Luis que logró llevar a cabo la adaptación de la novela de Jorge Ibargüengoitia, en complicidad con Jaime Sampietro. Ambos respetaron en todo momento el trabajo que realizó el autor.
"Sólo hay un atrevimiento que nos tomamos Jaime y yo, muy intrépido, muy osado, que fue enmendarle la plana en el capítulo seis, que no es de Ibargüengoitia, la escritura es mía y de Jaime Sampietro porque algo pasó con Ibargüengoitia, no sé si agotamiento. He leído sobre lo que le implicó a él escribir Las muertas, y fue similar a lo que nosotros hicimos, lo escribió cuatro veces diferente, escribió una versión y la desechó, y así con otras a lo largo de 13 años.
"Volviendo al capítulo 6, Ibargüengoitia lo precipita y parece que tú, como lector, te quedas en una especie 'coitus interruptus', porque el libro siempre tiene un tono 'in crescendo', y al final dice: 'A las Baladro las atraparon este día, en este lugar, se las llevaron, las juzgaron, las acusaron de este delito, recibieron estas condenas.