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Las sombras de la Revolución como crímenes de género

Las historias presentadas en este texto muestran que las mujeres abusadas en la Revolución Mexicana fueron víctimas de violencia sexual, despojos y explotación.

Las sombras de la Revolución como crímenes de género

Las sombras de la Revolución como crímenes de género

JENIFER CRISPÍN RIVERA

La violencia contra las mujeres en México siempre será una larga historia. Hoy, aunque ya sea oficialmente un crimen de género, los casos emblemáticos y anónimos se pierden en el camino en busca de justicia. La historia no puede negar el abuso a las mujeres, madres de familia, esposas, jóvenes y niñas, que incluso en las gestas más importantes de nuestro país fueron vistas como posesiones, como si se trataran de cualquier objeto.

En la Revolución Mexicana —el conflicto armado iniciado el 20 de noviembre de 1910 y encabezado por Francisco I. Madero, en oposición al entonces presidente Porfirio Díaz—, inicialmente caracterizada con identidad de movimientos socialistas, liberales, agrarios, populistas y anarquistas, se hizo alianza en contra de toda aquella represión establecida. Fue a partir de 1913 cuando las tropas villistas tomaron fuerza, en lo que después se convirtió en una de las guerras civiles más sanguinarias del siglo XX.

Este acontecimiento bélico no cuenta solamente con dos caras de la moneda, sino miles y miles de historias que arman un rompecabezas infinito. Por largo tiempo, la Revolución Mexicana fue definida como una lucha con causa, pero también fue unapelea constante de egos, machismo y ambiciones.

La pelea por el poder pareciera que fue un atentando ante la misma causa que significaba esperanza y cambio para algunos. Por otro lado, existen testimonios donde se comprueba que muchas personas eran obligadas a servir en las tropas rebeldes.

Si bien, hay narraciones sobre los oscuros tiempos de la Revolución Mexicana donde son mencionadas las mujeres, generalmente estas son presentadas con discursos donde se les trata en segundo plano, acompañando a los generales o siendo minimizadas en el papel crucial que jugaron dentro y fuera del campo de batalla. Es el caso de “soldaderas” y demás versiones de escritos y relatos que no dan lugar al diálogo sobre la violencia y torturas ejercidas al género femenino

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EL CORRIDO DE ADELITA

Se dice que el corrido La Adelita fue una inspiración del romance entre Adela Velarde y el general zacatecano Antonio Gil del Río, militante de las tropas villistas. Adela, según indica la rapsodia revolucionaria, era una enfermera originaria de Ciudad Juárez. La épica también narra, en un tono de romanticismo insurrecto, que el general Del Río murió en Torreón, dedicando sus últimas palabras y versos a su amada.

La composición de este corrido que versa: “Si Adelita se fuera con otro / La seguiría por tierra y por mar / si por mar en un buque de guerra / si por tierra en un tren militar”, se le atribuye al director de banda sinaloense Luis Reyes, quien la compuso en 1913.

Con el tiempo, la pieza musical se convirtió un clásico en la selección de los corridos revolucionarios. Vestida en popularidad resonante, La Adelita comenzó a emplearse para referirse a todas esas mujeres que acompañaban a los rebeldes en la Revolución.Pero durante muchos años se omitió el cuestionamiento de que si estas mujeres, que obviamente tuvieron nombre propio, fueron obligadas a formar parte de las tropas y servir a los hombres armados lavando ropa, haciendo comida y satisfaciendo sus  necesidades sexuales.

CRÍMENES Y TESTIGOS

Investigaciones publicadas en el libro Los crímenes de Pancho Villa, del historiador Reidezel Mendoza, debaten sobre la masacre de las soldaderas en Camargo, Chihuahua. Era diciembre 1916 y el gobierno de Victoriano Huerta había caído, la guerra se convirtió en la lucha entre nuevas facciones: los villistas y zapatistas contra los carrancistas.

Una columna de carrancistas fue asaltada por villistas en la estación de trenes de Santa Rosalía de Camargo. Iban acompañados por sus mujeres, quienes a su vez se encargaban de cuidar de los niños y las espaldas a sus maridos, ya sea por amor o por la fuerza.

Después de ser descubiertas por Villa, las mujeres de los carrancistas suplicaban que se les dejase en paz junto con sus esposos. El propio Villa disparó a cada una de ellas. Después rondó una nota de prensa donde se indicó que un total de 60 mujeres fueronfusiladas por el Centauro del Norte. Algunas versiones dicen que fueron más víctimas y que incluso hubo muertes de infantes. La niña Herlinda Morales, de apenas siete años, sobrevivió a la matanza y fue adoptada por una familia de Camargo, ya que su madre fue una de las mujeres asesinadas.

Martha Chávez, bisnieta de Celsa Caballero, mujer asesinada por Francisco Villa. Imagen: Cortesía
Imagen: Ramón Sotomayor
Martha Chávez, bisnieta de Celsa Caballero, mujer asesinada por Francisco Villa. Imagen: Cortesía Imagen: Ramón Sotomayor

VILLA LA QUEMÓ VIVA

Celsa Caballero, de 71 años, fue quemada viva por Pancho Villa en Jiménez, Chihuahua. Reidezel Mendoza registra que el 14 de diciembre de 1916, Caballero fue arrestada y separada de su familia. Existen distintas versiones de esta historia, una relacionada con pagos irregulares de préstamos que la señora pudo haberle hecho a Villa, quien comete el crimen por no querer pagar, o porque ella ya no quiso prestarle más.

Pero la versión heredada a sus descendientes es que Celsa Caballero dio su vida por su hija, María Chávez. Pues una vez que el caudillo le puso el ojo, se obsesionó con tenerla y llevársela en contra de su voluntad. Se sabe que Villa acostumbraba a tomar posesión de muchas mujeres, por medio de manipulación o a la fuerza, incluso teniendo hijos con ellas.

“Lo que logro articular ahorita es que mi padre nos decía que Villa quería llevarse a la hermana de su papá, y como su abuela Celsa no lo permitió, Villa lo que hizo fue esconder a Celsa. Entonces llega Villa frente a Celsa y le dice: ‘Me voy a llevar a María, a tu hija’. Y la mujer le dice: ‘Primero muerta, antes de que te lleves a María’. Y entonces, el recuerdo de la historia de mi padre es que su abuela le contesta: ‘¡Primero me matas!’, algo así, y que ella misma se roció el combustible, se roció de petróleo, y ella misma sacó de su delantal los cerillos, y le dijo: ¡A ver si te atreves, cabrón!’, y que él le agarró los cerillos, encendió el cerillo y se lo lanzó”,  indicó la artista escénica Martha Eugenia Chávez, bisnieta de Celsa Caballero y quien ha creado una obra de teatro inspirada en esta historia.

Las historias presentadas en este texto muestran que las mujeres abusadas en la Revolución Mexicana fueron víctimas de violencia sexual, despojos y explotación que a menudo eran forzadas para unirse a la causa revolucionaria. Sus casos deben leerse yescucharse, sobre todo en estos tiempos donde la violencia de género parece no perder vigencia ni respetar estatus social. Cabe recordar que este 25 de noviembre se conmemorará el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas.

niffercr2@gmail.com

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