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'Los espacios salvajes', cuentos que desafían los límites de la realidad

Alejandro Vázquez Ortiz muestra su dote en los relatos cortos gracias a este libro

Alejandro Vázquez Ortiz. Imagen: Cultura UANL

Alejandro Vázquez Ortiz. Imagen: Cultura UANL

ÓSCAR BONILLA

Publicada por la editorial de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) en 2024, Los espacios salvajes o Mi historia fluye en más de una dirección es la entrega más reciente en la producción literaria del regiomontano Alejandro Vázquez Ortiz.

Nacido en Monterrey, Nuevo León, en 1984, el autor realizó estudios de Filosofía y Literatura en la Universidad Complutense de Madrid. Su obra narrativa está conformada por títulos entre los que destacan Artefactos (Editorial An.alfa.beta, 2012), La virtud de la impotencia (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2015), El emisario o La lección de los animales (Penguin Random House, 2017), El mono que escribió el Quijote (Librosampleados, 2018) y El corredor o Las almas que lleva el diablo (Penguin Random House, 2022). Durante su carrera, Vázquez Ortiz ha sido acreedor de reconocimientos como el Premio Ciudad de Getafe de Relato Corto 2009, el Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2015 y el XXXI Premio Nacional de Cuento Fantástico y de Ciencia Ficción de Puebla. En su faceta de editor, es miembro fundador del consejo de Editorial An.alfa.beta.

LAS ARISTAS DE LA OBSESIÓN

Los espacios salvajes o Mi historia fluye en más de una dirección es un conjunto de ocho cuentos, distintos en tema y construcción, que coinciden, no obstante, en un rasgo característico: todos los relatos están dominados por un desplazamiento en la percepción de los personajes que los arrastra y que deforma su realidad hasta lo grotesco. Ejemplos notables son “La correctora o La historia de la cortina”, en donde una mujer obsesionada con crear la biblioteca perfecta llega al punto de casi anular su propia existencia, así como “El compañero de cuarto o Voy a hacer como que no dije nada”, que narra las vivencias de una chica con una fijación extraña por los hábitos sexuales de su compañero de apartamento. Destaca también “Agustín Serna o Deseando que al terminar esta cerveza en la barra, algo, cualquier cosa, comenzara para mí”, que nos cuenta la búsqueda de un hombre por un brazo, un reloj y una ausencia nunca satisfecha.

Pero no me adelanto; paso ahora a un resumen de cada relato:

La Correctora o La historia de la cortina”. El cuento con el que abre el volumen narra, a manera de informe, el empeño de una anónima correctora profesional por crear la biblioteca perfecta, recurriendo para ello a la esmerada y obsesiva corrección de los libros que ha seleccionado para llevar a cabo dicha labor —prescindiendo de las traducciones y la poesía, pues, como ella misma nos dice, ambas conforman un terreno inabordable y aleatorio—. Su objetivo: ser el río que esculpe el lenguaje hasta ver nacer la limpia redondez de un clásico. El ambiente claustrofóbico de la narración es complementado por la misteriosa hermana, Elena, y por una coma que muda de tamaño y aparece siempre en los lugares menos esperados.

La fotógrafa o No necesito de tu ayuda para ir a Glasgow”. Historia fragmentaria que comienza en el momento en que una fotógrafa de sociales se ve cara a cara con la muerte y logra retratarla —o, al menos, el espacio que queda en los márgenes de la misma—. Después, de manera retrospectiva, se nos narra la relación con su compañero de trabajo, hombre de costumbres sexuales atípicas, lo cual crea un entorno enrarecido que hace avanzar al relato de manera interesante.

El Amasijo o Está ante Dios y, en lugar de hacerse a un lado, se postra”. Quizás el más extraño de los cuentos que dan forma al libro. El texto nos transporta a una realidad alterna, una suerte de universo-pesadilla en el que innumerables vehículos van chocando contra un amasijo formado por restos de accidentes previos. El límite de la realidad es el conjunto de siniestros y, más allá, solo hay un espacio en blanco por el cual los autos se deslizan sin detenerse nunca.

El compañero de cuarto o Voy a hacer como que no dije nada”. Escrito en primera persona, en una suerte de confesión, el cuarto relato del volumen nos muestra la extraña obsesión de una chica por su taciturno compañero de cuarto, así como la subsecuente relación que se establece entre ellos. La historia concluye con un hecho fantástico que rompe las reglas de la realidad y, también, de la dinámica sexual de los protagonistas.

El gato o Ser pobre me va como anillo al dedo”. Delirante historia de un hombre plagado de obsesiones —especialmente por los números, lo cual se traslada a la estructura del cuento—, que, tras la muerte de su gato —una estrella de internet—, sufre una serie de desventuras en su intento disfuncional por sobrevivir, que lo llevaran, al fin, a convertirse él mismo en la próxima celebridad viral de las redes sociales.

Riomar o El mundo por fuera”. En este cuento, el autor recurre a la técnica de deformar el lenguaje para hablar desde el punto de vista de una niña —probablemente afectada por alguna condición psicológica—, que le cuenta a algo que se intuye es una mascota muerta, antes de enterrarla, cómo a su padre se lo llevaron los ovnis. El desarrollo de la narrativa y el contexto que revela es desgarrador y certero.

Agustín Serna o Deseando que, al terminar esa cerveza en la barra, algo, cualquier cosa, comenzara para mí”. La penúltima historia del libro es la de un hombre que, un día, ante la extraña visión de un taxi, un brazo y un reloj en medio del tráfico, sufre una transformación psicológica que lo llevará a buscar obsesivamente a un ser ideal que cree haber perdido —mimetizándose con él hasta el punto de intentar transformarse—. El final nos propone que, a veces, encontrar algo es más decepcionante que continuar la búsqueda.

El socavón o La verdad, como el aceite”. El cuento que cierra el volumen nos narra la desafortunada incursión de un funcionario cultural, tirador aficionado y eunuco “ontológicamente inocente” en la política regiomontana, cuyas consecuencias inesperadas amenazarán su libertad y la existencia misma de Monterrey.

CONSIDERACIÓN FINAL

Alejandro Vázquez Ortiz ha dado forma a un conjunto de historias de prosa esmerada, cuyos conceptos y recursos, aunque diversos, logran crear un efecto armónico y bien estructurado.

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