
Los hábitos para vivir con diabetes
La diabetes es una condición con la que, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), conviven más de 14 millones de personas en el país. Si se tiene, es posible, sin embargo, llevar una buena calidad de vida, aunque para ello es necesario el acompañamiento de expertos.
Ese es el papel que desempeña Daniela Ugalde, nutrióloga y educadora en diabetes, que se dedica a orientar a las personas que viven con esta condición, de acuerdo a las necesidades de cada persona.
“La diabetes es una condición, y nosotros le explicamos los cambios y sus cuidados, dependiendo de cada una de las situaciones que tiene en su vida, como enfermedades o cambios en tratamientos”, dice.

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La especialista explica que la diabetes se distingue por no haber una correcta regulación en los niveles de glucosa en la sangre. Esto puede tener complicaciones, como dañar los vasos sanguíneos y generar problemas micro o macrovasculares.
Esta condición puede dar a cualquier persona. Ugalde considera que antes a la diabetes tipo 1 se le asociaba más con los niños, porque era en quienes se encontraba generalmente, mientras que la tipo 2 está más asociada a los antecedentes familiares. Aunque ya hay mayor número de jóvenes y niños con diabetes tipo 2.
Tener familiares cercanos con esta condición predispone a una persona a que la desarrolle. Este es un factor que Ugalde llama no modificable, pero aún hay otros que están al alcance de cambiarse para que la salud se encuentre lo mejor posible.
Manejar la diabetes
Para Ugalde, la diabetes no se controla, se maneja. Ya que control tiene una connotación de restricciones, y es necesario estar preparado para distintas situaciones.
“Una situación cotidiana como ir a una fiesta, puede desbalancearte porque ahí va a haber muchos alimentos ricos en carbohidratos que no están apegados al plan original. Hay otras como la enfermedad, alguna cirugía o el estrés, que nos hace más difícil el manejo de la diabetes porque pueden llevar a que los niveles de glucosa se disparen”.
Cada tratamiento varía de un paciente a otro, una vez que se ha ido con el médico, puesto que no son los mismos requerimientos para todas las etapas de la vida, pero el objetivo es siempre el mismo.
“Nosotros enseñamos varios aspectos, como a contar los carbohidratos, a que aprendan de su relación con la comida, qué, cómo y cuándo comer. No se trata de prohibir alimentos, sino que sean tomen decisiones conscientes y adecuadas sobre su alimentación. Les damos esa información, pero el tratamiento está en sus manos”.
Estos cuidados se basan en siete ejes o comportamientos, que son descritos a continuación.

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Estos son los ejes que siguen los educadores en diabetes. El orden no es siempre el mismo, ya que de acuerdo a Ugalde, es necesario enfocarse, en principio, en aquello que requieran con más urgencia el paciente, a fin de que sus hábitos se adecúen a la nueva situación que debe vivir.
Los primeros dos comportamientos son la alimentación saludable y la activación física. Ambos son esenciales para que cualquier persona tenga buena salud, pero que requieren orientaciones específicas que dependen de cada situación personal.
El tercero es el automonitoreo, a fin de que conozcan sus niveles de glucosa u otros síntomas que puedan ser un problema en su condición. Para ello están los glucómetros tradicionales o en su modalidad freestyle.
El cuarto es la toma de medicamentos, para mantenerse estables.
El quinto es es la resolución de problemas, que está enfocado en las reacciones que debe tener una persona o su cuidador cuando hay una baja o alta en los niveles de glucosa, a fin de evitar alteraciones graves.
El sexto es la reducción de riesgos, en el que se toman las precauciones ante varias situaciones cotidianas, como llevar la documentación médica necesaria durante un viaje, para anticipar si existe algún episodio inconveniente.
El séptimo es la adaptación emocional, ya que se trata de un episodio que requiere ser tratado con delicadeza y sensibilidad, primero por el propio educador, y luego por las personas que están alrededor.
Lo que no se ve
Para la especialista, cuando a una persona se le hace un diagnóstico de diabetes, no solamente se encuentran los cambios de su cuerpo, lo que debe de modificar, sino que se vive un duelo.
“Esto sucede porque hay una pérdida, que es la pérdida de salud”, dice, y por lo tanto es necesario un proceso de asimilación y conocer las nuevas posibilidades que hay en el horizonte.
A estos también se extiende la divulgación de una educación que busca, siempre, priorizar la condición de persona, más allá de algún padecimiento. El lenguaje juega aquí una parte esencial, en donde no se reduce a la persona a ser un “diabético”, sino una “persona que vive con diabetes”. También se debe dejar de culpar a las personas y responsabilizarlas por su condición, cuando hay muchas factores que llevan a desarrollarla.