Finalmente, se tiene un avalúo legal del precio de los activos que le quedan a la acerera Altos Hornos de México (AHMSA) que durante décadas fue el emblema de la industria siderúrgica nacional. Fundada hace 83 años en Monclova, Coahuila, su crecimiento acompañó el desarrollo industrial del país, convirtiéndose en el mayor productor de acero en México y el principal motor económico de la Región Centro Desierto y parte de la Región Carbonífera. Fue entre otras muchas cosas, el más grande empleador de esa zona. Sin embargo, una serie de decisiones financieras, políticas y administrativas; y francas triquiñuelas de su presidente Alonso Ancira, la llevaron a una crisis profunda que culminó en su quiebra formal en noviembre de 2024.
Desde que suspendió labores, el ciclo económico de Monclova y toda la región entera sufrió un brutal impacto. En ese entonces parecía que no habría mañana en cuanto a sostenimiento económico se refiere. Hoy está claro que los monclovenses y vecinos próximos están saliendo adelante.
Hoy, el país se enfrenta a una pregunta crucial: ¿es económicamente viable reactivar AHMSA?
Es menester recordar que la debacle de AHMSA no fue repentina. Su origen se remonta a la privatización de 1991, cuando Alonso Ancira y Xavier Autrey adquirieron la empresa con fondos prestados, generando una deuda que se volvió insostenible para 1999. Sin embargo, el golpe más severo llegó por un lado en 2013 con la compraventa fraudulenta de la planta chatarra de Agronitrogenados, en complicidad con Emilio Lozoya, entonces director de Pemex; y por el otro el encono de Andrés Manuel López Obrador contra el propio Ancira, que, sentado en la silla presidencial, poco le importó llevar al colapso económico a esa parte importante de Coahuila. La transacción inflada que llevó a la detención de Ancira en 2019 y a un acuerdo reparatorio por 216 millones de dólares.
Aunque AHMSA logró realizar dos pagos parciales, la empresa dejó de producir acero en diciembre de 2022 debido a adeudos con la Comisión Federal de Electricidad, proveedores y trabajadores. Su situación financiera insostenible provocó en noviembre de 2024, que un juez federal declarara su quiebra, ordenando la venta de sus activos para pagar a más de 17,000 empleados y acreedores.
La jueza Ruth Haggi Huerta García, del Juzgado Segundo de Distrito en materia de Concursos Mercantiles, emitió la sentencia de quiebra y designó a un síndico para administrar la liquidación de bienes
Actualmente, el proceso de quiebra ha cumplido con los requisitos judiciales para iniciar la subasta de activos, con un avalúo conjunto de 1,326 millones de dólares entre AHMSA y Minera del Norte. El gobierno federal, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, ha expresado su compromiso de recuperar la siderúrgica, priorizando la justicia laboral y buscando un modelo productivo sostenible.
Sin embargo, un problema se ciñe sobre la intención de reactivar la empresa, puesto que es pertinente cuestionarse si es rentable reactivarla. La respuesta exige un análisis técnico y económico. AHMSA llegó a producir hasta 4.5 millones de toneladas de acero anuales. En 2023, México produjo sólo 19.3 millones de toneladas frente a una demanda de 28.5 millones, lo que obligó al país a importar 12.5 millones de toneladas, principalmente de China, EUA, Japón y Corea del Sur.
Este déficit revela una oportunidad estratégica: reactivar AHMSA podría reducir la dependencia de importaciones, fortalecer la soberanía industrial y revitalizar la economía regional. Además, el acero es un insumo clave para más de 118 ramas industriales, desde la construcción hasta la automotriz. La reactivación también tendría un efecto multiplicador en el empleo, con cada puesto directo generando hasta 6.5 empleos indirectos.
Empero, hay desafíos. La infraestructura de AHMSA requiere modernización, y el costo de producción debe ser competitivo frente a gigantes como Ternium y ArcelorMittal, que han anunciado inversiones millonarias en México. Además, el nearshoring y la relocalización de cadenas productivas hacia México están elevando la demanda de aceros especiales, lo que exige innovación y eficiencia. Voces calificadas señalan que la antigüedad, la obsolescencia de sus equipos apuntan a que es económicamente inviable.
Con estas condiciones parece que reactivar AHMSA podría solo justificarse en el entendido de cerrar la brecha entre producción y demanda nacional, pero sólo si se logra articular un modelo competitivo, transparente y sostenible. Los optimistas esperan que regrese el gigante acerero, los no tan optimistas no le ven forma económica, a menos que una decisión política impulse su vuelta a la actividad.