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Donación de sangre

Lucrar con la urgencia: fraudes sanguíneos en La Laguna

Actualmente estafadores trabajan detrás de celulares para tratar de obtener dinero ofreciendo donadores o trámites ilegales dentro de los bancos de sangre

(EL SIGLO DE TORRREÓN)

(EL SIGLO DE TORRREÓN)

DANIELA CERVANTES

El día aún no clarea y un grupo de gente ya comienza a hacer fila a las afueras del Hospital General de Zona No. 46 en Gómez Palacio, se trata de posibles donadores de sangre. La imagen es cotidiana porque la sustancia roja, al ser vital, se vuelve necesaria y urgente en cualquier institución que se dedique a salvaguardar la vida.

Desde las seis de la mañana, en su mayoría hombres de mediana edad, arriban a la clínica. Pero será hasta después de las siete que comenzarán a soltar las 30 fichas que asegurarán diario un lugar para, primero tomarles una muestra, y, después, si la sangre es apta, realizar la donación.

Antes de que otorgaran las fichas, una señora que estaba en la fila marcaba con evidente desesperación a un número que la mandaba a buzón. Ella, mencionó, llegó temprano para apartarle lugar a su donador.

"Mañana me van a operar y me pidieron un donador, mi nuera me lo consiguió, pero no llega y no contesta ni llamadas ni mensaje", compartió la mujer que se mantuvo pendiente de su teléfono móvil.

Poco antes de las ocho de la mañana, personal del hospital dio especificaciones: en la fila sólo pueden permanecer, con identificación oficial en mano, los que van a donar sangre, las demás personas deberán salir sin excepciones.

En un momento la señora que aguardaba el lugar de su donante trató de explicar a la trabajadora que su donador aún no llegaba y que no podía salir de la fila porque perdería el lugar que ella desde muy temprano había asegurado, pero la repuesta que recibió fue tajante: sólo podían permanecer quienes fueran a donar en ese momento.

Sin alternativa, la señora tuvo que abandonar la fila que había sostenido desde las seis de la mañana, para después, quizá, intentar la hazaña al siguiente día.

Después de las ocho de la mañana, los posibles donantes fueron entrando uno a uno a que les tomaran la muestra, después, poco más de una hora, se les indicó si podían donar o no. El proceso, entonces, durará aproximadamente tres horas y media.

Cada donador lleva el nombre y número de seguro social del (o la) que está internado, así, de funcionar su sangre, su unidad se tomará a cuenta de la deuda sanguínea que tiene su enfermo o enferma.

En ese hospital se explicó que por día sólo pueden ir dos donadores por persona internada, quien no será dado o dada de alta, hasta que no cubra las unidades que ya se destinaron a su atención.

El proceso, largo y poco compatible con los horarios laborales, provoca que muchos posibles donadores desistan. Ese vacío abre un flanco perfecto para la estafa: personas que, aprovechando la desesperación ajena, ofrecen "solucionar" el problema por dinero. ¿Cómo operan? A través de redes sociales y mensajes de WhatsApp.

Hoy es común ver publicaciones en Facebook, especialmente en grupos dedicados a la donación de sangre, donde familias urgidas por cumplir con los requisitos del hospital piden ayuda para conseguir donadores de determinado tipo sanguíneo, acompañadas de un número telefónico. Ese punto de contacto se convierte, muchas veces, en la puerta de entrada para los que buscan ganar dinero fácil.

Este diario, a través de este reportaje, documentó las estafas más comunes relacionadas con la donación de sangre. También conversó con Javier Quintero, fundador de Donadores Laguna, quien subrayó la necesidad de fomentar una cultura de donación altruista. Su argumento fue contundente: tarde o temprano, ya sea por nosotros mismos o por un familiar, todos enfrentaremos la búsqueda de un donador.

LA DONACIÓN DEBE SER ALTRUISTA

Donadores Laguna cumplirá el próximo 11 de marzo 15 años como asociación civil. Javier Quintero explicó que su misión, desde entonces, no ha cambiado: facilitar el acceso a la sangre a través de la donación altruista. (DANIELA CERVANTES)

Donadores Laguna cumplirá el próximo 11 de marzo 15 años como asociación civil. Javier Quintero explicó que su misión, desde entonces, no ha cambiado: facilitar el acceso a la sangre a través de la donación altruista. (DANIELA CERVANTES)

Donadores Laguna cumplirá el próximo 11 de marzo 15 años como asociación civil. Su misión, desde entonces, no ha cambiado: facilitar el acceso a la sangre a través de la donación altruista.

¿Cómo ha cambiado la cultura de donar?, se le cuestionó a Javier Quintero: "Gracias a Dios hemos quitado muchos tabúes", mencionó.

Recordó, por ejemplo, la vieja creencia de que las personas homosexuales no podían donar. "Eso nunca estuvo prohibido en la normativa, pero se aplicaba como si lo fuera. Hoy ya hay mayor apertura y conciencia dentro de los bancos de sangre. Hay personas, sin importar su preferencia sexual, que tienen mejor educación sexual. Eso se ha ido entendiendo".

También mencionó la reducción en los rechazos de personas tatuadas, otro mito que parecía inamovible. "Era tremendo. Hoy casi ha desaparecido".

Lo que no cambia con la misma velocidad es la razón más cruda: la gente se vuelve donadora sólo cuando la urgencia toca a su puerta.

"Lamentablemente hasta que ven la necesidad dentro de su familia, y lo difícil que es conseguir sangre, ahí es donde ganamos un posible nuevo donador. Cuando termina su evento se convierten en aliados, porque ya entienden lo que implica".

Como dato, según el Centro Nacional de transfusión Sanguínea, en México, solo entre el 3 y 8 por ciento de las donaciones de sangre son altruistas, lo que significa que la mayoría de las donaciones provienen de familiares o amigos de pacientes que necesitan sangre (donación por reposición).

En ese sentido, Quintero expresó que el mayor obstáculo de la donación altruista es la ignorancia. No lo dice como reproche, sino como un diagnóstico. La gente le teme a la aguja, cree que engordará si dona o imagina riesgos inexistentes.

"Duele menos una donación que un piquete intramuscular", afirmó. Y luego reveló un dato poco conocido: cada donante recibe, sin pagar un sólo peso, siete estudios clínicos cuyo costo en el mercado ronda los 2 mil 500 pesos.

"Son suyos por ley. Si donas cada seis meses, tienes una revisión completa de tu salud. Es un privilegio para quien lo entiende".

Quintero también explicó por qué, aunque parezca lo contrario, las mujeres suelen ser mejores candidatas morales, pero no siempre médicas.

"La mujer tiene una cercanía natural con la preservación de la vida. Si alguien necesita sangre, ellas dicen 'yo voy'. El hombre evade hasta que lo obliga una situación familiar". Sin embargo, la fisiología las limita: variaciones hormonales, menstruación, niveles más bajos de hemoglobina y venas que requieren mayor precisión.

"Nosotros tenemos la vena más gruesa. Ellas llegan con voluntad, pero muchas veces no pueden donar".

La región, añadió, carga una demanda desproporcionada. "Aquí está la clínica 71, que atiende casos complicados de Chihuahua, Zacatecas, Durango y Coahuila: cáncer, leucemias, cirugías cardíacas. Mucha gente viene sola. Sin donadores, ¿Cómo le hacen?". A esa presión se suma algo que lo indigna: la compraventa clandestina de sangre.

"Desde hace cinco o seis años detecté fraudes. Como todo: primero fueron las tarjetas, luego los fraudes digitales; ahora lucran con la sangre".

Explicó que los estafadores se acercan a familias desesperadas y les ofrecen conseguir donadores a cambio de dinero. A veces no existen; otras veces sí, pero cobran por algo que la ley exige que sea altruista.

La Ley General de Salud así lo estipula: lucrar con la sangre es un delito. El artículo 462, fracción II, establece que se impondrán de seis a diecisiete años de prisión y multa por el equivalente de ocho mil a diecisiete mil días de salario mínimo general vigente en la zona económica de que se trate, "Al que comercie o realice actos de simulación jurídica que tengan por objeto la intermediación onerosa de órganos, tejidos, incluyendo la sangre, cadáveres, fetos o restos de seres humanos", se lee en la norma.

Asimismo, la Ley Estatal de Salud de Coahuila establece que la sangre obtenida de donadores en ningún caso podrá ser objeto de actos de comercio. Aunque el texto no detalla específicamente las sanciones por lucrar con la sangre, el Artículo 286 de la ley señala que las violaciones a sus preceptos serán sancionadas administrativamente por las autoridades sanitarias competentes, sin perjuicio de las penas que correspondan si son constitutivas de delitos.

Además, el Artículo 291 establece multas de cuatro mil hasta diez mil veces el salario mínimo general diario vigente por la violación de las disposiciones contenidas en el Artículo 62, que se relaciona con la donación de sangre.

En el caso Durango, la Ley de Salud establece que la Secretaría de Salud y el organismo correspondiente son responsables de organizar, supervisar y vigilar sanitariamente la disposición de sangre, sus componentes y derivados, así como de asegurar el cumplimiento de la Ley General de Salud y las Normas Oficiales Mexicanas. El manejo y uso terapéutico de la sangre, puntualiza, sólo puede realizarse a través de Bancos de Sangre y servicios de transfusión autorizados. La ley reconoce la sangre como un tejido, prohíbe su comercialización y establece que toda donación debe ser altruista, gratuita, confidencial y realizada con consentimiento expreso de la persona donante.

Sin embargo, pese que existen esas normas, los fraudes entorno a la donación de sangre están a la orden del día. La combinación es brutal: una región que necesita más sangre que la que se dona de manera altruista, una ciudadanía que sólo dona cuando le duele y un mercado negro que se alimenta de la urgencia.

Quintero no dramatiza. Conoce el terreno. Sabe que cada ficha entregada al amanecer es una batalla ganada contra el tiempo. Pero también reconoce que la cultura de la donación en la región aún es reactiva, no solidaria: "Donamos cuando ya estamos en la urgencia. Ojalá que la gente lo entendiera antes".

Frente a él, las cifras no son números: son historias que comienzan con una cama de hospital y un familiar mirando el reloj, calculando si el donante llegará, si contestará el teléfono, si alcanzará ficha. Historias como la de aquella mujer en la fila a las afueras de la clínica 46, esperando a un donador que nunca llegó.

ALGUNOS MODUS OPERANDI

 Lo que pudo indagar este diario es que en primera instancia el fraude inicia casi siempre en redes sociales. Las familias que necesitan sangre publican solicitudes en grupos especializados y dejan un número de contacto. A partir de ahí, los estafadores rastrean esos datos, agregan a la persona por WhatsApp y se presentan como trabajadores del banco de sangre del hospital donde está internado el paciente. Su mensaje es directo: dicen poder "arreglar" la deuda sanguínea en el sistema sin necesidad de conseguir donadores reales.

La oferta parece irresistible para quien ya pasó horas en una fila o, como la mujer del hospital 46 que madrugó para apartar lugares que finalmente perdió. Los estafadores prometen evitar ese peregrinar a cambio de un pago. Según el número telefónico 87-12-56-19-14, con el que este diario estableció comunicación, el costo era de 600 pesos por unidad de sangre.

Otra variante del engaño consiste en pedir dinero bajo el argumento de que los donadores "vienen de comunidades lejanas" y necesitan apoyo para trasladarse. El depósito, advierten los estafadores, debe realizarse antes de acudir al hospital. Una vez enviado el dinero, el supuesto donante desaparece.

Javier Quintero, fundador de Donadores Laguna, en ese sentido es tajante: cualquier solicitud de pago es una señal inequívoca de fraude. Además, señaló un patrón recurrente. Cuando las víctimas sospechan y dejan de responder, los estafadores recurren a mensajes agresivos e incluso amenazas. La recomendación, en estos casos es simple: bloquear y reportar el número de inmediato.

Otros estafadores buscarán llamarte para ofrecerte algún bien material para que enfrentes "tu situación". Por ejemplo, el número 322- 368- 5039, envió un audio explicando lo siguiente: "lo que pasa es que yo vi tu publicación y yo quería donarte unas cosas que me sobraron para que las rifes, no se si me las aceptes, lo que pasa es que yo soy originario de Tapachula, Chiapas. Yo manejo un tráiler y ahorita estoy aquí en Zacateas. Gracias a Dios ya me descargaron mi camión y venían de más una estufa y una lavadora y en cambio de dejarlas tiradas, dije, se las regalo, porque yo se que son gastos que se te vendrán ahorita, digo si tiene un enfermito pues se le vienen gastos, no se si me acepte las cosas, lo hago de buen corazón sin obtener nada a cambio".

Luego de explicar lo anterior, el estafador intentó realizar varias llamadas que, por supuesto, no fueron contestadas.

Hasta aquí se puede escribir que la intención de este reportaje es clara: alertar a la población para que no caiga en estas estafas. Por grande que sea la urgencia, siempre es preferible acudir a asociaciones confiables como Donadores Laguna y recordar que la sangre no se vende. La donación altruista no sólo es un derecho, sino que debería una obligación ética, porque, como mencionó Javier Quintero, algún día, en un 90 por ciento, todos requeriremos de algún donador.

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