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Jorge Volpi

Make Mexico Great Again

JORGE VOLPI

a intención de este análisis es demostrar que los mejores principios éticos y la bondad que poseemos como pueblo y nación provienen de aquello que heredamos de las grandes civilizaciones del México prehispánico", afirma Andrés Manuel López Obrador en la introducción a Grandeza (2025). Un poco más adelante, insiste: "Considero una ingratitud no reconocer que, debido a esas raíces y enseñanzas, los mexicanos de hoy somos libres, fraternos, trabajadores, honestos y felices".

No deja de resultar asombroso -y algo delirante- que, tras una vida entera dedicada a la conquista del poder, en su rancho chiapaneco el expresidente se haya dado a la tarea de escribir una historia patria con el objetivo explícito de enlazar directamente a las civilizaciones prehispánicas con la 4T o, más bien, con él mismo. La cubierta del libro no deja lugar a dudas: del lado izquierdo, una monumental cabeza olmeca; del derecho, el propio AMLO. La grandeza queda aplicada por igual a las dos figuras, tan monumental una como la otra, mientras se contemplan con un guiño de complicidad.

Toda historia es relato y toda historia es ficción: este es el argumento central de La invención de todas las cosas (2024). Pero no todos los relatos son equivalentes: mientras algunos persiguen el rigor y la verdad y se contrastan con los hechos o con distintas fuentes verificables, otras prescinden de ellos o los manipulan a su antojo, llevándonos más cerca del terreno, si no de la mentira explicita, de la pura fabulación. En esta Grandeza, nos hallamos no ante el testimonio de un historiador que intenta probar una hipótesis, sino en la obra de un ideólogo que, con una suma de dogmas prefabricados, tuerce la realidad para acomodarla a su imaginación política.

La sucesión de ficciones extremas se halla ya en su presupuesto: empeñarse en demostrar que nuestra bondad deriva de la de las culturas prehispánicas. Tenemos, así, que los mexicanos somos "libres, fraternos, trabajadores, honestos y felices" -por más que, como tantas otras sociedades, nos hayamos sumido en incontables guerras y conflictos y, en los últimos veinte años, hayamos sido responsables de unos seiscientos mil homicidios-, y que estas virtudes nos llegan, de manera directa, casi mágica, desde la antigüedad, atravesando la Conquista española y el mestizaje como si hubieran sido disrupciones menores en una historia mayor.

Grandeza nos revela mucho más sobre López Obrador que sobre las civilizaciones prehispánicas, depuradas de todo atisbo de maldad: "La intención es, pues, refutar la historia inventada o tendenciosa basada, entre otras aberraciones, en atribuir a los pueblos indígenas de la Antigüedad supuestas prácticas de sacrificios humanos". Una nueva ficción a priori: dado que las civilizaciones prehispánicas, en la nueva cosmovisión lopezobradorista, eran por fuerza virtuosos -según el ideal que él les impone a cada paso-, jamás podrían haber sido antropófagos o haber cometido esas abominables prácticas, inventadas por los perversos españoles. Nos hallamos, aquí, frente a una falacia que se muerde la cola: si de un lado exalta a los pueblos antiguos, del otro les impone una moral judeocristiana ajena a ellos.

El credo lopezobradorista, que se empeñó en publicar al mismo tiempo que Sheinbaum, Diario de una transición histórica -en cuya cubierta ella ocupa el lugar de la cabeza olmeca-, explica acaso su desinterés en combatir al crimen organizado o en saludar a la madre de El Chapo: debajo de su perversidad también se esconde la grandeza prehispánica. Y, desde luego, es el fundamento de su exigencia de disculpas a España, la única gran villana de su historia. Poco le importa a López Obrador que, a partir de la Independencia (la 1T), fueron los mismos mexicanos quienes se encargaron de discriminar y masacrar a los indígenas... hasta nuestros días.

Como en toda construcción de una Arcadia, el relato de AMLO, tan obsesivamente cristiano -la división del mundo en buenos y malos, o su terquedad con el perdón-, muestra un desdén absoluto por las ficciones y los mitos de esas culturas prehispánicas a las que se empeña en lavarles la cara. Desdeñándolas una vez más, la única grandeza que le importa es la suya.

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