Más de la mitad de la población ocupada trabaja sin prestaciones
La informalidad laboral en México continúa en ascenso y se ha convertido en uno de los principales retos sociales y económicos del país. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en octubre de 2025 la población ocupada alcanzó los 60.9 millones de personas, de las cuales 33.9 millones trabajan en condiciones informales, es decir, sin acceso a seguridad social, prestaciones ni estabilidad laboral.
El seguimiento de ManpowerGroup confirma que la tasa de informalidad se ubicó en 55.7% durante el décimo mes del año, un incremento de 1.6 puntos porcentuales respecto al mismo periodo de 2024, cuando se reportó en 54.1%. En términos absolutos, esto significa que alrededor de 1.5 millones de personas se sumaron a la informalidad en el último año.
La tendencia ha sido constante a lo largo de 2025. El año inició con 32.2 millones de trabajadores informales y mes con mes la cifra fue aumentando: 32.3 millones en febrero, 32.5 en marzo, 32.7 en abril, 32.9 en mayo, 33 en junio y un pico de 34.1 millones en julio. Aunque en agosto se registró un descenso a 32.6 millones, la cifra volvió a subir en septiembre con 33.1 millones y en octubre alcanzó los 33.9 millones.
Históricamente, la tasa de informalidad en octubre se ha mantenido en niveles similares: 55.9% en 2020, 55.6% en 2021, 55.4% en 2022 y 55.4% en 2023. Sin embargo, el repunte de este año refleja un problema estructural que impacta directamente en la vida cotidiana de millones de familias.
Beatriz Robles, directora de Operaciones de Manpower México, advirtió que “en términos reales, la economía mexicana opera con más empleo informal que formal; hoy, el país tiene más personas trabajando sin prestaciones que en esquemas formales. Esto implica un freno estructural, porque millones de personas siguen sin seguridad social ni opciones de retiro, lo que amplía las brechas de desigualdad”.
La especialista subrayó que México necesita avanzar hacia la generación de empleo formal para atender a la población que cada año se incorpora al mercado laboral.
“Deberíamos crear más de un millón de empleos formales al año, y aún no llegamos a ese ritmo. La única forma de avanzar hacia un mercado laboral más sólido es atraer y facilitar la inversión. Las empresas requieren certidumbre, claridad regulatoria y seguridad para planear a largo plazo”, señaló.
El impacto social de la informalidad es profundo, pues se trata de trabajadores sin acceso a servicios médicos, familias sin posibilidad de ahorro para el retiro y comunidades que dependen de ingresos inestables. Además, la productividad del país se ve limitada, pues gran parte de la fuerza laboral opera en condiciones precarias.
Robles concluyó que, si no se logra cerrar esta brecha, la economía seguirá dependiendo de trabajos sin protección y con menor productividad, perpetuando desigualdades y frenando el desarrollo social.
