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Mauricio Fernández Garza

Mauricio Fernández Garza, la mente detrás del Museo La Milarca

Mauricio Fernández Garza, la mente detrás del Museo La Milarca

Mauricio Fernández Garza, la mente detrás del Museo La Milarca

SAUL RODRÍGUEZ

El cáncer venció el pasado 22 de septiembre a Mauricio Fernández Garza, empresario, político y alcalde con licencia de San Pedro Garza García, Nuevo León. Pero su gran influencia no sólo quedó marcada en la política y el mundo empresarial, sino también en el área del arte y la cultura, donde como coleccionista y filántropo encabezó diversos proyectos, entre ellos la construcción del Museo La Milarca, destinado a convertirse en uno de los más importantes del norte del país.

Inaugurado en julio de 2024 en el parque Rufino Tamayo, el Museo La Milarca llamó la atención de los medios debido a su originalidad y belleza. Fue en ese marco que El Siglo de Torreón pudo contactar al reconocido empresario. La conversación se realizó vía telefónica y fue gestionada con personal del museo. Allí, Fernandez Garza habló del origen de su colección, de su perspectiva del arte, de la arquitectura del inmueble y de algunas piezas icónicas como los cinco techos mudéjares traídos desde España.

“Mira, yo creo que es algo de generaciones. Desde mi bisabuelo, don Eliseo Garza, quien fue un pilar industrial en este país y le daba mucho por las cosas culturales. Igual mi abuelo, igual mi madre, quien fue promotora de varios museos en México… toda mi familia históricamente nos hemos dedicado a temas culturales. Yo tengo el coleccionismo desde niño”.

Son cuatro naves, divididas en seis salas (El Estudio del Coleccionista, El Gabinete de Mauricio, México 86, Numismática, Policromado Palencia Siglo XIV y Salón Oaxaca), las que conforman al museo y donde se alberga un acervo de tres mil 500 piezas que en conjunto superan los 100 millones de dólares.

Además de los techos mudéjares, el museo resguarda objetos naturales como fósiles, minerales, animales disecados, así como obras de arte y antigüedades. Una pieza destacada es el “segundo amonite más grande del mundo”. Se trata de un magno fósil que el coleccionista encontró en el municipio de Piedras Negras, al norte de Coahuila.

“Tiene un diámetro de 1.5 metros. Sólo hay una pieza alemana más grande que esa. Esos amonites aparecen en lo que fue un lecho marino. Actualmente, corrientes de agua han ido creando pequeños arroyos hasta descubrirlas. Es una cosa impresionante y ahí está, en La Milarca”.

MÁS SOBRE EL EDIFICIO

El edificio de La Milarca es una réplica de la casa que Mauricio Fernández tiene en la zona de Chipinque, construida por el arquitecto Juan González Loyzaga. Se constituye de una estructura de concreto con acabados tradicionales. Cuenta con tejas de arcilla en los techos y pisos de madera. Hay puertas, dinteles, herrería y ventanales antiguos. Sobresalen siete arcos góticos de mampostería que datan de entre los siglos XIII y XIV, tres portales virreinales mexicanos y cuatro techos renacentistas de entre los siglos XIV al XVI.

Junto a las áreas de servicio, el complejo conforma un total de dos mil 864 metros cuadrados de construcción, en un terreno de seis mil 440 metros cuadrados.

“El nombre de La Milarca me lo dio un amigo mío, José Luis Ezquerra, arquitecto del Hotel Las Hadas (Manzanillo). Yo quería ponerle un nombre a la casa que estaba construyendo acá en Monterrey y le pedí uno. Salió con “Milarca” y me contó que era el nombre de una doncella del Medievo, quien salía en una novela española de la época de la reina Urraca. Allí aparecía Milarca, pero es un nombre que se perdió en la historia. La verdad es que a mí me encantó”.

La Milarca es un museo único en el continente americano y, de todos los elementos que la conforman, los que más destacan son sus techos antiguos provenientes de España. Fernández narra que compró el primero y más grande de su colección (el Gran Techo de Almagro) cuando tenía apenas 25 años de edad.

“Es una cultura muy amplia sobre oficios que ya se perdieron. En este caso, uno es de cerámica, que es el único que queda en el mundo, proveniente de Sevilla, de principios de 1500. Pero los otros que son de madera, uno está policromado y data de 1350, más o menos; otro, al que le llaman La Media Naranja, es de Granada, también de mediados de 1300; el otro es el Gran Techo de Almagro (que cuenta con una excelente acústica)”.

Otra cuestión interesante es que los árboles que se emplearon para hacer estos techos tenían hasta 800 años de edad al momento de ser cortados.

“Es realmente increíble que, saliendo de un oficio, podías tener algo que ahorita se mantiene. La materia prima, que es la madera, tiene 1300 años (en el caso del techo menos viejo). Ahorita construyes algo de cemento, varillas o lo que sea y a los pocos años se anda cayendo. Son oficios de materiales, que tristemente perdimos el conocimiento de cómo utilizarlos, para que se preservaran, para que sobrevivieran. En el caso de La Milarca, son puras joyas del Renacimiento”.

DESPEDIDA

El Siglo de Torreón visitó La Milarca en marzo de 2025, durante la entrevista que se sostuvo con el poeta italiano Alessio Brandolini para la revista Siglo Nuevo. Allí el personal ofreció un recorrido guiado y se pudo constatar lo declarado por Mauricio Fernández Garza.

Respecto al fallecimiento de su fundador, Museo La Milarca publicó un comunicado en redes sociales donde se manifestó lo siguiente: “El Museo La Milarca lamenta profundamente el fallecimiento de su fundador y coleccionista, el Ing. Mauricio Fernández Garza. Su visión y generosidad trascendió fronteras al reunir y resguardar objetos de valor universal para la humanidad, legado que hoy conforma una de las colecciones más notables del país. Descanse en paz”.

A las afueras del museo, se colocó una fotografía en gran formato del empresario, arreglos florales y un buzón donde los visitantes podían dejar un mensaje o una carta para el nuevo viaje del también conocido como “tío Mau”. Un moño negro, señal de luto, coronó la entrada.

Cabe recordar que antes de construir La Milarca, Mauricio Fernández Garza fue fundador del Museo El Ojo en García, Nuevo León, exmiembro del consejo del Museo Franz Mayer, así como expresidente del Patronato de Amigos del Museo de Arte Contemporáneo (MARCO), también colaboró con el Museo del Desierto de Saltillo, entre otras actividades relacionadas al arte y la cultura.

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