
Obra de Jenny Saville, artista dedicada al cuerpo y sus cualidades expresivas y viscerales. Imagen: Gagosian Gallery.
En un tiempo en que el cerebro se compara con una computadora y la conciencia con un algoritmo, la obra de Henri Bergson ofrece una alternativa que aún tiene el poder de causar impacto a pesar de los avances recientes en neurociencia, fenomenología y filosofía de la mente.
En Materia y memoria (1896) postuló que la conciencia no es ni un artefacto del cerebro ni una reflexión pasiva sobre lo que los sentidos captan del mundo, sino un espíritu vital en el tiempo. Su interpretación de la memoria hace posible una nueva forma de pensar sobre la conexión entre cuerpo y alma, percepción y acción, identidad y libertad.
UN NUEVO ENFOQUE DEL DUALISMO
Bergson asume un dualismo que difiere del cartesiano clásico. La mente y el cuerpo no se tratan como sustancias distintas, sino como niveles de existencia que pueden separarse pero que están interrelacionados.
En oposición al idealismo extremo —donde la materia se convierte en representaciones subjetivas— o al realismo materialista desenfrenado —que ve los fenómenos de la psique sólo como productos del cerebro—, el filósofo francés afirma que la materia es un conjunto de “imágenes”. Con esto se refiere a cualquier perspectiva intermedia que se sitúe entre la realidad en sí misma y su representación mental. Esta concepción permite escapar de la falsa dicotomía entre la mente creando al mundo por sí sola, o este último eliminando a la primera.
Visto desde este ángulo, el cuerpo no es una mera parte mecanicista de la gran fisiología de la naturaleza, ni la conciencia es simplemente otro elemento aislado.
El cuerpo es un “centro de actividad” en medio de todas las imágenes que componen nuestra realidad; mientras que la conciencia, en especial en forma de memoria, emerge como condición para la verdadera libertad dentro de un mundo que de otro modo estaríaen su totalidad controlado por la necesidad.
EL CUERPO COMO PUNTO DE INFLEXIÓN EN LAS IMÁGENES
Para el filósofo, no se trata de construir representaciones de las cosas a partir de los datos recabados por los sentidos; se trata de seleccionar, entre las múltiples imágenes del universo, sólo aquellas que son significativas para la acción. Esa percepción es un “tamizado” práctico, dirigido por la utilidad y no por la contemplación desinteresada.
Además, Bergson se ve impulsado a renunciar a las doctrinas de su tiempo en que se buscaba localizar la memoria en el cerebro. Porque para él este órgano no alberga recuerdos, sino que los hace disponibles para actuar. Es decir, opera como un sistema de retransmisión u orientación y no como un disco duro.
El cuerpo, en este esquema, es imagen entre imágenes; sin embargo, es una imagen privilegiada que puede reflejar actos sobreotras: reacciona y tiene efectos en la realidad. Pero la percepción no se lleva a cabo en el cerebro; este únicamente elige yarticula posibles movimientos.
En esta filosofía, tanto la percepción como la memoria se emplean para servir al movimiento. El ser vivo percibe sólo lo que esútil para actuar, y recuerda lo que puede alterar su comportamiento presente o futuro. La mayoría de los recuerdos permanecen en lapenumbra de la conciencia sin ser llamados para un uso real.
Este modelo se asemeja mucho a las teorías seleccionistas actuales. Bergson anticipa ciertos modelos modernos de memoria en neuropsicología, que postulan que el cerebro genera un gran número de representaciones potenciales y luego las selecciona y refuerza de acuerdo con una necesidad adaptativa que surge del momento.
La memoria no es un registro pasivo; es un campo de energía que se actualiza continuamente en función de lo que está sucediendoahora. El deber llama y entran en función tipos adicionales de memoria: flujos cinestésicos o propioceptivos, como por ejemplo cuando una persona enjuaga su boca con agua antes de acostarse.
DOS TIPOS DE MEMORIA: HÁBITO Y RECUERDO PURO
La contribución más conocida y original de Bergson a la teoría de la mente es su distinción entre dos tipos de memoria: la memoria-hábito (mémoire-habitude) y la memoria pura (mémoire pure).
La primera funciona de manera automática y física, en la práctica. Está compuesta por movimientos y modos de comportamiento que se han adoptado a base de repetirlos. Esta memoria no requiere evocación y, por lo tanto, puede relacionarse directamente con el esquema sensorio-motor. Se utiliza, por ejemplo, cuando alguien escribe palabras que conoce al cien por ciento en lugar de pensar en cada letra.
La memoria pura, en cambio, no está contaminada por necesidades prácticas. Es capaz de traer el pasado al presente sin requerir que esto se traduzca en una acción. El recuerdo puro es contemplativo, está liberado de la utilidad inmediata. Es el pasado preservado en el presente, no mezclado con la percepción actual, sino coexistiendo junto a ella en la conciencia, dando profundidad y significado a cada momento vivido.
Para ilustrar esta distinción, Bergson utiliza una imagen famosa: la de una pirámide al revés. En el vértice está el presente corporal: en la base se encuentran todos y cualquier recuerdo puro. Sumergiéndose de vez en cuando para convertirse en acción según sea necesario, ciertos recuerdos se voltean desde el vértice.
LA DIMENSIÓN INTERNA DE LA CONCIENCIA
“Duración” es el nombre que Bergson da al flujo continuo de la experiencia interna, en contraposición a unidades discretas como los segundos en un reloj.
Una característica clave de la duración es la memoria, en el sentido de que lo que se recuerda de cualquier habitación o geografía no es una mera imagen estática capturada por un instante, sino toda su realidad y dinamismo.
Por eso, para hablar del tiempo como experiencia o como el ser mismo, primero tenemos que recordar o que hicimos ayer: ponernos al día con algo que ya ha sucedido desde que este día tiene mañana.
La memoria pura es, por lo tanto, la continuidad del Yo a través del tiempo. Es la base de la identidad personal, pero también la fuente de la libertad: porque podemos recordar nuestros pasados, podemos elegir, actuar de una manera que no está determinadapor el presente inmediato.
IMPLICACIONES EPISTEMOLÓGICAS Y METAFÍSICAS
La teoría de la memoria de Bergson no es sólo psicología especulativa, ya que tiene consecuencias extremadamente importantes en la epistemología, la ontología y la filosofía de la ciencia.
Según el filósofo, la memoria es, más allá de un tema para la psicología, el corazón del espíritu. Es donde el tiempo —siendo pasado y presente—, materia y espíritu se unen. Comprenderla es una forma de comenzar a entender en qué sentido las personas realmente son.
Hoy, frente a discursos que explican el Yo como una suma de funciones neuronales, Bergson nos invita a pensar que el espíritu no es un efecto de la materia, sino una fuerza que la orienta. La memoria, como duración, no puede capturarse en datos ni almacenarseen chips: es historia viviente. Recuperar esta visión es una forma de defender la experiencia humana en su complejidad, su libertad y su profundidad.
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