HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO
Débiles criaturas -criaturas, al fin y al cabo-, Adán y Eva cayeron en la tentación que su Creador les puso.
El Señor, en efecto, es diestro en poner tentaciones, y más diestro aún al castigar a quienes caen en ellas. Parece ser ése uno de sus principales entretenimientos. Alguna vez los hombres -y las mujeres también- deberían ponerse de acuerdo, y no caer durante varios meses en ninguna tentación. ¡Cómo se aburriría el Creador en ese tiempo!
Castigó, pues, el Señor a Adán y Eva por haber caído en la trampa que les puso. El castigo consistió en expulsarlos del paraíso. Entonces el hombre y la mujer inventaron su propio paraíso, que es el amor humano.
Ahora, según se dice, los ángeles y los arcángeles sienten la tentación de caer en el paraíso creado por Adán y Eva. Saben que de ese paraíso, el amor, nadie los puede expulsar.