“ ... Julio Romero de Torres pintó a la mujer morena...”. Así empieza la letra de un famoso pasodoble.
No sólo pintó mujeres morenas aquel pintor de España. Su primer cuadro se llama “¡Mira qué bonita era!”. En el barrio de Santa María, en Córdoba, murió una niña de 12 años. El artista, impresionado por su temprana muerte, pintó la escena de sus funerales. Yace la jovencita en su ataúd, puesto en la sala de la casa. Su larga cabellera sale del féretro y cae como negro crespón sobre la blanca tela que cubre el túmulo mortuorio. Junto a la muerta, sentado en una silla, llora el padre ocultando su rostro entre las manos. La madre, de pie, gime desconsolada. En un rincón la abuela reza su rosario. Por la ventana abierta, que deja entrar a raudales la luz de la mañana, se asoman los curiosos. Hay entre los dolientes otra niña. Entendemos que es amiguita de lamuerta. Su larga cabellera cae como anuncio de crespón negro sobre su albo vestido juvenil.
“... Julio Romero de Torres pintó a la mujer morena...”. También pintó el eterno ritmo de la vida y la muerte.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS