Un amigo le preguntó al hidalgo sevillano:
-¿Por qué no escribes tus memorias?
Contestó él:
-Podría responderte con la manida frase: "Los caballeros no tenemos memoria". Pero sucede que yo sí la tengo. Y mala, porque no me permite olvidar nada. Recuerdo con absoluta claridad los días de mi vida, y más las noches. De los recuerdos vivo. Sólo dejaré de recordar cuando me llegue ese total olvido que es la muerte.
El amigo insistió:
-Si no escribes tus memorias se perderá todo lo que hiciste.
Dijo Don Juan:
-Eso es precisamente lo que quiero: que se pierda. No escribo mis recuerdos para no ser recordado.
El amigo pensó que el antiguo seductor era hombre extraño. Lo era. Vivió en guerra y quiere morir en paz. Mil veces juró amor eterno, y espera ahora eterno olvido.