Me entristeció el fallecimiento de don Sergio Hernández.
Pocos señores he conocido tan señor como él. Caballeroso en la mejor usanza del campo mexicano, fue criador de reses bravas. En Rancho Seco, prestigiada ganadería centenaria, llevó adelante una noble tradición que muchas cosas buenas ha dado a la historia de la tauromaquia en nuestro país.
Tuve el privilegio, junto con la amada eterna y con bonísimos amigos, de disfrutar su hospitalidad y la de su gentil esposa, la señora Vicki. Mesa cordial, sabrosa charla y amistad sincera hicieron de ese día una fecha para nosotros memorable.
Envío a la familia de don Sergio mi sentimiento de pesar. El recuerdo de su bonhomía hará que siga viviendo en todos aquellos que tuvimos la fortuna y el honor de conocerlo. Su legado es invaluable; su existencia, ejemplar. En Rancho Seco, su querida casa, vivirá por siempre.