La mejor conversación es aquella en que tú hablas y los demás escuchan. Doña Rosa conversa hacia un solo lado, y en la sobremesa tras la cena en la casa del Potrero narra un sucedido más de su marido.
-La mamá de Abundio me contó que cuando él y su hermano menor eran chiquillos ella hizo un pastel para regalárselo a su suegra. Les dijo a los niños: "No se acerquen a ese pastel. Diosito lo está cuidando". Después preparó una jarrita con miel y un plato con requesón para llevárselos también a la señora. Luego fue a su recámara a arreglarse. Abundio, entonces, le dijo a su hermanito: "Vamos a chingarnos la miel y el requesón. Mamá se fue a su cuarto, y Diosito está ocupado cuidando el pastel".
Todos reímos, menos don Abundio. Masculla con enojo:
-Vieja habladora.
Doña Rosa figura con índice y pulgar el signo de la cruz, se lo lleva a los labios y jura:
-Por ésta.
¡Hasta mañana!...