Estas cosas que ves, y que te miran cuando no te das cuenta, son las cosas que tú llamas “mis cosas”, y que nombras, numeras, mides, pesas y registras.
Pero ellas son tus dueñas y señoras.
Te siguen como perras. Te vigilan.
Diría que son tu sombra. Así diría si no es porque en verdad tú eres su sombra.
Cosido estás a cosas, y a tal costa que ni siquiera quieres que algún día tu mortaja de cosas se descosa.
Muerto de cosas vas. Ellas te acosan.
A lo mejor, las cosas ya bien vistas, tú no eres otra cosa que otra cosa.
AFA.
¡Hasta mañana!...