Una lumbre hipnótica arde en el fogón de la cocina de Ábrego. Cuando la leña se haga brasas pondremos en el asador la carne. No la dejaremos ahí mucho tiempo: nos gusta término medio. Lo cocido bien cocido; lo asado mal asado.
Mientras el fuego se amansa doña Rosa cuenta una de las cosas de don Abundio su marido.
-Iba en el burro por el camino. Atrasito, a pie, iba su nieto. Comentó la gente: "Pobre niño. En el burro el viejo aprovechado, y él caminando". Bajó Abundio del burro y subió al niño. La gente dijo: "Pobre señor. Él caminando, y el muchacho en el burro". Subió Abundio en el burro junto con el nieto. Y la gente: "Pobre burro. El viejo y el muchacho arriba, y el burrito cargando con los dos". Le dijo Abundio al nieto: "Vámonos al rancho, hijo. A este paso nosotros tendremos que cargar al burro".
Reímos todos, menos don Abundio. Masculla disgustado:
-Vieja habladora.
Doña Rosa figura con índice y pulgar el signo de la cruz, se lo lleva a los labios y jura:
-Por ésta.