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Nancy Cárdenas: audaz activista, luminosa artista

En 1975, al celebrarse en México la Conferencia Internacional de la Mujer, Nancy dio a conocer la Declaración de las Lesbianas Mexicanas. Sabía que eso le ocasionaría el repudio de las buenas conciencias.

Nancy Cárdenas: audaz activista, luminosa artista

Nancy Cárdenas: audaz activista, luminosa artista

ANTONIO ÁLVAREZ MESTA

Mayúsculo atrevimiento es contradecir a la atrevida escritora Nancy Cárdenas, quien, por su conciencia social y por su militancia política, gustaba presentarse como una guerrillera urbana disfrazada de artista. Se le responde con un retruécano: ella fue una artista completa disfrazada de guerrillera urbana. Su poesía, su teatro, sus punzantes textos, revelan una alta calidad estética que la consagra como artista. Y tenía además una óptima preparación académica, pues en la UNAM obtuvo un doctorado en Literatura y después realizó otros estudios de posgrado en Arte Escénico en la Universidad de Yale y en Polonia.

Logró la difícil facilidad de los maestros: sabía decir mucho usando los recursos precisos. La sobriedad del lenguaje, sus expresiones naturales y sin afectación, su inteligente economía de recursos, resultan admirables. Por supuesto, no se conformó con la elegancia formal y con asépticos enfoques academicistas; ella se propuso sacudir conciencias y lo logró.

Tal osadía puso en peligro su carrera y hasta su vida misma. Eran los tiempos en que el vociferante presidente Luis Echeverría criticaba acremente a jóvenes que, a su entender, mostraban “una notable propensión a la promiscuidad sexual y un alto grado de homosexualidad masculina y femenina”, y aun así Nancy Cárdenas no titubeó en defender los derechos de las personas homosexuales.

Así, cuando el empleado Fernando Vigorito fue despedido por su orientación sexual de una poderosa compañía transnacional, Nancy organizó llamativas protestas. Se inspiró en el movimiento reivindicatorio lésbico-gay que cobró fuerza en Estados Unidos en 1969 tras la redada en el bar neoyorquino Stonewall. Encabezó, además, la creación del Frente de Liberación Homosexual (FLH), la primera organización por los derechos LGBTQ+ en México.

Al ser entrevistada en cadena nacional, nada menos que por Jacobo Zabludovsky, ella proclamó con orgullo y valentía ser lesbiana. Al poco tiempo, contra viento y marea, montó en el Teatro de los Insurgentes la obra de temática gay Los chicos de la banda, escrita por Mart Crowley.

En 1975, al celebrarse en México la Conferencia Internacional de la Mujer, Nancy dio a conocer la Declaración de las Lesbianas Mexicanas. Sabía que eso le ocasionaría el repudio de las buenas conciencias, así que en conciso poema le dice a su pareja: “Ahora comprendo que, desde el punto de vista de/ tu mamá,/ yo no resulto un buen partido:/ me exhibo como militante gay,/ me comporto como anarquista de izquierda/ y vivo la azarosa vida doméstica del artista/ independiente.// Peor que si fuera iletrada, tonta y pegalona.”

Un cáncer de seno le quitó la vida en 1994. Tenía 59 años. Alguna vez escribió que sólo pretendía mostrar el mundo desde otra perspectiva. Ciertamente lo logró.

Izquierdista hasta el final de sus días, consciente estuvo de que la ideología puede interferir con el amor. “No sé qué tienen/ las diferencias ideológicas/ que enfrían los besos, aligeran los abrazos/ y finalmente acedan el aire que respiran/ las amantes”.

Atacó la incongruencia en todas sus manifestaciones. Una de sus amistades más íntimas aseveraba ser budista, y fingía una bienaventuranza que no le había llegado; Nancy le hacía ver que la falta de ascética, de meditación y —sobre todo— de empatía le imposibilitarían permanentemente la pretendida iluminación. A una de sus últimas compañeras afectivas le escribe unos versos cuyosentido común y sapiencia aplicada nos convendrían a todos: “Desengáñate,/ no hay religión que no exija práctica constante/ ni amor que apetezca infidelidad sexual/ ni amistad confiable que se cuide sola”.

Parrense cosmopolita y coahuilense universal, Nancy Cárdenas conjuntó magistralmente la estética con la ética. Su forma y su fondo tienen correspondencia plena. En su literatura la elegancia formal y el compromiso social van de la mano. Mostró a las claras que el arte auténtico es catártico, emancipador y promotor de verdades que liberan tanto a individuos como a grupos.

antonioalvarezmesta@hotmail.com

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