Investigadora. Escribir sobre Nancy Cárdenas, confiesa Madrigal, fue un reto. Por sí misma, Nancy es un caleidoscopio entre activismo, dramaturgia, poesía y traducción.
Nancy Cárdenas (1934-1994) volvió a casa, a Coahuila.
Fue en las instalaciones de El Siglo de Torreón donde el día de ayer martes 14 de octubre, se presentó el libro ‘Antiguas lesbianas de este valle’, el cual reúne la poesía escrita por la autora oriunda de Parras de la Fuente. El crédito de este trabajo monumental corresponde a la doctora Elena Madrigal, quien además es coordinadora académica del Centro de Estudios de Género en El Colegio de México.
Publicado precisamente por El Colegio de México, ‘Antiguas lesbianas de este valle’ contiene un estudio introductorio y edición crítica de Elena Madrigal, además de todos los poemas que Nancy Cárdenas publicó en su libro ‘Cuaderno de amor y desamor’ (1968- 1993), así como otros poemas dispersos de su juventud escritos entre 1951 y 1952, los pertenecientes a Vuelo acordado (1971) y los publicados en El Búho, suplemento cultural del periódico Excelsior.
Fue después de las 19:00 horas cuando el evento dio inicio. Elena Madrigal estuvo acompañada por Fabiola Favila, directora del Museo Arocena, y Rita Martínez, artista visual y poeta. Tras la intervención de las dos últimas, quienes compartieron sus perspectivas personales sobre el libro y la obra de Nancy Cárdenas, la doctora Madrigal tomó la palabra.
“Muchas de las revoluciones, en más de un sentido, pero sobre todo las culturales, han bajado del norte hacia el centro y sur del país. Y no sólo al país, sino al mundo. Una cuna de grandes escritores es Coahuila, y Nancy Cárdenas no es la excepción. Yo también, durante décadas, me pregunté por qué su poemario, que era el que yo conocía en aquel entonces, el ‘Cuaderno de amor y desamor’, no era conocido y sólo contaba con la primera edición de 1994 —que por cierto, Nancy no pudo tener en las manos, porque ella murió antes de que saliera de la imprenta—, y después hubo una segunda edición en 2010, por el gobierno de Coahuila y Porrúa, y después vino el gran silencio”.

A Elena Madrigal le intrigó ese silencio impuesto sobre la palabra de Nancy Cárdenas, ese bozal de mudez a una escritora de gran estatura. Así que cuando El Colegio de México le dio la oportunidad de desarrollar un proyecto de investigación, no dudó en sumergirse entre los versos de la coahuilense y llegar al fondo del mar poético de quien, hasta entonces, era más conocida por su papel como activista y directora escénica.
“Y hay una parte en este estudio donde Nancy Cárdenas dialoga con las grandes letras hispánicas y mexicanas de su momento, y de otros momentos. Por ejemplo, está la sección de los gatos, que es un homenaje a Lope de Vega y La gatomaquia (1634). Nancy también hizo una adaptación de La Galatea (novela de Miguel de Cervantes publicada en 1585), un monólogo que le dedicó a Beatriz Sheridan, que es un modelo magistral de lectura de la hispanidad. Y yo decía: ‘¿Pero si esta poesía tiene tales cualidades, por qué no dedicarle algo más extenso y más riguroso?’. Entonces fue que comencé a rastrear otras publicaciones y me encontré con las de El Búho, suplemento cultural de Excelsior”.
Para concretar este estudio sobre la poesía de Nancy Cárdenas, Elena Madrigal tuvo que pausar su vida y tomar un año sabático en 2023. En esos 365 días se dedicó a pulir la reunión de los poemas no seleccionados y a escribir el estudio poético. Madrigal asegura que la poesía de Cárdenas es tal como su autora fue en vida: muy compleja. En los versos de la coahuilense conviven cuestiones de amor entre mujeres, críticas al amor romántico, avances científicos sobre la sexualidad humana, también algo de su activismo y pensar estudiantil.
“Como bien dicen, estos poemas incluso parecieran escandalosos, pero Nancy lo dijo: ella disparaba arte. Y estos poemas eran parte de esta actitud rebelde, pero rebelde con un gran conocimiento”.
Escribir sobre Nancy, confiesa Madrigal, fue un reto. Por sí misma, Nancy es un caleidoscopio entre activismo, dramaturgia, poesía y traducción. Ese legado pedía a gritos un lugar en el panorama de las letras nacionales, hacer la metáfora de un telón a través de páginas que se levantan conforme se avanza en la lectura, un escenario entintado que poco a poco descubre a una poeta de toda cepa, a una coahuilense que partió de su tierra siendo muy joven y ahora retorna en forma de versos e imágenes.
“Nancy Cárdenas era una gran amiga, era una gran persona, solidaria, humana, y obviamente excelente poeta. Entonces, espero que este libro sea la puerta al reconocimiento de una gran coahuilense. Muchas gracias por tenerme en casa de Nancy”.
