Árbol de Navidad, ¿cuál es la mejor opción?
Con la llegada de diciembre, resurge en millones de hogares el eterno debate decorativo que va más allá de la estética: ¿cuál es la opción más ecológica para el árbol de Navidad? La respuesta, lejos de ser binaria o definitiva, es descrita por expertos en medio ambiente como una ecuación compleja que depende de múltiples variables, desde el origen del producto hasta su disposición final.
Descubre la mejor opción para tu árbol de Navidad, según especialistas
Según análisis recogidos por National Geographic, no existe una solución única perfecta, sino decisiones que pueden minimizar o maximizar nuestra huella de carbono. Por lo tanto, deberás tener en cuenta los siguientes parámetros al momento de elegir tu árbol de Navidad.
Por un lado, se encuentra el árbol natural. A menudo criticado bajo la falsa premisa de que fomenta la deforestación, la realidad es que la mayoría proviene de granjas de cultivo controladas. Durante sus años de crecimiento, estos árboles actúan como sumideros de carbono, absorbiendo CO2 y generando oxígeno, además de estabilizar suelos y ofrecer hábitat para la fauna local. Sin embargo, su sostenibilidad pende de un hilo crucial: el transporte y el desecho.
Si un árbol natural termina en un vertedero de basura común, su descomposición anaeróbica libera metano, un gas de efecto invernadero potente. Para que sea verdaderamente ecológico, debe ser adquirido localmente (para evitar emisiones de transporte) y, al finalizar las fiestas, debe ser triturado para compostaje o convertido en mantillo, cerrando así su ciclo natural.

En la otra esquina está el árbol artificial. Su ventaja aparente es la reutilización, pero su costo ambiental inicial es alto. Fabricados mayoritariamente con PVC (derivado del petróleo) y metales, y transportados generalmente desde grandes distancias, estos árboles tienen una huella de carbono de fabricación significativa y no son biodegradables.
Para que un árbol de plástico compense su impacto ambiental frente a la opción natural, los estudios sugieren que debe ser utilizado durante un periodo prolongado, que algunos estiman entre 10 y 20 años. Desechar un árbol artificial cada pocos años es, sin duda, la opción más dañina para el planeta.
La opción más verde suele ser utilizar lo que ya se tiene; si ya posee un árbol artificial, cuídelo y úselo por décadas. Si opta por un árbol natural, asegúrese de que sea de cultivo local y recíclelo adecuadamente.