De nueva cuenta la tierra dio la vuelta alrededor del sol y llegó la fecha de festejar el nacimiento de Jesús, Dios de los cristianos, que ya sumamos 2,64 mil millones en el mundo, con la persistencia del incremento en 0.9% anual de creyentes. Aunque las estadísticas globales también muestran decremento en occidente, principalmente en algunos países ricos -EUA y Europa principalmente-… ¿por qué será?
El festejo, que se empalmó -intencional o no- a la fiesta pagana del Sol Naciente o Invicto Romano, es una historia bella, que representa los cimientos de la escala valorar del cristiano: fe, tiempo de paz, esperanza, caridad y unión familiar.
Debo mencionar el abuso para promocionar y vender, en un consumo promovido, exagerado y con festejo etílico.
Pocos recordamos el origen de la fiesta religiosa más importante en México, entre otros muchos países del mundo. Le comparto algunos datos:
En el siglo XIII, a.C., apareció un personaje trascendente para la fe católica: Francisco de Asís, aquel que creó la orden de "Los Franciscanos" apoyado los cuatro primeros seguidores: Bernardo, Pedro, Silvestre y Gidio. Encontró una manera sencilla para comunicar al pueblo las enseñanzas evangélicas, exponiendo el primer Nacimiento, con un portal, Jesús, José y María, con ángeles y pastores adorándole.
Hoy día, se ha sofisticado su representación y tales exposiciones que resultan un deleite, particularmente para los niños, exhibiendo todo tipo de agregados: desde alumbrado, pueblecitos, ríos con agua corriente, lagos y más ideas que la creatividad latinoamericana genera. El año anterior me encontré con uno de ellos, que representaba ¡hasta con un Oxxo!, festejo con el ingenio latino que nos caracteriza.
Carlos III, observó en Nápoles una de tales representaciones, importando la idea a España; de ahí, solo fue un salto para que llegara a Latinoamérica y México no quedó fuera.
En la evangelización de América, aportó ingredientes que ayudaron a comprender al indígena el mensaje cristiano.
Otras actividades importantes son las pastorelas, con cantos, representaciones teatrales y/o musicales, inspiradas en la adoración al niño Dios. Ni qué decir de los personajes que con rima y prosa enfrentan al arcángel Gabriel contra el Demonio, luego que el malvado trata de convencer el humilde pastorcillo y hacerlo caer en pecado; vale la pena mencionar el vestuario y maquillaje, otra muestra más de nuestra creatividad mexicana.
Y que me dice de las misas de "Gallo", con iglesias engalanado el evento, decoradas exprofeso y parafernalia especial del rito. Lástima que, poco a poco, se va abandonando la costumbre, a pesar del recorrido del horario -desde las doce de la noche hasta la media tarde-.
Los villancicos desde los días previos animan la temporada, creado un ambiente de alegría que solamente se vive en Navidad.
A partir del 16 de diciembre, se disfrutan las tradicionales posadas y a los más jóvenes, les recuerdo que, anteriormente, iniciaban rezando el Rosario o fórmulas con oraciones breves, terminando en el disfrute de comidas -¡los tamales! y ponches de frutas "con o sin piquete-". Al despedir a invitados, les entregaban los tradicionales "bolos": bolsas con dulces, chocolates y cacahuates -según presupuestos-.
Actualmente, tales reuniones se hacen en lugares públicos, con música moderna para bailar y, para tal fin, las damas deben "colgarse el molcate", motivo que las demora al asistir a las ceremonias litúrgicas.
Los regalos: parte importante; se entregan en la Navidad o Día de Reyes y son esperados con ansias por niños y jóvenes, obligando a los padres hacer malabares con el presupuesto familiar -muchos logran el equilibrio hasta mediados de año, o más allá. Otros no-.
Con el paso del tiempo, la mejor comunicación mundial y luego la interconexión inalámbrica, han logrado crear una fusión de las costumbres internacionales, ahora más orientadas a motivar el deseo y el consumo; actualmente "entre más caro es el regalo, más te quiero".
Así, en Italia, destacan las representaciones del Nacimiento, incluidas las misas solemnes -también más desoladas a cada año -; los alemanes nos legaron el árbol de Navidad, que se consolidó en México, con la influencia norteamericana; en Francia, esperan la visita de Père Noël y los mercados navideños son emblemáticos -nuestras promociones de ofertas navideñas para el consumo-; y los países nórdicos, nos compartieron costumbres de invierno, con nieve, luces y comidas festivas.
Para nosotros, es manifestación del mestizaje cultural y la fe compartida, donde unimos el mensaje cristiano del nacimiento de Jesús, con las tradiciones locales y el festejo a la vida y a la luz.
De nuevo, como en otros Diálogos, le propongo festeje a partir de la esencia de nuestra idiosincrasia: la creencia en Dios y la alegría de convivir una navidad más con la familia.
Si Usted es mayor, cuénteles a los menores cómo disfrutábamos de este tiempo, que ojalá los motiven a defender nuestras tradiciones. ¿Acepta?