
EL SIGLO DE TORREÓN / Ramón Sotomayor
Nirvana Paz (Ciudad de México, 1976) pasea por la galería del Centro de Artes del Norte (CAN), en el centro cultural Casa La Morelos. Está a unos minutos de iniciar la primera sesión del curso El hogar como paisaje, dentro del programa educativo Fragmentos de Cristal. Bromea, luego ríe, para después abordar los ejes de su temario, los puntos más importantes de abordar.
“Es un taller que he dado un montón de veces, es de mis consentidos. Tiene que ver mucho con mi trabajo personal y entonces terminé llevándolo a una estructura de proyecto, para poderlo compartir. Además, ha ido creciendo. Ahorita también lo estoy dando en paralelo online con Argentina, como que eso también lo ha ido alimentando, pues cada lugar tiene ciertas reflexiones”.
La artista tiene una relación estrecha con la fotografía y los espacios. Su obra se enmarca por procesos de empatía y autorreconocimiento. Considera el universo de la imagen y las políticas de la mirada como herramientas capaces de ampliar y transformar percepciones. Durante su carrera ha recibido apoyos de Casa Encendida de Madrid (España), la Fundación Jumex (México), el Museo Miniccelli (Argentina) y la Trakl Hause (Austria), entre otras instituciones.
“En términos generales, el taller habla sobre el lugar, la forma de diferenciarlo de la casa, qué es lo que hace un espacio-hogar y también se vuelve un pretexto para poder hacer un semillero de futuros proyectos. A partir de las reflexiones y ejercicios que hacemos, no sólo fotográficos, sino de dibujo o pintura, he notado siempre una posibilidad de proyectos que se germinan en ese momento, en el taller. Todo gira en torno al espacio-hogar, lo cotidiano y su poética”.
En el taller de Nirvana Paz se lee, se escribe, luego se trabaja en video, fotografía e incluso dibujo. Los textos son sencillos y a partir de ellos se crean propuestas con alta calidad estética. La artista comparte sus conocimientos desde la fotografía documental, el autorretrato y el espacio personal. Se sincera y pide que sus alumnos lo hagan también. Recuerda sus trabajos en el espacio público, donde ha tenido interés por lo íntimo.
“Empezamos con la idea de los no-lugares, una idea de un politólogo y arquitecto que se llama Marc Augé. Luego vemos mucho en torno a Bachelard y su libro La poética del espacio. Más adelante trabajamos con Julio Cortázar, con literatura. Y el camino aplicamos a un montón de artistas visuales también”.
En ese espacio-casa-hogar, indica la artista, se fundas muchas ideas en la infancia, pero que no son universales. Acuda a un texto de Aungé respecto a la “sobremordernidad”, más allá de la posmodernidad, es la modernidad la que se encuentra desbordada. Es en esa saturación de la sobremodernidad donde se localizan los no-lugares, nacientes a partir de fenómenos de urbanismo.
Nirvana Paz estará impartiendo su taller en Casa La Morelos hasta el próximo 25 de septiembre.