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Nueces del 2025

JESÚS SILVA-HERZOG

Finalmente, después de muchos años de voltear al otro lado, la academia internacional estudia a México como un caso paradigmático de autocratización. Se publican estudios importantes incorporando a nuestro país al estudio comparado de la erosión democrática. En la edición más reciente de Foreign Affairs, Steve Levitsky y Daniel Ziblatt, autores de un libro que se ha vuelto clásico sobre la muerte de las democracias, junto con Lucan A. Way, publican un trabajo que coloca al México de López Obrador y Sheinbaum en la familiala de las nuevas autocracias: un país regido por un "autoritarismo competitivo." Un régimen donde subsisten las elecciones pero las reglas se tuercen para favorecer al gobierno y el poder se emplea para amenazar a opositores y órganos independientes. En su libro más reciente sobre los liderazgos autocratizantes en el mundo, Susan Stokes, directora del Centro para la Democracia de la Universidad de Chicago estudia con detenimiento el caso mexicano para examinar el manual de la autocratización que siguen populismos de derecha y de izquierda. En particular, analiza el ataque metódico a las instituciones, la deslegitimación de los órganos de la imparcialidad y la retórica de la polarización.

El país más democrático del mundo es, en realidad, caso de estudio de la ola autoritaria.

En su extraordinario discurso al recibir el Premio de la Feria de Guadalajara, el escritor libanes Amin Maalouf habló del desconcierto aterrador de nuestro tiempo; del contraste entre el avance de las ciencias y el retroceso moral. Si nuestra especie está en peligro es porque la razón técnica nos da un poder que la razón ética es incapaz de encauzar. No solamente está en riesgo la integridad física de la especie, sino su propia sobrevivencia, dijo en la FIL. La guerra vuelve, el universalismo retrocede, la democracia agoniza. Un tiempo de maravillas y horrores. "Todo lo que pertenece al ámbito de la ciencia y la técnica avanza sin pausa, cada vez más rápido; mientras que lo que pertenece a nuestra evolución moral tropieza, se desvía o incluso retrocede".

El primer libro de Claudia Sheinbaum no es solamente un mal libro. Es una muy mala idea de libro. Una edición descuidada y fea que contiene el diario de una groupie que sigue la gira de su ídolo. Notas, reproducción de discursos, oficios burocráticos y una galería de fotos del ídolo acompañado de la autora.

La primera presidenta de México no firma un libro de campaña para explicarle a los electores quién es, dónde se formó, qué piensa, cuáles son sus proyectos. No habla de sus experiencias formativas, de su familia, de su activismo estudiantil. No habla de su trayectoria académica, de su incursión en la política. No resalta los aprendizajes de sus gobiernos en Tlalpan y en la Ciudad de México. Decide escribir su primer libro para compartir con sus lectores el privilegio de hablar a solas con su estrella. Las frases hechas del patriarca adoptadas como si fueran la última palabra. La Jefa del Estado mexicano asumiendo la función de evangelista. Gobernar para dar testimonio. En su antecesor, el único camino. La veneración es abnegación.

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