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El Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) se trata de un trastorno neuro-psiquiátrico que afecta la salud mental. Para que se pueda considerar TOC debe cumplir con ciertas características: quienes lo padecen se llenan de pensamientos irracionales, impulsivos y repetitivos; esto a su vez causa mie do, angustia y ansiedad, provocando en ellos acciones compulsivas. Esto se convierte en un círculo vicioso que hace que dejen de lado actividades importantes y descuiden las rutinas cotidianas.
De acuerdo con el portal web del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en México, entre 1.5 y 5 por ciento de la población sufre de alguna clase de TOC. Generalmente se desarrolla por factores genéticos, aunque también se puede deber a la crianza y/o experiencias traumáticas. Suele iniciar en dos etapas de la vida: de los 10 a los 15 años de edad, o de los 20 a 25 años.
Según el doctor Alberto López Díaz, psiquiatra de la Ciudad de México, resulta fundamental detectar este tipo de padecimientos de manera oportuna para que el tratamiento (farmacológico y psiquiátrico) produzca efectos positivos.
UN TIPO DE TOC
Uno de los TOC más comunes es el de la limpieza: un miedo persistente e irracional a la contaminación y al contagio de enfermedades. Aunque la higiene es algo de suma importancia, cuando se trata de una compulsión puede afectar severamente a la persona. Pese a que cada quien la vive de forma distinta, los individuos con esta condición siempre terminan compartiendo algo: el temor a los gérmenes en las manos, ya que es la parte del cuerpo con mayor exposición a las superficies. La ansiedad que esto les provoca hace que se creen escenarios pesimistas en su mente. Por ejemplo, hay quienes piensan que el tener suciedad en las manos les traerá enfermedades graves.
Pero este trastorno no se limita a la higiene personal, sino que también puede estar relacionado con la limpieza del hogar, del entorno o incluso de los demás. Incluso el simple hecho de ver que las cosas a su alrededor se encuentran desacomodadas puede ser una fuente de estrés excesivo.
¿CÓMO SE MANIFIESTA?
Para los individuos que cargan con esta obsesión, la limpieza jamás va a ser suficiente; no importa que pasen horas limpiando, no llegarán a sentirse satisfechos con los resultados. Su preocupación por mantener todo inmaculado es algo que está en sus mentes todo el tiempo. Así, permanecen la mayor parte del día asean do cada rincón de la casa, concentrándose especialmente en aquellos lugares con mayor riesgo de acumulación de bacterias, como el baño o la cocina.
Algunos afectados por la compulsión utilizan constantemente productos de limpieza demasiado fuertes, e incluso los combinan indebidamente, pudiendo ocasionar daños en su organismo. Es común que cuando salen de su hogar piensen en que no dejaron todo lo suficientemente pulcro; algunos prefieren no salir para seguir en su infinita labor.
En cuanto a la higiene personal, para alguien con TOC el cuerpo siempre está contaminado, por lo que no es extraño encontrarse con gente que tiene una rutina muy específica y meticulosa para bañarse: tardan más de una hora haciéndolo y tienen que seguir el mismo orden siempre, o se duchan más de una vez al día. Otros optan por lavarse las manos una y otra vez. Son tantas las ocasiones en que lo hacen, que hasta llegan a dañarse la piel por el excesivo uso de jabón.
Regularmente, quienes tienen esta obsesión se rehúsan a estar en lugares que consideren peligrosos debido a la falta de control que tienen sobre su higiene.
Por ejemplo, tratan de evitar a toda costa los hospitales, baños y transportes públicos. También se mantienen lejos de animales y personas enfermas por temor a un contagio. Muchas veces, dichas acciones generan problemas interpersonales, sobre todo si se trata de gente cercana que puede llegar a sentirse ofendida.
CAUSAS
No hay una sola razón por la cual se desarrolle este o cualquier otro TOC, sin embargo, algunas de las posibles causas son:
Situaciones traumáticas. Se origina en la infancia cuando se atraviesan largos periodos de estrés deriva dos de circunstancias complicadas, como el divorcio de los padres o el fallecimiento de un familiar.
Falta de afecto. El desinterés, sobre todo si proviene de los cuidadores principales, crea inseguridades al infante sobre su entorno, las cuales buscará compensar de alguna manera.
Padres estrictos. Contrario al punto anterior, tener unos padres demasiado presentes y controladores provoca que los niños no se desarrollen con naturalidad.
Baja autoestima. Quienes padecen TOC por la limpieza suelen sentir que el aseo es lo único que son capaces de controlar, lo que les crea un sentido de valor personal distorsionado.
Perfeccionismo. Tener la creencia de que todo debe encontrarse en estado óptimo produce problemas de ansiedad.
SÍNTOMAS
Los patrones que más se repiten entre quienes tienen una obsesión por limpiar son:
• Necesidad de corroborar que todo se encuentre impecable.
• Urgencia por desinfectar objetos que no se limpian con frecuencia, como el celular, las llaves o tarjetas bancarias.
• Heridas en las manos que indican un excesivo lavado.
• Evitar reuniones o eventos en casa para que esta no se ensucie.
• Dedicar más de tres horas diarias al aseo doméstico.
• Restringir el acceso a los habitantes del hogar a áreas en concreto para evitar contaminarlas. No todos los afectados cumplen con cada una de es tas características, ni tampoco se presentan con la misma intensidad, pero lo importante es detectar cuando estas se vuelven un problema; es decir, cuando afectan las actividades diarias, las relaciones afectivas, las metas personales o las cuestiones laborales.
TRATAMIENTO
Posiblemente no hay una forma de curar por completo cualquier TOC, sin embargo, sí existen maneras de controlar los pensamientos obsesivos y las acciones compulsivas, evitando que dominen la vida del afectado. Dependiendo de la gravedad del trastorno será el tratamiento a seguir. Existen dos caminos a tomar; aunque suelen mezclarse, también pueden funcionar individualmente.
Medicamentos psiquiátricos. Ayudan a controlar los impulsos. Es común comenzar con antidepresivos. La dosis dependerá de la magnitud del problema, y a veces es necesario utilizar más de un fármaco.
Psicoterapia. La terapia cognitivo conductual resulta efectiva para muchos. En ocasiones se expone a los pacientes a situaciones donde no estarían por decisión propia, lo que se conoce como terapia de exposición.
Si ninguno de estos dos funciona, es posible recurrir a otro tipo de tratamientos menos populares y que deben ser aún más controlados, por ejemplo, la estimulación cerebral profunda, que consiste en insertar electrodos en algunas partes clave del cerebro, los cuales generan descargas eléctricas que ayudan a controlar los impulsos. Esta práctica es exclusiva para mayores de edad y muy pocas veces se aplica.
La estimulación magnética transcraneal es otra alternativa poco común. Se trata de una bobina que se coloca en el cuero cabelludo, muy cerca de la frente, la cual descarga pulsos magnéticos para estimular las células nerviosas del cerebro.
Sea cual sea el tratamiento recibido, siempre debe ser sugerido y supervisado por profesionales. Al principio, cualquier opción es difícil, pues significa enfrentarse a miedos muy arraigados, sin embargo, vale la pena intentarlo si se busca mejorar la calidad de vida, sobre todo si el TOC ya afecta de forma considerada la salud física y mental de quien lo vive. Los resultados deberían empezar a reflejarse en un lapso de aproximadamente tres meses después de haber comenzado a recibir atención especializada.
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