
EL SIGLO DE TORREÓN / Ramón Sotomayor
Tiene la voz empapada en versos. Olivia Lagunas está en el Teatro Nazas, frente al micrófono, con los poemas de Alfonsina Storni en la mano y su poética en la lengua. La actriz participa en un recital dentro del programa Territorio Lector, ciclo organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).
La integrante de la Compañía Nacional de Teatro indica que es la tercera vez que pisa el escenario de la calle Cepeda y la avenida Matamoros. Asegura tenerle cariño, haber dado allí todo de sí misma como actriz. Con el telón rojo de fondo, anuncia que leerá la poesía de Alfonsina Storni, una poeta nacida en Suiza en 1892 y fallecida en Argentina en 1938, tras suicidarse, luego de que las olas de Mar del Plata la envolvieran para siempre.
“¿Alguno de ustedes había escuchado hablar de Alfonsina Storni? ¿Sí? A ver, ¿quién? Alfonsina Storni es muy conocida por una canción que cantaba Mercedes Sosa: Alfonsina y el mar. ‘Te vas Alfonsina con tu soledaaad’. Y es una canción que habla sobre el suicidio de una mujer. Esa mujer era Alfonsina Storni”.
Y entonces, Olivia Lagunas saca a la poeta de las olas, la arropa en palabras para secarla y la revive al darle lectura. Ha elegido varios poemas de libros como El dulce daño (1918), Languidez (1920), Yo en el fondo del mar y Mascarilla y trébol (1938). Para iniciar, decide leer uno titulado ‘El silencio’.
“Nunca habéis inquirido / Por qué, mundo tras mundo, / Por el cielo profundo / Van pasando sin ruido? // Ellos, los que transpiran, / Las cosas absolutas / Por sus azules rutas / Siempre callados giran // Sólo el hombre, pequeño / Cuyo humano latido / En la tierra, es un sueño, / ¡Sólo el hombre hace ruido!”.
Así va Olivia Lagunas, atravesando el oleaje de una profundidad poética. Sus remos son su voz, su horizonte el breve pero atento público que se ha dado cita. Entre poema y poema interactúa con los presentes, les hace preguntas, los invita a reflexionar sobre lo escuchado. Tras poco más de 40 minutos y para finalizar, elige el poema ‘Miradas’, del libro Languidez:
“Mañana, bajo el peso de los años, / Las buenas gentes me verán pasar, / Mas bajo el peño oscuro y la piel mate / Algo del muerto asomará”. El poema tiene tono de despedida: “Seguiré mi camino lentamente, / Mi mirada a los ojos mirará, / Irá muy hondo la mirada mía, / Y alguien, en el montón, comprenderá”.
Y entonces, cuando la voz de Olivia Lagunas se silencia, la mirada de Alfonsina Storni vuelve a cerrarse.
GRANDES PASIONES
Lo dijo Federico García Lorca: “El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana”. Olivia Lagunas considera que la poesía estimula un gran campo imaginativo y que el hacedor escénico debe tener en claro el área lírica donde trabaja.
“Varias veces, para poderle demostrar a las personas estos estadíos humanos, estos cambios de sentimientos, emociones y todo eso, a veces las palabras no alcanzan y la poesía sí logra, en pequeñas frases, imágenes enormes. Y creo que eso es algo esencial para la actuación”.
La actriz ha terminado el recital y se alista para viajar a Durango, donde continuará con el ciclo de Territorio Lector. Habla a la grabadora bajo la lluvia de una luz cenital. Confiesa identificarse con las palabras versadas de Alfonsina Storni, reflejarse en ese mar de imágenes que en ocasiones chocan contra un arrecife de inseguridades.
“Al inicio dije que ella se consideraba una mujer fea, y ¿qué mujer no se considera fea? Nos han enseñado que eso tiene que ser un valor primordial en lo femenino. Así como a los hombres se les obliga ser exitosos y tener dinero, a las mujeres nos pega mucho el rollo de lo físico. Eso de entrada. Lo segundo es lo que tiene que ver con una persona introvertida en un mundo de extrovertidos. A mí me encanta actuar, pero creo que soy introvertida de clóset; convivir con tantas personas que son extrovertidas ha sido difícil”.
Olivia Lagunas tiene 46 años, la edad que Alfonsina Storni tenía cuando murió. Se ha percatado de eso, lo ha expuesto; le llega bastante. Si un actor tiene la oportunidad de vivir muchas vidas a través de su trabajo, al leer a un poeta también revive su voz.
“Yo creo que los poetas tienen la facultad de interpretar cosas que he vivido. No sólo lo que ellos han vivido, sino que cuando los lees dices: ‘¡Ah! ¡Claro! ¡Yo pensé eso! ¡Yo sentí eso!’. Cuando Alfonsina dice que ella camina en una multitud y se encuentra con los ojos de alguien… es que eso me ha pasado y ella lo puso en palabras”.