¿Pan francés integral? Una receta saludable que empieza a hornearse en Torreón
En las vitrinas de las panaderías laguneras, donde el pan se exhibe como joyas doradas recién salidas del horno, una nueva propuesta comienza a abrirse paso, el pan francés elaborado con harina integral. Con su corteza crujiente y su interior suave, este clásico se reinventa para ofrecer una opción más saludable sin perder su encanto tradicional.
Pedro Ávila Aguilera, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Panificadora (Canainpa) en la región, asegura que esta versión integral es más digerible gracias a la fibra que contiene, y que su sabor permanece prácticamente intacto.
“La gente no está acostumbrada, pero es una propuesta buena para seguirla”, comenta con entusiasmo, mientras revela que algunas panaderías ya están haciendo pruebas con esta receta, haciendo ajustes y logrando resultados que podrían marcar una nueva etapa en la panadería local.
La clave está en sustituir la harina refinada por una mezcla con fibra añadida.
“Es como la cerveza sin alcohol”, bromea Ávila, reconociendo que el cambio puede parecer radical para algunos, pero que no afecta el sabor ni la textura de manera significativa.
“Lo que se le quita es la harina blanca y se le adiciona la fibra para que sea más saludable”, explica.
Este pan integral tipo francés podría ser más amable con el sistema digestivo, lo que también responde a una creciente demanda de productos más nutritivos. En una región donde la diabetes y otros padecimientos relacionados con la alimentación son comunes, esta iniciativa representa un paso hacia una cultura del bienestar desde lo cotidiano.
Aunque aún son pocas, algunas panaderías locales ya están experimentando con esta receta. El pan integral tipo francés podría convertirse en una nueva estrella del mostrador, junto a las conchas, los cuernitos y los bolillos.
La idea no es reemplazar lo tradicional, sino ofrecer una alternativa. “Es una propuesta buena para seguirla”, insiste Ávila, quien ve en esta iniciativa una oportunidad para que los panaderos innoven sin perder su esencia. Es también una muestra de cómo la industria panificadora puede adaptarse a los tiempos, sin perder su vínculo con la comunidad.