
Pequeñas empresas
Se espera que el Congreso empiece a discutir una nueva reforma laboral que reduciría la máxima jornada semanal de 48 a 40 horas. No hay duda de que será una reforma popular, de esas que compran votos para los políticos. ¿Quién no quiere trabajar menos horas por el mismo sueldo? A la mayoría de las medianas y grandes empresas del país esto no les representará gran problema, pero para las pequeñas el golpe puede ser brutal.
Las pequeñas empresas han sufrido ya bastantes dificultades en los últimos años por una serie de políticas gubernamentales. El aumento al salario mínimo ha sido de 135 por ciento desde 2018; las empresas grandes pagan más, pero las pequeñas tienen más trabajadores con el mínimo. Les ha afectado también la duplicación del número de días de vacaciones, de seis a 12 en el primer año de contrato. Enfrentan problemas por los impuestos sobre las nóminas, un gravamen cuyo propósito parece ser castigar la creación de empleos. En la Ciudad de México en este 2025 se elevó este impuesto de 3 a 4 por ciento, un incremento de 33 por ciento. No sorprende que el 54 por ciento de las personas con actividades productivas laboren en la economía informal.
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