RECUERDOS DE LA SECUNDARIA
Precisamente fue en la secundaria que realicé en la PVC, Preparatoria Venustiano Carranza, frente al bosque, en los años 1969 a 1971, donde inició la idea de estudiar veterinaria. Recuerdo que me dirigía al centro de la ciudad en un autobús de la ruta "Torreón Jardín", cuando entonces existían. Casualmente me encontré con un joven mayor que yo, que vivía cerca de la casa; me cuestionaba sobre lo que estudiaría en un futuro. Realmente aún no me decidía, lo más probable era medicina, al igual que mi padre. Lo dije sin estar muy convencido de mi decisión. Aquel joven habló maravillas sobre la carrera de veterinaria, y era lo que precisamente se encontraba estudiando, al igual que dos hermanos de él también lo harían. En ese tiempo teníamos dos mascotas, "Sultán" y "Duque"; ya me apasionaban los animales. También lo que me llamó la atención fue cuando me dijo que era remunerativo ejercer como médico veterinario, así que pensé: "Me agrada la idea" (hasta la fecha no lo he comprobado). Fue entonces cuando nació la idea de dedicarme a la salud de los animales. Años después me di cuenta de que aquel joven no concluyó sus estudios; sus hermanos fueron colegas de antaño y excelentes amigos de ahora.
Todo este preámbulo viene por una serie de acontecimientos que me han recordado aquellos años maravillosos. Hace tiempo que no actualizaba mi currículum vitae, que nos solicita el Centro de Evaluación Nacional Veterinario para la certificación de la especialidad de perros y gatos, la cual tenemos que renovar cada cinco años. Al estar verificando las constancias y los años en que cursé mis estudios, desde la primaria hasta el último congreso de pequeñas especies de hace unas semanas, recordé que la secundaria fue una de las experiencias más significativas de mi vida. Vienen a mi mente pasajes inolvidables: en primer lugar, la gran diferencia del cambio de la primaria del Colegio Mijares a una enorme escuela del estado que era secundaria y preparatoria (de la niñez a la adolescencia), tener a varios maestros, no usar uniforme, salir y entrar libremente de la escuela, podíamos ir "de pinta" al bosque y hasta fumar sin que nos cuestionaran. Empezaba la televisión a color, ver en vivo al primer astronauta alunizando en el Apolo XI, las calculadoras de bolsillo, escuchar a conjuntos de la época como The Beatles y Creedence, cantantes como Elvis Presley, Leo Dan, entre otros que se encontraban en apogeo. Pertenecer al equipo de futbol americano "Apaches Dorados" de la PVC, la primera tardeada, los grandes amigos, el primer romance.
No cabe duda de que han sido inolvidables aquellas experiencias de la juventud, valores y enseñanzas que nos inculcaron nuestros padres y maestros, que dieron pauta para lograr al profesionista y al hombre de bien, reiterando su ejemplo generación tras generación durante décadas. Agradecer a todos aquellos catedráticos de antaño. Recuerdo a las maestras: Aréchiga, De la Rosa, Antolini, Miss Reyes, Castañeda, Reyna; y a los profesores: Wenceslao, Blas, De la Cruz, Becerra, Niño, Favela, Amaro, Darío, Speakman, Martell, Flores, El Toro, Villavicencio, Patiño, los Cueto, Ramírez, Artemio, Castañeda, Oranday, Meza, Ruiz, Sebastián, los prefectos Zafa, Rudi, Evaristo, al Burro y sus sabrosas "constelaciones" de 50 centavos.
Vivencias que, en el otoño de mi calendario, disfruto plácidamente, como las reuniones con mis hermanos, el encuentro de mis compañeros de primaria, los convivios con mis amigos del equipo "Apaches" de preparatoria y "Toros" de la facultad de veterinaria, celebrar con mis condiscípulos los años de profesión, disfrutar con excelsa alegría los campeonatos de mis Guerreros del Santos, y qué decir del regalo más grande que me ha otorgado el Señor al llegar a la vejez: ¡mis queridos nietos! Tantas vivencias hermosas, y cómo no estar agradecido por todas las bondades de una profesión que, aunque no sea un legado de riqueza, es la labor más hermosa que durante cuarenta y siete años me ha colmado de satisfacciones: devolver la salud a criaturas indefensas, convirtiéndome en el hombre más afortunado de la Tierra.
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