
(RAMÓN SOTOMAYOR)
Ambas llevan sus cámaras y tripiés por un sendero forjado de escombro. Caminan sobre la ribera de lo que alguna vez fue el cauce natural del río Nazas. Aún se pueden apreciar algunas paredes de tierra esculpidas por los siglos. Irónicamente, Elizabeth Pérez Alemán y Julie Ibarra Rossow se dirigen hacia un humedal que se extiende por ocho hectáreas, un oasis alimentado por aguas residuales en medio de la mancha urbana. A lo lejos emerge el copete verde de la vegetación: pinabetes, ahuehuetes, mezquites. Ellas miran hacia los movimientos surgidos en las copas de los árboles, en sus ramas, en el agua y en el cielo. Ellas vienen a observar a las aves.
Tras más de cuatro años de fotografiar juntas, Elizabeth y Julie decidieron publicar un libro con las imágenes que han logrado recopilar. La publicación, apoyada por la Secretaría del Medio Ambiente de Coahuila, lleva el nombre de 'Las reinas del charco' y será presentado el próximo martes 29 de abril, en punto de las 19:00 horas, en las instalaciones de El Siglo de Torreón (avenida Matamoros 1056 Poniente, Centro). Los comentarios correrán a cargo de la periodista Marcela Pámanes.
HISTORIA DE UNA AMISTAD
Cae la tarde en la frontera natural entre Torreón y Gómez Palacio. Las parvadas de patos arcoíris, palomas y chanates empiezan a surcar los cielos. Una aguililla de Swainson amaga con aterrizar en un nido. Elizabeth se apresura a apuntar con su cámara, pero el ave pasa de largo y se pierde en el horizonte. Mientras que Julie se ha instalado metros más adelante, donde ha divisado a una garza parada en un tronco sobre el agua verdosa de este humedal.
Se conocieron en la organización de Naturalistas y Observadores de Aves de la Comarca Lagunera (NOA), un grupo donde algunos integrantes son expertos y estudiosos en el tema; otros, como ellas, son aficionados, pero todos aportan sus evidencias fotográficas a las plataformas digitales de iNaturalist y eBird. Son mujeres que hacen ciencia ciudadana, preocupadas por este tipo de ecosistemas.
A Elizabeth y Julie las unió el gusto por la contemplación y las fotografías de aves. En medio de la basura atorada en la yerba y del olor pestilente, comenzaron a compartirse su entusiasmo, sus intereses, y poco a poco descubrieron la biodiversidad de ese charco: aves residentes, otras migratorias; además de reptiles, anfibios y pequeños mamíferos como liebres y roedores. ¿Cómo puede haber vida en un lugar con aguas contaminadas? Elizabeth se toma su tiempo para responder:
"Esa es nuestra gran pregunta. El agua tiene alimento, por eso están las aves […] Ahorita no huele nada desagradable, como que el vientecito ayuda".
Julie continúa su andar y coloca el tripié en un lugar que le parece idóneo. Frente a ella un gran cerro de escombros que intenta ser comido por la flora. En 'Las reinas del charco', escribe que ese mundo es su parque de diversiones, con plantas enraizadas en el suelo que se mecen por el viento. Es cautelosa, habla en voz baja, advierte que se debe hacer el menor ruido posible para no perturbar a las aves. En ocasiones saca su teléfono celular y mediante una aplicación registra sonidos como gorjidos, trinos, chirridos, gorgoritos, graznidos y silbidos, para conocer a qué especie pertenecen.
"Ahorita, la mejor luz es a esta hora y su posición también, de Gómez hacia Torreón, al río. Pero las observaciones de los nidos las hemos hecho más bien en la mañana. Una que otra vez en la tarde, porque no se nos acomodaba la posición del nido. Luego hay muchas ramas; escogemos el mejor punto de observación con relación al sol y principalmente las ramas".
El inventario de aves del charco arroja más de 130 especies asociadas al agua, rapaces, carroñeras, de perchas y terrestres. Por eso las mujeres lamentan la apatía de las autoridades y habitantes de la zona metropolitana, por permitir la descarga de escombro y basura en esta zona. Pero, al contrario de lo que se podría pensar, aceptan que la presencia de las aguas residuales ha provocado la existencia de toda esta biodiversidad. La petición, entonces, no es limitar las descargas, sino que el agua sea tratada y liberada con la menor cantidad de toxinas.
"Ambos municipios arrojan aguas residuales, no nomás Gómez ni nomás Torreón. Vemos los tubos de descarga y nos han tocado ver las descargas, escucharlas, olerlas", afirma Julie.
Su libro, 'Las reinas del charco' da prueba del alcance fotográfico de estas dos mujeres apasionadas por la naturaleza. Invita a maravillarse con la vida silvestre que aún existe en la zona metropolitana de La Laguna. Hay un sueño: recuperar el Nazas. En sus fotografías monjitas americanas descansando sobre el agua, cormoranes, aguilillas, cardenales y halcones en las ramas, y pájaros carpinteros agujerando troncos,
"Las reinas del charco surge precisamente tras convivir, somos casi vecinas y eso permitió que, teniendo el mismo gusto por las cosas, pudiéramos ir a un charco (que es el que se menciona en el libro) y visualizar toda la fauna y la flora que hay allí. Debido a que en ese momento teníamos la mayor parte de las observaciones de ese lugar, en el grupo nos empezaron a decir que éramos 'las reinas del charco'", cierra Julie.
El humedal de aguas residuales registrado por las fotógrafas se encuentra sobre el lecho del río Nazas, en los límites de Gómez Palacio y Torreón, a unos 500 metros al norte de la carretera a Santa Fe. Ellas mismas indican que hay otros charcos y humedales del mismo tipo sobre el lecho seco del Nazas. También a ellos asisten con sus cámaras y esperan hasta que algún pájaro extienda sus alas en el encuadre.
Los suscriptores interesados en asistir a la presentación del libro pueden comunicarse al 8717164514.
Presentación
Las reinas del charco
* Martes 29 de abril.
* 19:00 horas.
* Instalaciones de El Siglo de Torreón (avenida Matamoros 1056 Poniente).
* Reserva tu lugar al 8717164514.

AVES QUE HABITAN EN AGUAS RESIDUALES EN EL LECHO SECO DEL RIO NAZAS










