
ESPECIAL
La leche es uno de los alimentos que cuenta con varios nutrientes y que tiene grandes cantidades de calcio, que con las diferentes necesidades de los consumidores y a los cambios en sus hábitos alimenticios a lo largo del tiempo ha tenido una serie de adaptaciones que han dado diversidad en opciones y presentaciones.
Hay una gran variedad de presentaciones que responden a la demanda de quienes buscan menos grasa, opciones deslactosadas o formatos más prácticos para su consumo diario.
Para dar claridad en medio de tantas opciones, la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) utiliza la Norma Oficial Mexicana NOM-155-SCFI-2012, que establece cómo debe clasificarse la leche y otros productos lácteos en el país. Este marco regula aspectos como el tipo de grasa, los procesos de elaboración y si el producto contiene o no sabor añadido.
De acuerdo con la norma, la leche se clasifica primero por su contenido de grasa butírica. A esto se suma el proceso primario por el cual se produce, como rehidratada, reconstruida o deslactosada. Y todavía más: en el proceso secundario se definen las presentaciones que todos conocemos en el supermercado, como pasteurizada, ultrapasteurizada, evaporada, condensada, azucarada o en polvo.
¿Qué leches se pusieron a prueba y cuáles fueron los resultados?
Para comprobar que estas reglas se cumplen, PROFECO analizó 85 productos ultrapasteurizados en el mercado.
Los resultados fueron alentadores: todas las marcas respetaron el contenido neto declarado y cumplieron con los niveles de proteína, grasa, lactosa, caseína y sólidos no grasos.
¿Cuál fue la única leche que no cumplió con los requerimientos?
Sin embargo, la institución detectó un caso particular: la marca Lacti Lac, que se promociona como bebida láctea con grasa vegetal, pero por sus características se asemeja más a una imitación de producto lácteo combinado.
¿Cómo verificar la leche antes de comprarla según Profeco?
De cara al consumidor, PROFECO recomienda estar siempre atentos a lo que dicen las etiquetas.
No basta con ver la palabra “leche”; es necesario verificar si se trata de leche o de un producto lácteo con grasa vegetal, además de revisar la fecha de caducidad y el estado del envase.
También invita a revisar la información nutrimental para elegir la opción que mejor se adapte a cada necesidad. Una vez abierto el envase, la leche debe conservarse en refrigeración y mantenerse bien cerrada.
En casos específicos, como las personas con diabetes, es fundamental poner atención en los azúcares y consultar al médico antes de elegir qué producto consumir.